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Opinión

25 de Junio de 2013

Entrevista a Tomás Moulian: “Somos un país conformista, aceptamos golpes sin protestar”

El sociólogo más influyente en la historia reciente del Partido Comunista, asegura que el partido de "apresuró" en apoyar a Michelle Bachelet, con lo que dejará de representar a las fuerzas de izquierda para pasar a ser parte de un proyecto político de centro izquierda. Además, asevera que con la conformación de la Nueva Mayoría, la tienda presidida por Guillermo Teillier ratifica su rol histórico de alianzas que comenzó con los frentes populares a fines de los años 30'. Según su visión histórica, en un probable futuro de la abanderada socialista habrá chances para el "progresismo", en la medida que se llame a una asamblea constituyente.

Richard Sandoval
Richard Sandoval
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Tomás Moulian es un referente intelectual histórico para el Partido Comunista y el mundo de izquierda en general. En los noventa, fue el hombre que conceptualizó el nuevo Chile del consumo, con obras como “el consumo me consume” o “Chile, Anatomía de un mito”. Hace semanas, antes de que la tienda presidida por Guillermo Teillier definiera su apoyo a Michelle Bachelet, el director de publicaciones de la Universidad Arcis abogó por que la tienda respaldara a Marcel Claude. Hoy, con la hoz y el martillo trabajando codo a codo con la ex presidenta, el sociólogo hace su juicio de la realidad política actual y proyecta cómo serán los gobiernos “progresistas” que podrían venir.

Además, el precandidato presidencial del 2005 relata cómo ha evolucionado el país de los “jaguares de Sudamérica” desde aquellos tiempos en que el mall revolucionó nuestra cultura; a la que califica de “cobarde” y “tímida” a la hora de compararla con el convulsionado Brasil de estos días.

Estas son las sentencias de Tomás Moulian desde una banca de la plaza Yungay.

-Usted estaba a favor de que el PC se la jugara por Marcel Claude, como “candidato de izquierda”, ¿Cuál es su análisis de este apoyo que finalmente el Partido Comunista le da a Bachelet?

Yo creo que fue absolutamente prematuro. Y digo prematuro, no en general, sino prematuro respecto a los propios intereses políticos del Partido Comunista, porque cuando recién se conocen fragmentos de los programas, dar el apoyo me parece que le quita al Partido Comunista capacidad de negociación. Yo por eso pensaba que era mucho más lógico que el Partido Comunista hiciera un gesto de izquierda, de modo de permanecer como una fuerza de izquierda, y no convertirse con esta asociación con la Concertación en una especie de fuerza de centroizquierda, como yo creo que deviene el Partido Comunista con este tan temprano apoyo.

-Entonces, ¿el Partido Comunista deja de representar a las fuerzas de izquierda?

Yo creo que sí, que hay ahí un espacio vacío o llenado por fuerzas muy pequeñas, entre las cuales están algunos partidos nuevos que han ido surgiendo, y el Partido Comunista se convierte en la izquierda de la alianza de la Concertación.

-¿Y qué pasa con las candidaturas parlamentarias de jóvenes comunistas, como Camila Vallejo”

Encuentro que eso es positivo, no veo por qué no va a hacerlo, sobre todo si tiene posibilidades de triunfar. Me parece que esos jóvenes hacen bien en tratar de tener poder político, puesto que la lucha por el poder ha sido siempre uno de los objetivos de la política, siempre que esta lucha por el poder se haga tras un proyecto, y los comunistas siempre han tenido un proyecto; ahora no se habla mucho de él, pero a mí me parece bien que estos jóvenes además militen en partidos políticos. Estoy por reivindicar a los partidos políticos.

-Hace un tiempo el historiador Gabriel Salazar criticó a Camila Vallejo, diciendo que era manejada por “los viejos del partido” y que “no es un gran líder político: no es tonta y habla fluido, pero hoy cualquier cabro de secundaria habla fluido”; ¿qué piensa de esa opinión?

Me parecen que son declaraciones de una persona que tiene una posición frente a la política y esta es una posición de rechazo, incluso de rechazo a la Unidad Popular. Entonces, no me extraña que él tenga esas opiniones, pero no me parece que sean atingentes.

