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Poder

23 de Junio de 2013

La cueca en pelotas: jefe de seguridad de Facebook se fue a trabajar al espionaje gringo

Se llama Max Kelly. Pudo hallar pega en google, en twitter o en cualquier otra red social con millonarias ganancias para su bolsillo, pero el complot pudo más. Y se fue en 2010 a la Agencia Nacional de Seguridad, NSA por sus siglas en inglés. Es decir lleva casi tres años viéndole al mundo las de abajo. Kelly era nada menos que el encargado de impedir que la información de los usuarios llegara a los sapos de siempre. De acuerdo a la información revelada hoy por el diario El País, las relaciones entre la NSA y Silicon Valley son carnales y, por cierto, económicas. Se cumple así el chiste interno de los espías gringos: “Confío en Dios, vigilo a los demás”. Si ve a Kelly por ahí, dígale lo que estime conveniente, pero sapo c... es una buena alternativa.

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Nada que hacer. Los vínculos de Silicon Valley con el espionaje de Estados Unidos son rudos, duros y afiatados. Vigilan los datos de todos los usuarios de Facebook, Gmail, Twitter y vaya a saber qué más. Ni tontos ni perezosos, reclutan gente a diario, como sucede con todos los servicios de la tierra. Hay reclutamientos formales, pero secretos, como por ejemplo el encargado de mantener activas las password.

Sin embargo hay otros, igual de secretos, pero formales, con contrato del estado y todo. El ejemplo más concreto y más reciente es el ex jefe de seguridad de Facebook Max Kelly, que en 2010 pudiendo irse a cualquier transanacional de las comunicaciones digitales a ganar millones y millones prefirio el complor, el secreto y la conspiración. Se fue nada menos que a la Agencia Nacional de Seguridad, la misma que saltó a la palestra hace algunas sdemanas, cuando uno de sus analistas –Edward Snowden- reveló que sapean todo lo que hacemos, no importa hora ni lugar.

“Pese a las afirmaciones de las empresas de que solo cooperan con la agencia cuando se ven legalmente obligadas a hacerlo, representantes actuales y pasados del sector dicen que las empresas, a veces, forman equipos secretos de expertos para estudiar las maneras de cooperar más a fondo con la NSA y hacer que la información de sus clientes esté más al alcance de la agencia. Lo hacen, según esos representantes, porque quieren ser ellas mismas las que controlen el proceso. Además, sufren presiones sutiles pero enérgicas de la NSA para facilitarle el acceso”, señala el diario El País de España.

De acuerdo a un reportaje, la NSA es uno de los mayores clientes de Silicon Valley, así que esas “políticas de privacidad” que pueden leerse en los sitios donde se los usuarios arman sus cuentas, sencillamente valen callampa. Nadie las cumple y la inversión del gobierno no es menor: entre 6.000 y 7.500 millones de euros al año.

Ray Wang, analista de tecnologías y director ejecutivo de Constellation Research, con sede en San Francisco asegura que “existen muchas conexiones, porque los especialistas en datos y las personas que construyen estos sistemas poseen numerosos intereses comunes”.

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