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Cultura

16 de Noviembre de 2012

Cristina Lucas, la artista que le sacó la cabeza a Moisés y le pegó con una botella a Rousseau

La herramienta de Cristina Lucas es el video. Su técnica, el humor. Con estos, arremetió contra una estatua de Moisés, el gran padre de las tres religiones monoteístas que "además son machistas y patriarcales", e invitó a las mujeres a pegarle a Jean Jacques Rousseau para develar la filosofía sexista tras la filosofía política que sirve de base a nuestra democracia. En Chile, presenta su obra "Por la Razón o por la Plata", donde mata a la mujer que guía al pueblo en la famosa pintura de Eugene Delacroix para cuestionar la construcción del concepto de patriotismo.

Por

Cristina Lucas, artista española, vino a Chile a inaugurar la muestra “Por la Razón o Por la Plata” en el Museo de Arte Contemporáneo. La muestra es una sala oscurecida con un telón. En la pared derecha hay un mapa donde los nombres de los países son reemplasados por el nombre popular que le dan al dinero: Guita en Argentina, Bucks en Estados Unidos, Lana en México y así. En la izquierda, un mapa donde los países aparecen y desaparecen mientras en una esquina se van sumando años que marcan la historia de la humanidad. En el centro, el video La Liberté Raisonée, donde la pintura “La libertad guiando al pueblo” cobra vida y muestra un desenlace donde la mujer termina masacrada por el pueblo que la sigue.

La obra de Lucas siempre ha tenido algo de controversial. Ya sea, masacrando a símbolos del patriarcado o llenándose de engrudo, como en “Hacia lo salvaje”, donde recrea la expulsión de Teresa Heredia, una insurgente Venezolana que fue expulsada a Norteamérica.

Su visita contempla también la participación en un seminario organizado por la Facultad de Arte de la Universidad de Chile que ve las relaciones entre Video Arte y Política. Video Arte como un medio de expresión propio de nuestro tiempo. Y la política, como algo que cruza todo.

“La política es algo omnipresente, no me puedo imaginar ninguna actividad que esté apartada de la política. El video es un medio de expresión muy utilizado porque me parece que se corresponde con los tiempos que me toca vivir. Hay que hacer lo que tu tiempo te indique qué tienes que hacer. Tu momento que es el que determina la técnica, y por eso es tan importante poner el acento en que política es todo y video arte es una técnica intrínseca a nuestro momento presente” explica Lucas.

Entonces, tomas los elementos del capitalismo para producir algo distinto.
-No algo distinto, es la reflexión estética de tu tiempo. Eso es el arte y así ha sido siempre.

Acá se habla mucho de no caer en la politización, ¿pasa eso también en España?
-Hay algo de eso, pero es una pequeña confusión entre política y partidismo. La política es una forma en que los hombres viven en sociedad y el partidismo es una tendencia ya preasumida de cómo quieres ver las cosas. El partidismo de derecha o izquierda no es tan interesante para el arte porque el arte no es una herramienta que te haga botar un partido político. Es una herramienta que te hace pensar sobre la realidad política de tu tiempo.

No estás de acuerdo con un arte militante entonces.
-No, eso no es arte. Es propaganda.

Yo soy mujer

Además de la política, la obra de Cristina Lucas tiene un componente de género potente. “Es así porque yo no puedo evitar ser mujer”.  “Yo pensaba que eso no tenía trascedencia dentro de mi vida, hasta que me di cuenta que tenía toda la trascendencia del mundo, y me di cuenta con terror y disgusto. Yo pensaba que era un ciudadano como todos los demás y no era así. Había algo estructuralmente que hacía que el hecho de ser mujer se convirtiese en una especie de handicap”.

El trabajo de Lucas, que se encuentra en fotos, videos y algunos dibujos, cuestiona las lógicas del patriarcado. “El feminismo es igual a la democracia y el machismo es igual al patriarcado” dice la artista.

¿Cuál es el rol del feminismo hoy? Hay personas que lo dan por superado.

