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LA CALLE

6 de Diciembre de 2013

Respire hondo: 7 formas de mantener la paz en los momentos difíciles

Invariablemente todos enfrentamos dificultades personales en diversos grados, la muerte de un ser querido, la pérdida de un mejor amigo, el fin de una relación amorosa, la terminación del empleo, etc. ¿Cómo mantener la paz espiritual en momentos como estos? Vía Marcianos Se trata de esas experiencias brutales que surgen de la nada y que […]

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Invariablemente todos enfrentamos dificultades personales en diversos grados, la muerte de un ser querido, la pérdida de un mejor amigo, el fin de una relación amorosa, la terminación del empleo, etc. ¿Cómo mantener la paz espiritual en momentos como estos?

Vía Marcianos

Se trata de esas experiencias brutales que surgen de la nada y que muchas veces acaban por derribarnos, desviándonos de nuestro curso por un tiempo determinado. Pero cuando ese tiempo concluye aprendemos a mirar hacia adelante con una comprensión más amplia y mucho más respetuosa de la vida.

Este texto no es una solución al sufrimiento, ya que tal cosa no existe, pero quizá te sea de alguna utilidad para que puedas mantener la paz de la mente en los momentos difíciles, tómalo como un primer paso hacia una comprensión más amplia de las experiencias crueles de la vida.

Aprende a confiar en ti mismo.

No es tan malo como crees que es. En una hora eso será pasado, créetelo. Relájate y confía en ti mismo. Deposita toda tu confianza en ti mismo, siguiendo tu intuición y dando lo mejor de ti, avanza un paso a la vez. El amor, la perseverancia y el trabajo duro difícilmente te llevarán a un error.

Si tienes fe en tus capacidades, si permaneces fiel a la trayectoria que has elegido, si canalizas tu pasión y la convierte en acción es muy probable que logres un avance. En otras palabras, tan pronto como confíes en ti mismo sabrás cómo superar casi cualquier cosa.

Concéntrate en lo que estás aprendiendo.

Los errores y los fracasos son simplemente una forma de practicar. Si el camino es fácil y libre de obstáculos, probablemente vayas por el camino equivocado. Los baches a menudo representan un desvío necesario que se tiene que hacer para continuar por el camino correcto. El camino recorrido no debe ser fácil, pero debe valer la pena. No hay un camino que sea enteramente fácil, al menos no uno a un lugar donde merezca la pena ir.

No te dejes engañar por tus expectativas.

La vida no tiene ninguna obligación de darte exactamente lo que esperas o crees merecer. Lo que sea que estés buscando rara vez lo encontrarás de la forma en que esperabas. No dejes de ganar plata sólo porque estás esperando el oro.

Debes ver y aceptar las cosas tal como son y no como esperabas / deseabas que fueran. El hecho de que no sean como habías imaginado, no quiere decir que no sean exactamente lo que necesitas para llegar a donde quieres ir.

Utiliza la esperanza y construye acción positiva.

Lo mínimo que puedes hacer en la vida es descubrir lo que esperas. Y lo que tienes que hacer es vivir dentro de esa esperanza trabajando por lo que quieres. Involúcrate a profundidad con los pensamientos y actividades que mantengan viva tu esperanza y su intención posible.

No, la esperanza por sí sola no te salvará de la desesperación. La esperanza te permite luchar y crecer, aun cuando las circunstancias son adversas. El camino que se construye sobre la esperanza es más agradable que una carretera pavimentada sobre la desesperación, a pesar de que, a corto plazo, ambas parecen llevar al mismo lugar. Pero es el crecimiento positivo lo que posibilita el camino a este lugar temporal que beneficiará a tu destino final.

Todo es cuestión de equilibrio – acepta la realidad, sin dejar de lado lo que tengas que hacer para llegar a tu destino deseado en el largo plazo.

Da algunos pasos hacia atrás.

Todo parece simple a la distancia. A veces, sólo necesitas tomar distancia para ver las cosas con mayor claridad.

Tú eres más grande que todo lo que te está molestando. La parte más real de ti existe más allá de tus preocupaciones y dudas, totalmente independiente de los problemas y las frustraciones del momento presente. Da un paso atrás y observarte a ti mismo, cómo experimentas cada momento. Mírate a ti mismo pensando, actuando y experimentando emociones. Tu cuerpo puede sentir dolor, pero este dolor no eres tú. Tu mente puede encontrar problemas y, sin embargo, tú no formas parte de estos problemas.

Ahora piensa en el desafío más difícil posible. Imagina que no eres tú, sino un amigo cercano que se enfrenta a este reto. ¿Qué consejo le darías? ¿Si pudieras dar un paso atrás y, en vez de ser el sujeto de la situación, te convirtieras en un observador objetivo, tu visión sería diferente? Piensa en el consejo que le darías a tu amigo, si tu amigo estuviera en tu lugar. ¿Estás siguiendo tu mejor consejo ahora?

No permitas que tus problemas actuales distorsionen tu forma de pensar. Da unos pasos hacia atrás y benefíciate de esta distancia, y después date un buen consejo. Ya lo dice el dicho: “Si quieres una mano que te ayude, la encontrarás al final de tu brazo“.

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