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Planeta

11 de Diciembre de 2012

Torres del Paine intenta recuperarse a un año de incendio que devoró 17 mil hectáreas

Casi un año después del incendio que quemó más de 17.000 hectáreas en el parque nacional de Torres del Paine, en la Patagonia, las autoridades y los ecologistas luchan para reforestar la zona y evitar nuevas catástrofes. El fuego, provocado a finales diciembre pasado de forma involuntaria por un turista israelí, dañó parte del ecosistema […]

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Casi un año después del incendio que quemó más de 17.000 hectáreas en el parque nacional de Torres del Paine, en la Patagonia, las autoridades y los ecologistas luchan para reforestar la zona y evitar nuevas catástrofes.

El fuego, provocado a finales diciembre pasado de forma involuntaria por un turista israelí, dañó parte del ecosistema de un área que poco a poco va recuperando su aspecto original, según los responsables de las tareas de recuperación de este diamante natural declarado reserva de la Biosfera por la Unesco.

“En el último año hemos aprendido que hay que dejar que la naturaleza haga su trabajo y eso es lo que estamos haciendo”, destaca a Efe Eduardo Katz, director general de la Corporacion Nacional Forestal de Chile (Conaf).

Según los informes de este organismo, de las 17.600 hectáreas que durante seis días se vieron afectadas por las llamas, cerca de 9.000 eran praderas magallánicas cuyos brotes verdes empezaron a crecer de nuevo a los pocos meses del incendio.

La misma suerte tuvieron las 6.000 hectáreas de matorrales que, a menor ritmo y después del frío invierno austral volvieron a brotar, constata la Conaf.

Sin embargo, unas 1.000 hectáreas de bosque autóctono quedaron totalmente arrasadas e irrecuperables. Por ello, los guardabosques del parque recibieron en marzo la visita de varios especialistas del parque nacional de Yosemite, en Estados Unidos, para intercambiar ideas acerca de cómo recuperar la zona afectada.

Además de dejar que la “naturaleza actuara”, la Conaf, con el apoyo logístico de la ONG “Reforestemos Patagonia”, emprendió una campaña para recuperar el bosque nativo dañado y concienciar a los turistas locales y extranjeros.

Así, desde mayo pasado esta asociación ha conseguido plantar más de 150.000 árboles nativos a lo largo y ancho de la Patagonia chilena gracias a las donaciones recibidas en su página web.

“Estamos contentos con las tareas de reforestación. Se ha reaccionado muy rápido con las medidas de seguridad y con los reglamentos de control”, subraya Matías Rivera, responsable de esta Organización No Gubernamental.

Precisamente, el cambio más relevante que se ha producido a raíz del incendio es el relativo a las normativas de seguridad.

El origen del fuego, un descuido de un joven turista israelí que quemó un trozo de papel higiénico en una zona no controlada por los guardabosques, alertó al Gobierno chileno, que se puso manos a la obra para reducir riesgos y evitar que se repitiera una catástrofe de estas características.

El pasado mes de noviembre se aprobó un plan de seguridad integral destinado a explicar mejor la normativa a los turistas y a reforzar el cuerpo de guardabosques.

Ello ha supuesto el cierre de campamentos ilegales y restricciones en el horario de uso de los senderos, de manera que ningún visitante puede hacer senderismo después de las seis de la tarde.

Asimismo, todos los turistas deben llevar en sus mochilas una etiqueta que acredita que su entrada en el parque fue autorizada.

Paralelamente, se ha duplicado el cuerpo de guardabosques de 50 efectivos a 110, con el objetivo de reforzar todas aquellas zonas que antes no estaban vigiladas.

“Ahora todos los visitantes tienen que firmar un acuerdo en el que se comprometen a caminar por los senderos autorizados, a no hacer fuego, a respetar los horarios y a acampar en las zonas autorizadas”, detalla el responsable de la Conaf.

De hecho, estas medidas ya están teniendo sus efectos y en noviembre cuatro turistas, también de origen israelí, fueron expulsados del parque por no cumplir las normas.

Según augura Katz, desde octubre hasta marzo próximo, época del año en que el parque recibe un mayor flujo de turistas, las amonestaciones aumentarán de forma exponencial.

“Como vigilamos mejor, se van a registrar más expulsiones durante el verano. La gente se tiene que ir acostumbrando a cumplir las nuevas reglas, así como a las nuevas formas de administrar el parque”, avisa.

El parque nacional de Torres del Paine es uno de los polos turísticos de Chile. Después del incendio, los cerca de 730 hoteles y restaurantes de la zona se vieron afectados.

Según cifras del Servicio Nacional de Turismo (Senatur), este año las visitas al recinto cayeron un 10 % en comparación con 2011.

Esta disminución se debe, según la directora de Sernatur, Jacqueline Plass, a una caída de las reservas de los turistas locales.

“El número de turistas extranjeros que entró en el parque de Torres del Paine durante 2012 fue exactamente el mismo que el año anterior. El problema que nos encontramos después del incendio es que los turistas chilenos no lo visitaron tanto”, dice.

Pero a pesar de ello las autoridades se muestran satisfechas porque las campañas para reforestar el parque están mejorando la imagen de “la joya de la corona” de la Patagonia chilena

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