EL ROL DEL PC EN LA HISTORIA

-En el sentido más estratégico, desde el punto de vista histórico de lo que ha hecho el PC de conformar bloques mayoritarios y “progresistas”, ¿usted cree que hoy la colectividad está jugando un rol histórico, más allá del juicio “ético”? ¿está desarrollando una estrategia política correcta?

Bueno, el Partido Comunista quedó fuera de las alianzas políticas como consecuencia de su posición al final de la dictadura, donde formuló la tesis de la rebelión popular de masas, y que lo llevó a participar de Carrizal Bajo -la internación de armas-, y del atentado a Pinochet. Y eso lo dejó fuera de las alianzas y ahora está haciendo un esfuerzo por volver a entrar. El Partido Comunista siempre ha sido partidario de alianzas amplias, como usted lo dice, digamos eso desde los frentes populares en adelante. Y me parece bien que el Partido Comunista permanezca dentro de esas posiciones y que ahora aspire a formar parte de los nuevos gobiernos. Eso me parece que se condice con la tradición histórica del Partido Comunista, sólo quebrada con la rebelión popular de masas.

-En el análisis más simbólico, si se quiere, ¿qué significa que el Partido Comunista salga del subterráneo en que estuvo metido en esta última etapa democrática y que hoy aparezca con altas posibilidades de entrar al gobierno? ¿qué significa eso para la política del país?

Creo que permite que se contemple el arco de partidos con posibilidades de gobernar. Hasta el momento esta especie de aislamiento del Partido Comunista en una izquierda extrema, creo que era malo para el sistema político chileno, y malo para el Partido Comunista y malo para la Concertación.

-¿Y cómo ve esta rareza histórica de una alianza del Partido Comunista con la Democracia Cristiana? ¿Es tan raro en estos tiempos?

Diría que en la historia política de Chile es raro. Incluso es raro la alianza de la Democracia Cristiana con el Partido Socialista. Lo que pasa es que ella ya viene desde 1989, entonces nos hemos acostumbrado. Pero todos los esfuerzos de Allende por llegar a acuerdos con la Democracia Cristiana fracasaron, y este fracaso llevó al golpe militar. Entonces, ahora se vuelve a la posibilidad que el Partido Comunista forme parte de una alianza amplia y eso me parece positivo para Chile”.

-Podríamos decir que a ojos de Salvador Allende esto no sería extraño, sería una estrategia política correcta.

Sí, exactamente.

-¿Qué diría Salvador Allende de la alianza actual del PC con la DC?

Salvador Allende estaría de acuerdo. Fue lo que él intentó, porque se dio cuenta de que la necesidad de atraer a la Democracia Cristiana podría salvar a Chile del golpe. No se consiguió en ese momento; creo que es bueno que se consiga ahora.

-¿Qué piensa de esta ola de declaraciones desde la derecha y el empresariado, que anuncian que el país se va a derrumbar y que prácticamente se viene el caos político? Hermógenes Pérez de Arce dice que se viene la cuarta anarquía.

Bueno, me parece que son los murmullos de una derecha reaccionaria, que habla sin datos, sin información, con puros prejuicios. Yo creo que, al contrario, el ingreso del Partido Comunista a una alianza gubernamental da mayor estabilidad al sistema político. No hay nada parecido al camino a una anarquía en la situación actual.

-Desde el punto de vista de su trayectoria como historiador político, ¿cuál es la definición que usted le daría a esta probable nueva alianza de gobierno? algunos lo han calificado como una apuesta progresista e incluso desarrollista. En esos términos, ¿cómo lo ve usted?

Si es que este gobierno significa una asamblea constituyente y una nueva constitución, y la discusión de una nueva constitución, me parece muy positivo. Si la participación de los comunistas no da lugar a cambios más o menos importantes, me parecería entonces que los comunistas cayeron en una especie de trampa, y que su participación es sólo simbólica. Y por eso es que me parece que haber apoyado tan tempranamente a Bachelet es algo prematuro, porque le resta al Partido Comunista la posibilidad de imponer algunas de sus tesis, como la asamblea constituyente, que me parece es muy importante.


COMO HEMOS CAMBIADO

-Desde el prisma cultural, ¿cómo ha cambiado Chile desde su libro “Chile, anatomía de un mito”, que describía al país del mall que se abría al consumo maravillosamente?

