Desde que llegó a Chile, en la última semana de marzo, las ideas programáticas fueron el foco de atención sobre la candidata presidencial de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet; quien desde siempre fue la favorita en las encuestas. Tanto dentro de su coalición, como desde la oposición, los dardos apuntaron a cuánto más o menos […]
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Desde que llegó a Chile, en la última semana de marzo, las ideas programáticas fueron el foco de atención sobre la candidata presidencial de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet; quien desde siempre fue la favorita en las encuestas. Tanto dentro de su coalición, como desde la oposición, los dardos apuntaron a cuánto más o menos osados eran sus pronunciamientos sobre los más diversos temas.
Así, la ex presidenta fue entregando por capítulos sus ideas generales sobre lo que hará –si es electa- en temas como reforma tributaria, educación o salud. Sus anuncios, casi siempre realizados desde su comando, causaban gran expectación en la campaña de primarias y eran objeto de la crítica de todos los colores políticos. Hasta ayer, sin embargo, los vacíos en una serie de áreas eran latentes; y ya comenzaban a incomodar a su equipo de campaña cuando faltan apenas tres semanas para la primera vuelta de la elección presidencial.
No contar con un programa de gobierno ya era insostenible, y obligaba al comando de Evelyn Matthei y al de Marco Enríquez-Ominami a evidenciar las diferencias dentro del búnker de calle Italia, en definiciones como las constitucionales y valóricas, que retrasaron la entrega del documento de más de 200 páginas publicado en el sitio web de la ex directora de ONU Mujer.
El texto, ratifica lo adelantado por el jefe programático, Alberto Arenas, sobre la preeminencia de tres ejes: la reforma tributaria, la educacional y la nueva constitución.
“Mucho se ha hablado de la demora de nuestro programa a pesar que hemos adelantado varias medidas. Este es un programa participativo, no entre cuatro paredes, no entre amigos, y esa manera de hacer las cosas demora”, dijo Bachelet. “Está pensado para abrir un ciclo histórico en nuestro país y tenemos que hacerlo juntos, tenemos la voluntad de dialogar, de ser diversos, de incluir sin que nadie quede afuera, sin que nadie quede atrás”, remarcó desde un viejo teatro de Santiago.
En lo concreto, el documento ratifica la importancia de aumentar la recaudación tributaria desde las empresas de un 20% a un 25% -con el término del FUT hacia el cuarto año- para permitir la gratuidad universal en la educación; además del aumento de establecimientos y cobertura parvularia; el incremento en el financiamiento de colegios y universidades públicas; la construcción de dos nuevas universidades –O’ Higgins y Aysén- y de CFT estatales en todas las regiones del país; la desmunicipalización y el fin del lucro y del financiamiento compartido de forma progresiva.
A eso se suma por fin la presentación del bosquejo de la nueva constitución, marcada por la relevancia de los derechos ciudadanos, como el derecho a la vida y la reproducción; y políticos, como el fin del binominal y el término de las súper mayorías para cambiar leyes constitucionales. El método de reforma continúa abierto, y esperanzado en los doblajes parlamentarios, con la condición de que sea institucional y participativo. No se descarta -por lo menos expresamente- la posibilidad de una asamblea constituyente.
Quizás el punto más comentado del texto fue la propuesta de discutir el matrimonio igualitario con la promesa de enviar un proyecto de ley al parlamento. En general, la comunidad homosexual recibió de buena forma el anuncio, de la misma forma que los diversos sectores políticos que componen la Nueva Mayoría.
Pese a que las reformas laborales no constituyen un eje, el Partido Comunista se mostró especialmente conforme con el “mamotreto”, como lo calificara semanas antes Bachelet. En tanto el presidente de la Democracia Cristiana, Ignacio Walker, se mostró cauto y prefirió destacar que en cuestiones como el matrimonio igualitario lo más relevante será la discusión.
A 214 días de su llegada, ayer terminó la larga espera del programa de Bachelet.