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Opinión

13 de Diciembre de 2012

Editorial: MMXII

Este año, para The Clinic, será el año del cambio de oficina. Recién la próxima semana nos mudaremos, aunque hace meses que las estamos remodelando. Huele a vivienda definitiva. P.V. tuvo una hija. Se casó F.C. El Leo partió a Inglaterra. Theclinic.cl superó el millón trescientas mil visitas únicas mensuales, es decir, desde 1.300.000 computadores […]

Patricio Fernández
Patricio Fernández
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Este año, para The Clinic, será el año del cambio de oficina. Recién la próxima semana nos mudaremos, aunque hace meses que las estamos remodelando. Huele a vivienda definitiva. P.V. tuvo una hija. Se casó F.C. El Leo partió a Inglaterra. Theclinic.cl superó el millón trescientas mil visitas únicas mensuales, es decir, desde 1.300.000 computadores distintos, alguien ha visitado el sitio. La información inmediata se encuentra allí. Está convertida en una página muy viva. Frente a tanta rapidez, con P.V., nos hemos puesto a repensar el papel. El papel ahora invita a la lentitud, a la calidad, a lo duradero. Alguna vez fue el soporte más barato, la nave más eficaz para el transporte de lo instantáneo. El canillita gritando la noticia de última hora, era la máxima velocidad alcanzada por la información pública. Hoy son las noticias de último segundo las que nos sorprenden desde el ordenador. El papel está volviendo al árbol. Quien lo utilice, debiera viajar con él hacia el tronco, y hablar el lenguaje sosegado de las mecedoras a la sombra (se me vino este recuerdo de infancia) de un palto junto al canal. Para las prisas del espíritu están las tabletas y los teléfonos luminosos. Planeamos no alejarnos de la contingencia, pero sí de la ansiedad de dar cuenta de todo, siguiendo las pautas del alboroto. También hay risas intensas en el sosiego. Veremos qué resulta.

En cierto modo, hemos evolucionado al ritmo del país. La gente no está más pobre. Lejos de haberse producido un quiebre en la vida comunitaria, los chilenos hemos continuado recorriendo un camino, al parecer, prefijado. El murmullo de los movimientos sociales ha permeado la política nacional más de lo que queremos ver. Los candidatos deben responder ante temas que recién no estaban en la pauta. Los que hace tres años eran jóvenes promesas, ya forman parte de un repertorio anticuado. La mayoría de las caras que hemos visto durante los últimos veinte años, continuarán en circulación, pero ya empiezan a asomar hojas verdes entre las añejas. Serán candidatos Giorgio Jackson, Camila Vallejo, Karol Cariola, Iván Fuentes, Camilo Ballesteros, y otros varios nombres que no me sé. No hay ambiente para los agoreros de la revolución ni para los garantes del inmovilismo. La gente se ve tranquila, pero nerviosa. Avanzamos con incertidumbre. Suele ser así, pero nos vendría bien un descanso, fijar un nuevo acuerdo, cerrar un negocio. Subir al menos un piso el nivel del suelo. Saber que si caemos, ya no será tan abajo.

El silencio de Bachelet comienza a incomodar. Durante el 2012, han sido muchos sus silencios ruidosos. A estas alturas, ya no es el silencio de la discreción, sino el de la prepotencia. No se trata de pedir que ella salga a pavonearse, pero sí que dé señales de vida. De lo contrario, cunde la sospecha de la muerte, es decir, de la repetición infinita de lo conocido. Si no muestra las cartas nuevas de su naipe, habrá que resignarse a la idea de que vuelve con el mismo juego. Y de ser así, los enemigos del aburrimiento tenderán a buscar otras fiestas sorprendentes. Cosa paradojal, los miembros de la Fundación Dialoga –donde se reúnen sus incondicionales- no quieren conversar. “Amor de lejos, amor de pendejos”, dicen por ahí. Se echa de menos hasta que un seductor(a) te echa al olvido. ¿Qué se ama cuando se ama a Bachelet? ¿Un recuerdo? ¿Un fantasma? ¿La recuperación del poder perdido? Para mí que está estirando el chicle, ya desabrido, más de la cuenta.

La segunda mitad de este 2012, el movimiento estudiantil entró en reposo. Poco antes había tenido un rebrote por la rama de los secundarios. La Eloísa irrumpió como un viento fuerte. Aplicó un cambio de estrategia: de las grandes concentraciones pasó a las marchas comunales, y hubo un día con montones de municipalidades cercadas. Colorina, puntuda y lesbiana. Ni mandada a hacer. Otro nivel de atrevimiento. Con ideas aparentemente inconducentes, pero señeras. Cuando le dio por llamar a no votar, se sobregiró, y, de algún modo, su fuerza transgresora se vio infantilizada. Está por verse si vuelve la racha. Por el momento, el negocio educacional está mostrando solo sus gangrenas. Las coimas, la estafa, la sinvergüenzura. Segovia, el del fútbol, y también de la universidad SEK, cuentan que no se atreve a volver de un viaje. Estos templos del saber, con tal de ganar plata, engañaban a sus alumnos. La pregunta por la pertinencia del “lucro” en este terreno, más que nunca se está justificando. El silencio de los estudiantes deja oír con nitidez la crujidera del sistema. El próximo año, debieran volver a presionar para las elecciones.

Este 2012 comenzó con las protestas ciudadanas en Aysén, siguieron en Calama y, por estos días, en Freirina. Freirina es un pueblo al poniente de la autopista que mira a Vallenar. Alrededor, todo es desierto. Un poco más allá está el puerto de Huasco. En esa parte el valle es angosto –mis recuerdos son de 20 años atrás-, con cultivos de temporada, y Freirina un pueblo placidísimo, de esos en que nada puede pasar y donde a ciertas horas de la tarde, un zumbido de mosca es lo más ruidoso de la plaza. No sé si ahora, pero entonces tenía flores. Dos décadas más tarde, sus habitantes parecen enfurecidos. Echaron a los chanchos y sus purines quemando neumáticos con el rostro cubierto en la carretera. Varias comunidades pequeñas llamaron la atención nacional cortando arterias importantes los días de vuelta de un fin de semana largo. Fue un año de reclamos locales. La comunidad homosexual está próxima a celebrar la firma del AVP. Dicen que Chávez podría morir por estos días. La última foto suya que anda circulando lo muestra besando un crucifijo. Está por entrar al quirófano. Un ex dictador chileno hablaba del “cáncer marxista”. A propósito, este año reapareció el pinochetismo. Perdió en Providencia, pero sigue organizándose. Quieren resucitar el partido Avanzada Nacional.

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