El capitalismo neoliberal, que impone la dictadura y continúa la Concertación con algunas correcciones ha tenido éxito en el desarrollo capitalista chileno. Pero los desarrollos capitalistas en todas partes, más o menos, tienen problemas en la repartición equitativa del ingreso. Y en Chile eso está sumamente marcado, más que en otros países que han tenido más o menos los mismos desarrollos. Y eso muestra que aquí tenemos una clase empresarial sumamente egoísta, que no se preocupa verdaderamente de la justicia social y eso convierte a Chile en uno de los peores países en distribución de la riqueza del mundo, cercano a los países africanos.

-¿Y culturalmente cómo se refleja eso?

Se grafica en que somos la sociedad de las tarjetas de crédito, de la deuda, donde los ciudadanos -que son tentados además por un mercado sumamente desarrollado- gastan más de lo que se debe. Hay consumismo. Por lo tanto, el ciudadano está enfrentado a tener que obsesionarse por el trabajo, porque necesita siempre dinero excedente para pagar el crédito que se puede contraer con una facilidad absolutamente sorprendente. Usted va al supermercado, paga con Redcompra y le preguntan si quiere a plazo o al contado. Entonces, estos facilitadores del consumo, como las tarjetas de crédito, tienen en Chile un papel absolutamente central, pero causan agobio, estrés y alineación a los ciudadanos.

-¿Y el chileno como individuo se sigue creyendo el jaguar de Latinoamericana, como usted decía en los 90?

Los chilenos hemos tenido siempre una soberbia de país, que en algún momento tuvo justificación. Éramos uno de los pocos países democráticos de América Latina, junto con Uruguay y Costa Rica. Pero Uruguay y Chile fueron feroces dictaduras, entonces deberíamos tener un recuerdo más global, un recuerdo que también incluyera ese período nefasto de la dictadura terrorista con un proyecto neoliberal.

-¿Usted cree que en 2011 “Chile cambió”?

Bueno, hubo cambios y ese cambio tiene que ver con las movilizaciones. Y tienen que ver, por lo tanto, con el fracaso del gobierno de Piñera, que ha sido un gobierno convencional, donde no ha pasado demasiado, y lo más importante que ha pasado ha venido desde los opositores. Las movilizaciones estudiantiles, que tienen su peak el año 2006 y que siguen repitiéndose, son las que le dan movimiento a la política y a la sociedad, que es una sociedad silenciosa si uno la compara, por ejemplo con Argentina, o con el Brasil de este momento, donde los ciudadanos salen a las calles para discutirle a un gobierno progresista, como el de Dilma Rouseff.

-Incluso el Partido oficialista, con Lula a la cabeza, llama a sumarse a las marchas. ¿Eso es imposible en Chile?

Imposible.

¿Somos más respetuosos, o más qué?
Más cobardes, más tímidos diría yo. Tímidos es la palabra. Somos un país conformista, por una parte, y por otro un país tímido, donde aceptamos golpes sin protestar.

-Y por qué este país “tímido”, apocado, pudo constituirse con la Unidad Popular quizás como el pueblo más revolucionario de Latinoamerica?

Porque el país estaba partido en dos. La mitad estaba con la Unidad Popular y la otra mitad con la oposición.

¿O sea que una Unidad Popular puede volver a ocurrir?

Sí, puede volver a pasar, pero no hay ningún síntoma de que pase, porque después de 1989 lo que hemos tenido es una derechización de la izquierda socialista.

EL CHILE QUE VIENE

-Citando a Salvador Allende, ¿usted tiene fe en Chile y su destino, en el sentido de que los próximos gobiernos representen un cambio que beneficie al pueblo?

Diría que los gobiernos de la Concertación se pueden definir como los definió Manuel Antonio Garretón en su último libro: ‘neoliberalismo corregido; progresismo limitado’. Eso han sido los gobiernos de la Concertación. Entonces yo no espero del gobierno de la Bachelet grandes cosas. Lo más grande que podría hacer el gobierno de Bachelet es cumplir con la promesa de una asamblea constituyente. O sea de que Chile discuta sobre sí mismo. Eso sería sumamente interesante”

-¿O sea que hay opción para el progresismo?

Hay opción para algunos gestos progresistas, sí. Pero veo poca opción para correcciones a fondo de las políticas económicas que se dibujen en una dirección nacional popular. Eso lo veo menos posible que poner en práctica una asamblea constituyente, porque como te digo sería una gran cosa porque los ciudadanos podríamos conversar sobre Chile.

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