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Opinión

5 de Noviembre de 2013

Capellán de Hogar de Cristo critica a En su Propia Trampa: “Sólo nos falta mandar a los pobres a campos de concentración”

"Es oportuno mirar ciertos diseños programáticos que no están aportando al más mínimo respeto de las personas como seres humanos y mirar también cómo nos hacemos cargo de esta situación dramática que es la delincuencia y que es la punta del iceberg de la exclusión social. Entonces sí corresponde ver si este programa vulneró los derechos humanos más básicos", asevera el sacerdote jesuita que encabeza el Hogar de Cristo respecto del programa de Emilio Sutherland que está siendo investigado por la vulneración de derechos del menor E.L.C. En un profundo cuestionamiento al sistema, apunta a que su institución no está dispuesta a ser cómplice de la injusticia estructural del país y que no se va a dedicar a "esconder" a los pobres para seguir creando ghettos.

Ivonne Toro Agurto
Ivonne Toro Agurto
Por

Foto: Compañía de Jesús

Cuando el padre Pablo Walker habla de pobreza no lo hace desde la academia. Es, sí, una persona preparada, y se nota: Estudió Teología en la Universidad Católica y Licenciatura en Filosofía en la Facultad de los Jesuitas de París. Pero sus palabras tienen más de experiencia que de cátedra. No sólo es desde 2011 el Capellán del Hogar de Cristo, sino que también ha decidido que lo suyo no es que le cuenten cómo es vivir la segregación, sino ser parte de ella. Vive en La Población Los Nogales de Estación Central, una zona que, admite, “está tomada por el narcotráfico”.

Desde su experiencia en el trabajo con la exclusión social, la delincuencia y la rehabilitación, Walker accedió conversar con The Clinic Online respecto de la denuncia que interpuso la Defensoría de Puente Alto ante la Fiscalía en contra de “En su propia trampa”, que transmite canal 13, por la supuesta vulneración de garantías fundamentales del joven E.L.C., de 16 años al momento en que se grabó el show televisivo, quien fue instado, en un programa que se transmitió el 30 de septiembre, a delinquir, encerrado en un camión y sometido a burlas y vejámenes. Lo que está en investigación son los delitos de sustracción de menores, estipulado en artículo 141 del Código Penal; y de torturas, que es sancionado por el artículo 150 B del Código Penal. El caso incluso motivó una declaración pública de Unicef que llamó a velar por la dignidad y protección del menor.

Al respecto, Walker es enfático. “Uno empatiza con quienes son víctimas de la delincuencia. Hace poco, en la población en que vivimos, sufrimos un asalto con armas. Somos testigos directos de lo que es vivir enrejados en Los Bajos de Mena y en La Dehesa. Pero ese sufrimiento de las víctimas no justifica convertir a alguien en un hámster sometido a un electroshock para deleite de la audiencia, porque eso es una construcción social de la rabia que no ayuda en nada a la reparación del problema de fondo. El desafío es cómo pasamos de la venganza –de reírnos de este muchacho, de hacerlo bailar para hacer el ridículo- a que la justicia se entienda a sí misma como un acto también de reintegración”, afirma.

En el caso de E.L.C, “En su propia trampa” arma un programa donde el menor de edad es calificado como alguien con un amplio prontuario que no quiere rehabilitarse, ¿Qué te parece esta línea editorial?
Que tenemos que ayudarnos y ayudar en especial a los medios de comunicación social, a ir ajustando la brújula respecto de cuál es la manera más lúcida de aportar en la construcción de un país que repare la injusticia estructural que tenemos y, por lo mismo, es oportuno mirar ciertos diseños programáticos que no están aportando al más mínimo respeto de las personas como seres humanos y mirar también cómo nos hacemos cargo de esta situación dramática que es la delincuencia y que es la punta del iceberg de la exclusión social. Entonces sí corresponde ver si este programa vulneró los derechos humanos más básicos.

