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Opinión

6 de Noviembre de 2013

Gonzalo Rojas asegura que la izquierda chilena “está arriesgando su colapso” y la define como “un arcoíris de maldades”

El su habitual columna de El Mercurio, este miércoles Gonzalo Rojas planteó que pese al eventual desastroso resultado electoral de la derecha en las próximas elecciones, en realidad es la izquierda la que “está ciertamente arriesgando su colapso”. “Ganará, muy probablemente, ganará, ¿pero qué significará esa victoria? Si la izquierda logra vencer, lo habrá hecho […]

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El su habitual columna de El Mercurio, este miércoles Gonzalo Rojas planteó que pese al eventual desastroso resultado electoral de la derecha en las próximas elecciones, en realidad es la izquierda la que “está ciertamente arriesgando su colapso”.

“Ganará, muy probablemente, ganará, ¿pero qué significará esa victoria? Si la izquierda logra vencer, lo habrá hecho defenestrando el capital que había simulado construir durante casi 25 años: su talante democrático. Habrá efectivamente dilapidado sus credenciales en el juego de las mayorías y de las minorías”, señala el abogado, agregando que “si la derecha es hoy un manojo de debilidades, la izquierda vuelve a ser un arcoíris de maldades”.

En la publicación sostiene que el sector está “coqueteado” con la ruptura de la institucionalidad, puesto que “si entre el 64 y el 73 la izquierda se prostituyó abiertamente, ahora solamente le ha guiñado un ojo a la posibilidad de romper con las formas establecidas. Pero lo ha hecho con tal perseverancia, bajo el rótulo de la Asamblea Constituyente, que el resultado sería igual: adulterio”.

En segundo término Rojas expone que la izquierda ha “validado la calle”, -a lo que luego suma la incorporación de los comunistas-, plateando que antes “el PS y el PPD eran una izquierda democrática, en apariencia. Con el PC, son una izquierda totalitaria, en potencia”.

Para el columnista “hasta 2010 la izquierda fue prudente”, momento en el cual se cerraría un período en su historia para ahora “volver a mostrar su cara agresiva”.

“La suya es una apuesta cortoplacista, muy arriesgada, casi suicida y que se basa en un supuesto fundamental: las tres fuerzas que se opusieron a su proyecto totalitario bajo Allende hoy se encuentran seriamente aproblemadas: supone la izquierda que las Fuerzas Armadas han sido convencidas de que nunca más deben defender el destino nacional frente a una amenaza terminal; cree que la Iglesia ha sido neutralizada en sus convicciones sobre la vida digna y libre; estima que los gremios vegetan porque Jaime Guzmán fue asesinado”, expresa.

Sin embargo, para Rojas en esa “aprente fortaleza” reside su debilidad, puesto que “al menospreciar la izquierda a esas masas egoístas, consumistas y hedonistas del Chile medio de hoy, podría pasarle que, al dañarles su empleo, su educación y su consumo, se encuentre con otra oposición, ni más noble ni más digna que la del 73, pero quizás nunca imaginada. Aunque también es cierto que puede tener previsto cómo enfrentar esa situación: le bastaría con la reelección indefinida, o con un golpe blando, en el nombre de la calle. Cualquiera de esos métodos comprobaría el colapso democrático de la izquierda”.

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