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Opinión

21 de Diciembre de 2012

Dra. Cordero: “Los que creen son personas con un nivel intelectual que puede ir del retardo mental al retardo severo”

La doctora Cordero no está ni ahí con el fin del mundo. De hecho, cree que la gente que habla de esto son puros chantas, y que “todas estas situaciones son pasto de cultivo y comida para los chantas. Es como la pobreza para los de izquierda. Perdona, tu revista es media de izquierda, pero el día que se acaben los pobres se van a acabar los socialistas, se van a quedar sin tema”, dice. Sobre los que se creen el cuento y juntan agua y comida, es clara: “son personas enfermas”.

Melissa Gutierrez
Melissa Gutierrez
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De hecho, si fuera su último día, la doctora no haría nada distinto. Iría a trabajar como todos los días, quizás, dice, llevaría su tejido para controlar la ansiedad de la espera. De todas formas, no se arrepiente de nada y les manda un recado a los de Chilevisión, que se la cagaron cuando denunciaron con cámaras ocultas la supuesta venta de licencias médicas para el programa En la mira.

¿Qué actitudes ha visto en la gente a propósito de esto del fin del mundo?
Las reacciones que uno ve, yo como psiquiatra, te puedo afirmar que la excesividad, el dramatismo y la histeria, están directamente relacionadas con estructuras de personalidad más bien primitivas que se asocian a alteraciones del coeficiente intelectual. Habitualmente son personas con un nivel intelectual que puede ir del retardo mental al retardo severo. O sea, la gente que se deja llevar y se influencia por estas expresiones bombásticas y excesivas, tienen una organización cognitiva precaria por lo que son fácil presa de temores, de fantasías de destrucción, etcétera. Mientras más inteligente y evolucionada la persona, mucho más sobria su reacción frente al tema.

¿Qué papel cree que juega la religión en todo esto?
En el fondo yo te hablo desde mi religión, yo soy católica, apostólica, pero no romana, no me gusta mucho el Papa a mí. Desde mi religión, debo reconocer que me hice católica cuando tuve mi crisis de adolescencia. Entonces a mí se me presenta la religión como la oportunidad de sentir seguridad. Y yo no tengo ninguna vergüenza en reconocer que para mí, haberme hecho católica fue casi como un zapato ortopédico. No sé qué sería de mí si yo no tuviera fe. La fe no es un fenómeno racional, ni mucho menos la fe católica. A mí la religión me sirve porque como quiera que sea el evento que ponga fin a mis días yo estoy en los brazos de Jesucristo. Es súper cómodo, sí.

¿Por qué cree que pasa que una persona diga algo para que todos se vuelvan locos?
Porque hay mucho tonto. Perdona, es súper fascista lo que estoy diciendo, pero qué diablos, es lo que yo siento. Mi propia asesora del hogar he tenido que hacerle prácticamente una psicoterapia cotidiana, decirle: Bertita, tranquila. Ella no es tonta, es bien inteligente, es bien creativa, sabe cocinar rico, pero tiene un primitivismo, ella es de campo. Está llena de miedos y de oscuridades. Porque tú te contra argumentas y te tranqulizas tú misma en cambio estas personas no tienen argumentos porque no son cultos, no son lectores.

¿Tiene que ver con la educación?
Esta es la experiencia que te digo por haber sido médico de hospital estatal, probablemente un colega psiquiatra que trabaja solamente en clínicas privadas no estaría opinando como yo. Porque yo he estado en contacto con el pueblo chileno que obtuvo el triunfo en Yungay. Entonces yo conozco a mi pueblo, a mí no me vengan a contar que el pueblo chileno es muy inteligente, muy curioso, muy observador. A diferencia del pueblo argentino. Todas estas noticias son de mucho menos efecto en los argentinos que en nosotros. Y mucho menos en Perú. Y tampoco los mapuches, no les interesa este tema, están más interesados en matar gente o quemar camiones.

¿Se le ha acercado gente a pedirle consejos o ayuda?
No, fíjate. Porque como yo tengo un discurso tan antipático y me deben haber escuchado en la radio, debe darles vergüenza. Yo le diría: señora, váyase a hablar leseras a otro lado. No me haga gastar saliva. Por suerte Chile está en un punto interesante de que el populacho está más conciente y están rechazando a estas señoras Peña y todos estos chantas.

Pero hay gente haciendo bunkers, el humorista Lucho Arenas está juntando agua y hay harta gente haciendo cosas así.
Ahí me salgo de mi rol de entrevistada mediática y paso a mi condición de siquiatra. Yo creo que esas son personas enfermas, delirantes. Tienen delirios cósmicos, del fin del mundo. Y el señor Arenas, como se mueve en este mundillo, a lo mejor él debe ser un fumador de marihuana y la gente que se acerca a alucinógenos tiene una percepción delirante del mundo. No son normales. No son sanos. Él tiene un cerebro alterado neuroquímicamente. Espero que no me malinterpretes, estoy haciendo una descripción fenomenológica de su conducta, no lo estoy denostando. Estoy diciendo que todas estas personas que construyen bunkers están al borde de la psicosis, no es normal.

¿Qué consejos le daría usted a la gente, entonces?
No les podría dar ningún consejo porque son personas que no tienen capcidad de reflexión po, o sea, perdería mi tiempo. Te puede parecer muy poco humano y solidario lo que estoy diciendo pero yo creo que hablarle a esas personas es como hablarle a la pared. La gente entre más tonta, más influenciable es. No tienes una opinión propia. Casi no tienes identidad. Imagínate el Omarcito Gárate con sus pulseras, tenía una cáfila de viejas retardadas mentales que lo seguían. Es muy duro lo que te estoy diciendo, pero esa es la firme.

Si se acaba el mundo, ¿habría algo de lo que se arrepiente?
Es que todas las embarradas que he hecho, me he disculpado con las personas. Estoy siendo un poquito indiscreta. Este comentario sobre todo a mi hijo mayor le va a molestar, pero yo después que me separé llegué a un punto dentro de una terapia en que me di cuenta de que no había sido todo lo seria y cuidadosa en mi relación matrimonial. Entonces le mandé una carta, que no me contestó, pero supe por otras expresiones que él había acusado recibo de mi carta. Ahí yo le decía eso, que yo deploraba mucho no haber cuidado nuestra relación, porque era lo mejor que me había pasado en materia de amor.

¿Qué le diría a las personas que le han hecho daño a usted?
Los que más daño me han hecho fueron los de Chilevisión. Que después de mucho pensarlo y retomando el discurso de la iglesia católica, yo los he perdonado setenta veces siete. Pero creo que son muy malas personas, que eso no se hace. Nosotros no vinimos al mundo a hacer el mal. Dios o la evolución de la especie nos dotaron de una serie de características que nos hacen “ser superiores” y de repente nosotros no lo demostramos. Son mucho más superiores los animales. O sea, yo me pregunto la gente que uno ve todos los días, la indiferencia que tienen frente al dolor ajeno. Entonces a los que me hicieron mal, que son los de Chilevisión yo les digo que los perdoné, pero que me paguen mi indemnización de 55 millones que me deben. Que no sigan haciendo más mal.

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