El mensaje de fondo es que es legítimo, dado que la justicia no sería eficiente, otros métodos para hacer “pagar” a quienes delinquen. ¿Se justifica esta mirada?
En la democracia, la administración de la ley está entregada a organismos específicos, no a privados. Cuando los privados toman en sus manos la justicia, y todo eso en el marco de un mercado que busca lucrar con el rating, estamos en el límite de prácticas deshumanizadoras. Esto es muy grave porque se omite al televidente toda la realidad social que lleva a que este joven tome el camino de la delincuencia. No está la pregunta de qué otras alternativas tuvo ni de por qué adoptó esta vía. Pero tampoco es justo generalizar. El mismo canal que emite ese programa, tiene otros que entregan una mirada respecto de cómo se repara ese quiebre que provoca la exclusión social. El denunciado es una especie de circo humano, porque se hace una caricatura. Hay gente que ha sufrido la violencia de la delincuencia, pero también hay quienes han sufrido también la violencia estructural de no haber tenido la concurrencia de un papá, de una mamá, de un vecino, que protegió sus derechos. Si no visualizamos eso, lo único que hacemos es lucrar con el miedo, lucrar con la estigmatización, sin reparar.

¿Y qué consecuencia tiene eso, a tu juicio, en la sociedad?
Pésimas consecuencias. He estado en foros sobre la pobreza donde gente ha sostenido que hubo una mutación genética que explica la violencia en ciertos grupos humanos. Esa supuesta neurociencia está al límite del fascismo. Es una elaboración primitiva que puede justificar todas las violaciones de los derechos humanos. Eso es lo que estaba también detrás de la doctrina de seguridad nacional. Yo vivo en una población tomada por el narcotráfico y si no somos capaces de estructurar una alternativa de acceso a la salud, de reconocimiento de tus pares, si no generamos eso, vamos a tener un país que va a vivir entre alambres de púas. Entonces claro, vemos a la madrastra del joven de ese programa que habla despectivamente de “esta gente”. En ella es casi comprensible: está colapsada, sobrepasada, porque no da abasto. Pero si como país instalamos esta imagen de que hay personas que no son como nosotros, que son “esta gente”, sólo nos falta ponerle a los pobres una estrella amarilla y mandarlos a campos de concentración.

En los foros en las redes sociales, cuando publicamos la denuncia, hubo reacciones de ese tipo. Gente que posteaba “debieron quemarlo en el camión”. ¿Cómo se explica este tipo de reacciones de tanto odio?
(Largo silencio) Estas reacciones sin filtro a veces nacen de un sentimiento muy profundo, algo pasó y hay que saber qué es. Alguien fue víctima de un delito y eso lo motiva. Otras veces nacen de una superficialidad muy cotidiana: hay que matarlos a todos, hay que mandarlos a una isla. Así nos ahorramos vivir con seres distintos. En Chile necesitamos convivir con la diversidad, no en ghettos que permiten lucrar con el miedo, la rabia y las vendettas. La democracia convoca a la diversidad, pero hemos creado un modelo de desarrollo social donde nos hemos creído el cuento de que la felicidad consiste en un ascenso social individual, en el consumo. En ese imaginario, como leía hoy, nos quedó gustando la segregación. Nos gusta ahorrarnos la mezcla, nos gustan los liceos de excelencia. La gente olvida sus raíces: los pobres quieren vivir en un condominio exclusivo, uno escucha “ojalá no me tocara de vecino un inmigrante”, “ojalá los pastabaseros estuvieran en otra esquina”.

O en alguna organización como el Hogar de Cristo.
Como Hogar de Cristo no queremos ser cómplices de eso, no queremos ser un servicio eficiente al que se le paga para esconder a los pobres del país. Queremos ser un lugar digno de acogida que permita a los pobres reintegrarse. Esa es nuestra lucha diaria.

