Amnistía Internacional dice que policía brasileña no está preparada para contener protestas

La asesora de Derechos Humanos de la organización Amnistía Internacional en Brasil, Renata Neder, dijo hoy que la Policía brasileña “no está preparada” para hacer frente a las protestas que vienen sacudiendo al país desde la semana pasada y que es necesario trabajar para capacitarlas.

Neder manifestó en una conversación telefónica con Efe “una cierta preocupación” por el aumento de la violencia en las protestas que se desarrollan por estos días en todo Brasil, “especialmente por parte de la Policía” en el control de las marchas.

“Claramente es una falta de preparación, de saber cuál sería el papel que debería adoptar la Policía” a la hora de trabajar en manifestaciones pacíficas, aseguró la asesora, quien recordó que este tipo de protestas no se ven en Brasil desde hace más de 20 años, cuando, en 1992, los brasileños salieron a la calle para pedir la dimisión del entonces presidente Fernando Collor de Mello.

Las protestas en Brasil comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, contra la subida de las tarifas de transporte público, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación pública, y críticas a los elevados gastos del Gobierno para eventos como el Mundial de fútbol de 2014.

Las protestas de ayer movilizaron a más de un millón de personas en cerca de 80 ciudades y terminaron en actos violentos en ciudades como Brasilia y Río de Janeiro por enfrentamientos entre policías y manifestantes.

“El papel de la Policía no es reprimir, sino facilitar las manifestaciones pacíficas y no intentar dispersarlas”, dijo Neder, quien también consideró que “las autoridades tienen un papel importante para entrenar y formar”, a la vez que denunció el posible uso de armas de fuego por parte de los policías en las protestas.

La asesora recordó que Amnistía Internacional tradujo esta semana al portugués una “guía de buenas prácticas” para la vigilancia policial en manifestaciones, que la organización había publicado en 2012 a partir de las protestas por la crisis económica en el hemisferio norte.

Entre las recomendaciones destacan las de reducir las tensiones de violencia y la de reducir el uso de armas como gases lacrimógenos o balas de goma.