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Opinión

2 de Agosto de 2013

Francisco Moraga: El chico del café

“Acá en el centro todos me conocen, porque llevo 15 años vendiendo café. Mi ruta es Paseo Ahumada, calle Estado, Alameda y Paseo Puente. Desde las seis de la mañana, hasta las once y media de la noche. Entrego en oficinas, tiendas, puestos de vendedores callejeros, lustrabotas, kioskos y locales comerciales como La Polar o […]

Francisco Arias
Francisco Arias
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“Acá en el centro todos me conocen, porque llevo 15 años vendiendo café. Mi ruta es Paseo Ahumada, calle Estado, Alameda y Paseo Puente. Desde las seis de la mañana, hasta las once y media de la noche. Entrego en oficinas, tiendas, puestos de vendedores callejeros, lustrabotas, kioskos y locales comerciales como La Polar o Entel… toda la mano.

Soy el que vende la mejor mercadería, por eso es que todos me prefieren a mí, por la higiene y por la tremenda pinta que me gasto.

Ando con dos termos que hacen cinco litros de agua. Vendo unos seiscientos cafés al día. También ofrezco leche, milo y sopa. El café lo vendo a conciencia. Si no tienen; hasta con cien pesos lo suelto. De repente yo sé a quién darle, porque no voy a andar dándole un café a un compadre que tiene pa’ andar tomando, pero si a un indigente que realmente se lo merece. Muchas veces no me lo piden, me nace a mí. Por eso la gente me quiere.

En la calle uno arriesga harto. Alguna vez me han querido asaltar, incluso una vez me pusieron una puñalada. No alcancé a cachar nada, porque si me daba cuenta antes, al compadre me lo hubiese comido vivo a combos, por el puro estado físico que tengo. Esa vez yo estaba vendiendo una leche con milo y de repente me comí una puñalada en los pulmones, estuve quince días en el hospital, tomando suero. En esos casos uno se tiene que enfrentar nomás, porque trabajando en la calle no podí andar acusando a Carabineros, o si no todos te andarían tratando de sapo. Yo arriesgo todos los días, porque todos los días manejo plata y no faltan los volaos o los angustiaos que te quieren llevar la parte y no podí dejarte pasar a llevar, porque o si no te tiraste y te van a asaltar todos los días, así que tení que tener cuero e’ chancho no más. Si te pegaron o pegaste, tení que morir calladito.

Antes también tenía atados con los carabineros, que me decomisaban el carro, pero ya llevo dos años con permiso. Antes, cuando los pacos me querían quitar el carro, yo lo daba vuelta, care´palo, para que ellos no aprovecharan mi mercadería. Porque es un abuso regalar algo que a uno le costó tanto sacrificio. Una vez, caleta de gente ahí en el Paseo Ahumada me defendió de los pacos para que no me llevaran. Los polis me arrastraban por el suelo y toda la gente defendiéndome. Desde esa vez que la Municipalidad me dio el permiso ¿Por qué alguien podría creer que con esta pintita yo podría ser un delincuente? Si yo ando siempre elegante, porque entrego café a gente de prestigio, a oficinas o a locales comerciales en donde no me van a aceptar que entre mal vestido. Tengo cuatro ternos y a veces también ando de smoking y humita. Ese es mi prestigio. Para el 18 de septiembre ando de huaso elegante y cuando juega Chile ando con un bombo arriba del carrito.

Lo que yo necesito ahora es un auspiciador. Porque trabajo con diferentes productos y me gustaría poner publicidad de ellos en mi carrito. Por ejemplo trabajo el Nescafé Gold y el té Lipton, cualquiera de esas marcas podría auspiciarme y así yo les daría prestigio a ellos.

Encuentro que Chile está más tranquilo. Ya no es como antes, cuando el centro parecía maratón, con todos los lanzas que pasaban corriendo. Ahora hay más resguardo, aunque de repente los polis se ponen tontos, te fiscalizan varias veces al día y eso que el señor Piñera dijo que iba a mandar contingente policial para los delincuentes y no para nosotros, los microempresarios.

Para estas elecciones no voy a votar por ningún culiao, porque todos valen callampa”.

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