ROXANA MIRANDA Y LA DESINTOXICACIÓN DEL ARRIBISMO
En toda esta entrevista, Walker evita decir “En su propia trampa”. Habla de ese programa o ese show, como si la publicidad gratuita -aquella que dice que aparecer para bien o para mal indica que eres conocido- le molestara. Sí menciona, una y otra vez, su resistencia a que se lucre riéndose de quienes están en una situación vulnerable, sean o no delincuentes. “Nosotros trabajamos en escuela de segunda, tercera, y hasta quinta oportunidad para jóvenes que han desertado de la educación. Trabajamos con la impotencia de 320 mil jóvenes que están sin estudio y sin trabajar. Ahí se muestra lo complejo que es el retorno a la vida, no en un electroshock televisivo”, comenta.

Pese a ello, Walker no cree que sea tarea del Consejo Nacional de Televisión fiscalizar qué se transmite en las pantallas. “Creo en la libertad y creo que debemos aprender a usarla no para generar segregación, como se ha usado la libertad de enseñanza, si no para la construcción de un colectivo. Entonces lo que pido es sincerémonos, ¿qué tipo de sociedad queremos? ¿Una suma de individuos y ya? Recuerdo que hace un tiempo pude colaborar en la población La Legua y en televisión se emitió un reportaje sobre el ghetto de La Legua. Mandamos una carta en qué les planteamos a ese canal si se habían hecho cargo del estigma que significaba no poder poner en un currículo que se vive en La Legua, que las ambulancias no entren, que Carabineros sólo entre a hacer redadas”, cuenta.

¿Y qué propones?
Que aprendamos a relacionarnos con la pobreza y con la riqueza. La pobreza no es sólo falta de ingresos, sino ciertas rupturas, que hacen que una persona no tenga acceso a recursos para que sus derechos sean reconocidos, por lo mismo no tiene acceso a la salud, a la educación, la calidad de los vínculos. La sociedad chilena tiene que desintoxicarse de arribismo.

La Iglesia parece que se está desintoxicando con el Papa Francisco.
Eres tú la que lo dice (risas). Espero que aportemos, que con la ayuda de Francisco, del pueblo de Dios de a pie, reconstruyamos el rol inclusivo de la Iglesia.

Igual es un Papa más creíble al renunciar a los símbolos del lujo.
Él es inspirador. Sin caer en la papolatría, creo que Francisco, con la ayuda de Dios, es un hombre libre, que visualiza la responsabilidad que ha recibido no como una investidura a defender, para asegurar relaciones asimétricas y de poder, si no como un servicio que requiere libertad. Las personas con cargos a menudos nos vemos secuestrados en jaulas de oro para defender privilegios. Tener un Papa que supera ese secuestro, es un foco de esperanza.

Has hablado de inclusión social. Por vez primera hay una candidata a la presidencia que es pobladora, Roxana Miranda, ¿es eso parte también del fin del arribismo?
Tenemos que escuchar a los testigos…escucharlos. Nos debemos horas de Transantiago, noches durmiendo en 36 metros cuadrados, nos debemos horas de espera en colas de consultorios, nos debemos mesas donde no alcanza para comer, nos debemos caminar por barrios tomados por el narcotráfico. Necesitamos eso para ser inteligentes al tomar decisiones. Entonces los testigos, sobre todo en política, de los sufrimientos de nuestro pueblo, son inspiradores. En el Hogar de Cristo vas a encontrar altísimos estándares técnicos, pero eso es imprescindible e insuficiente si no se le pregunta a quien está en la calle, quién eres, por qué estás acá. Devolverle el micrófono a las personas que sufren es condición primera de justicia.

Ella usa el micrófono con bastante rabia a veces cuando dice, por ejemplo, que es violentada diariamente por los abusos en salud, por el mal transporte público. ¿Aporta eso al diálogo?
La rabia hay que escucharla. Las consecuencias de la rabia son lo importante: yo puedo encapucharme o llamar a votar. Puedo robar o tener conversaciones valientes. Para tener conversaciones valientes y constructivas, necesitamos que cada uno de los actores de la política entienda de qué hablamos cuando hablamos de pobreza y de la necesidad de justicia.

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