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Opinión

21 de Agosto de 2012

Valeska, Daniel y una historia que tiene que terminar

* El brutal ataque contra la joven Valeska Salazar por el simple hecho de ser lesbiana volvió a sacudir en lo más profundo a un Chile que aún no ha podido hacer justicia por la muerte de Daniel Zamudio y apenas a horas de que el Gobierno promulgara una Ley Antidiscriminación para proteger a personas […]

Julio Cezar Dantas
Julio Cezar Dantas
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El brutal ataque contra la joven Valeska Salazar por el simple hecho de ser lesbiana volvió a sacudir en lo más profundo a un Chile que aún no ha podido hacer justicia por la muerte de Daniel Zamudio y apenas a horas de que el Gobierno promulgara una Ley Antidiscriminación para proteger a personas como ellos de quienes ven en la diferencia una amenaza que merece ser erradicada como sea.

Las similitudes entre los casos de Valeska y Daniel abundan. A los dos los atacaron por su orientación sexual, los dos ya habían sido víctimas de golpes y amenazas en el pasado y los dos tuvieron que soportar el látigo de una sociedad que los rechaza simplemente por ser auténticos.

Cuando Zamudio murió después de haber sido torturado por horas y de sufrir por semanas, cientos de miles dijimos en Chile “Nunca Más”. Y aquí estamos otra vez. La diferencia entre ambos es simplemente la suerte. La moneda le arrojó cara a uno y cruz al otro. Pero la sociedad no puede depender de ello.

Tanto Valeska como Daniel son representantes, además, de una nueva generación que decidió salir del closet y vivir su vida tal cual es. Y es nuestra obligación como sociedad garantizarles ese derecho y protegerlos.

La promulgación de la Ley Antidiscriminación -que carga con la muerte anónima de muchos gays, lesbianas, bisexuales y transexuales- no es el fin de un proceso, sino que debe ser el inicio de un cambio cultural más profundo en el país.

Chile demuestra constantemente que es un país que se para junto al más necesitado, le da la mano, le pone el hombro y lo ayuda a ponerse en pie, como en la Teletón y con el terremoto del 2010. También ha demostrado ser un símbolo de prosperidad y desarrollo económico que ha servido de modelo de muchos de sus pares en Latinoamérica.

Pero si Chile realmente quiere entrar a las ligas de las grandes naciones desarrolladas, tiene que decir un NO claro y rotundo a estos crímenes de odio, erradicarlos de una vez por todas y educar a la sociedad para que abrace la diversidad.

Sin engañarnos, la Ley Antidiscriminación llegó gracias al esfuerzo de organizaciones civiles que remaron solas contra el poder de grupos religiosos y políticos que intentaron bloquear por siete años la iniciativa. Y sólo la aberrante muerte de Daniel Zamudio y la presión social derivada lograron doblegar a la intolerancia.

El bullying es hoy cosa de todos los días en las escuelas y las estadísticas muestran que la principal razón es la orientación sexual de los alumnos. Como consecuencia, Chile tiene actualmente la mayor tasa de suicidio adolescente de Latinoamérica y los jóvenes gays, lesbianas, bisexuales y trans, si no los matan como a Daniel Zamudio, son cuatro veces más propensos a suicidarse que sus pares heterosexuales y hasta ocho veces, si son rechazados por sus familias.

La sociedad civil ya está haciendo su parte. Todo Mejora (www.todomejora.org), la filial para América Latina de It Gets Better, una plataforma para combatir el bullying homofóbico y prevenir el suicidio adolescente, llegó en marzo a Chile para quedarse.

El Estado tiene ahora la obligación de impulsar políticas proactivas para sembrar desde la escuela, la familia y el trabajo la semilla de la aceptación por lo distinto, de la inclusión y de la igualdad: solo así lograremos ser verdaderamente un país justo y desarrollado.

*Presidente en Chile y América Latina

TodoMejora

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