Hay momentos en los que hay sociedades y personas que no tienen nada que pelear, pero hay otras que sí. Hay una frase que dice “contar para que cuente”. Entonces hay que contar constantemente. ¿Cuántas mujeres hay en la universidad? ¿Hay mayoría de artistas femeninas que masculinos? ¿Más profesores que profesoras? ¿Cuántas mujeres hay en el gobierno? ¿Cuántas mujeres están en la casa cuidando a los chicos? Si hay un 50/50, las cosas están bien, pero si no, algo habrá que hacer.

Como un asunto de paridad de género.

Mira. El pasado gobierno socialista (en España) fue el primero que exigió que el gobierno fuese paritario. Y siempre la excusa es la misma “nosotros no queremos hablar de cifras, queremos hablar de talento”. Y mire usted, yo no me creo que todos estos ministros hombres sean súper talentosos, porque fíjese en qué situación estamos. Y si son todos unos destalentados ¿por favor no le importa al menos que sea paritario?

Y cómo defines al feminismo hoy.

Con respecto al feminismo hay una aclaración muy seria que hacer. Feministas son los personas que entienden que los ciudadanos son igual con respecto a sus derechos y sus obligaciones. Desde esa óptica, que es una óptica democrática, feminista es la persona, feminista no es el género.

Ser mujer no te hace necesariamente feminista.

Claro. Hay un montón de señoras machistas y hombres feministas.

Risa


¿Cómo abordas estos temas en tu obra?

Pretendo hacerlo desde el humor. Me parece que esconden tanto drama estas situaciones de desigualdad y violencia de género, y es una sensación estructuralmente dolorosa. Mi punto de vista suele ser siempre un punto de vista en el que cabe el humor.

¿Cuál es el valor que le asignas a la risa?

Desacraliza la tragedia. La tragedia es mal elemento de la reflexión. Cuando aparece la tragedia uno deja de pensar. El humor sí que es un gran consejero. Cuando uno puede reírse, normalmente se pregunta luego por qué se ríe.

Tu exposición en el MAC no es muy graciosa.

Es que ese no era el tema ahí. El tema es el nacionalismo. La exposición se llama “Por la Razón o por la Plata”, la reflexión era sobre cómo la súper idea del supernacionalismo, de la gran identidad que uno se ha construido y de la que se siente tan orgulloso no es más que una condición hecha a lo largo de lan historia que ha cambiado una y mil veces y que podrá seguir cambiando y que tiene un trasfondo básicamente económico. Si ese cuadro, La Libertad guiando al pueblo de Delacroix fuese en vez de una representación alegórica  una representación realista, la chica acabaría asesinada.

En otro de tus trabajos, “Habla”, destruyes una escultura de Moisés. ¿Por qué tanto odio?

No es una cuestión de odio, o sí. Es una cuestión freudiana. Decía Freud que hay que matar al padre para poder ser adulto, y eso es lo que hice. De todas formas está basada en una performance que hizo el propio autor del Moisés que es Miguel Ángel. La rodilla del original tiene una incisión. Cuenta la leyenda que se la hizo el propio Miguel Ángel, quien cuando acabó la obra, le dio un golpe a la estatua en la rodilla y le dijo “habla”. La estatua es maravillosa, claro. Pero no me importaba tanto la estatua en sí como la performance de Miguel Ángel. Entonces pensé que Moisés tendría que dar algunas explicaciones. En primer lugar, Moisés es el gran padre de las tres religiones monoteístas, que además son muy machistas porque son patriarcales. El patriarcado es una cosa que había que romper. Pero yo soy artista entonces también es una remodelación de la obra.

El uso del video responde a tu tiempo, pero ¿ves en el formato, además el valor de poder copiarlo y reproducirlo y que no sea único? Por ejemplo, tus videos podrían llegar a Youtube y ya perderías percepción sobre su alcance.

No, porque hay cosas que son para Youtube, otras que no. Siempre se ha podido reproducir más o menos las cosas, hasta las pinturas. Entonces hay que pensar en los derechos del autor y los derechos de la reproductibilidad de la obra. Entonces a menos que se equipare de alguna manera al sistema que ha generado la televisión o el cine, tenemos que buscar la manera de que el arte ofrezca una rentabilidad al creativo porque si no existe recompensa, no existirá el arte.

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