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Opinión

22 de Abril de 2014

Norrie May-Welby, la primera persona de sexo neutro:“Muchos piensan que soy una abominación”

Nació hombre, se operó para ser mujer y, no feliz con el resultado de la cirugía, apeló a la justicia de su país para ser reconocido como la primera persona de género neutro. Un problema de identidad sexual que Norrie May-Welby (52), llevó a la Corte Suprema de Australia, logrando el pasado 2 de abril, que su pasaporte y otros documentos oficiales dijeran “Sexo: No específico”.

Simón Espinosa
Simón Espinosa
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¿Cómo te diste cuenta que no eras masculino ni femenino?
-Nací como un mamífero, los mamíferos son perfectamente hermafroditas, pero nací en una sociedad que etiqueta a la gente como “masculino” o “femenino”. A mí me tocó la etiqueta “masculino” y la verdad que no me quedaba muy bien, me gustaba jugar con muñecas y cosas de mujer, pero eso lo mantenía en secreto. Después, en mi juventud, tuve una identidad muy andrógina, iba a shows de transformistas. Cuando cumplí 20 años me hice una cirugía de cambio de sexo, pero tampoco fue satisfactorio. No estaba contenta con el resultado, no quería tener límites en mi comportamiento, ni siquiera como mujer. Entonces comencé a explorar qué significaba no ser una mujer ni un hombre, empecé a leer sobre géneros, sobre niños que nacían con las dos condiciones sexuales y me di cuenta que incluso la naturaleza producía más categorías que la masculina o femenina.

Durante toda tu vida has luchado contra las etiquetas. ¿Crees que deberían construirse nuevas para definir a personas como tú?
-Creo que deberían desaparecer. No debería haber ningún tipo de discriminación hacia las personas, basándose en su raza, la ocupación de sus padres ni el sexo: los humanos deben ser tratados con igualdad.

¿Fue difícil llegar a donde estás ahora?
-Fue un trabajo difícil, pero todo el mundo tiene trabajos difíciles.

¿Cómo fue la relación de tu familia y amigos con el hecho de abandonar tu género?
-Al principio fue difícil, la primera vez que llegué con un pololo a la casa, mis padres estuvieron en contra, después se acostumbraron a mi “rareza” y se relajaron un poco, mis amigos siempre estuvieron de acuerdo con mi condición andrógina, me aceptan como ser humano.

Tú no naciste con dos sexos, pero psicológicamente sentías que así era. ¿Cómo fue el proceso de reconocer algo que biológicamente no era obvio?
-La diversidad identitaria es tan amplia como las posibilidades que tiene el ser humano de pensar. Dos personas de la misma condición sexual pueden actuar de maneras totalmente distintas. Yo escogí rechazar la idea de que las personas son exclusivamente masculinas o femeninas, eso no es un rechazo a la tradición, los hermafroditas siempre han estado presentes en la tradición occidental.

¿Crees que falta una categoría sexual para definirte a ti?
-No creo que las categorías deban ser algo restrictivo, para mí la categoría sexual es “no específica”. No dice cómo llegué a convertirme en una persona de sexo no específico, si soy intersexual o no, tampoco habla de una condición sexual particular, sólo dice que específicamente no soy hombre ni mujer.

Cuando se debate sobre géneros, el lenguaje define lo masculino o femenino. ¿Deberían construirse más conceptos para referir a nuevos géneros?
-El lenguaje no necesariamente limita la identificación con el género. De niño jugaba a ser otras personas, tenía cuatro personajes que eran femeninos y uno que era hombre, el hecho que otras personas me trataran de “él” no restringía mi capacidad de sentir que en mí había feminidad. No aprendemos nuestro género exclusivamente por la manera en que la sociedad nos educa; me dijeron que jugar con muñecas no correspondía a la actitud de un niño, pero hay algo que trasciende a lo que te digan, yo siempre me sentí así.

¿Pero el lenguaje debiese hacerse cargo de la nueva categoría no específica y referirla de alguna manera? ¿Cuando te dicen “él” o “ella”, te hace sentido?
-Me contento con que me traten de “ella”, quizás soy un poco más femenina que masculino, tengo un personaje travesti que es un hombre pero le dicen “ella”. En inglés ocurre que le decimos “él” a un barco militar y “ella” a un barco comercial, no significa que exista algo en los barcos que permita distinguir su género, “ello” es una nueva categoría –en inglés “se”- que se está acuñando ahora y que podría ser útil.

¿Crees que ahora más gente va a solicitar que se cambie su estatus sexual en los documentos oficiales?
-Eso espero.

¿Cómo crees que se siente la comunidad internacional con respecto a la intersexualidad?
-Es un asunto complejo porque para la comunidad yo no soy un intersexual, no nací con los dos sexos, específicamente referido a lo genital. Yo tengo una condición intersexual psicológica, pero para mí el cerebro es también un órgano y eso debería ser suficiente. Hay gran discordancia al respecto de esta idea, pero a mí no me interesa. Hay muchos de nosotros que no nos sentimos cómodos en ninguno de los dos opuestos, y eso ya es una razón suficiente.

¿Cómo observas globalmente el cambio institucional en dirección al reconocimiento de tu demanda por un género neutro?
-Cómo todo proceso histórico de discriminación sexual. Hace 100 años las mujeres no podían votar y todavía sucede en algunos países. Este tipo de cambios son la reacción de los seres humanos contra el racismo, el sexismo, la homofobia y cualquier intolerancia contra la diversidad sexual. Es parte de un movimiento social por la consideración de lo principal en las personas: ser humanos.

¿Crees que las libertades individuales tienen un límite?
-Creo que aquí funciona el famoso dicho de “Mi libertad termina donde empieza la de otro”.

¿Moverse de un género a otro ha dificultado tu vida amorosa?
-Depende de la opinión que haya tenido en cada momento particular. Pero si crees que eres deseable, lo serás. Lo que te hace sexy es saber en tu corazón que lo eres, es algo que tienes que pensar como un susurro en el oído y, cuando lo haces, incluso cambia la manera en que caminas. Yo muchas veces me siento sexy –ríe-.

¿Cuál es el obstáculo más difícil contra el que te has enfrentado en tu lucha por el reconocimiento sexual?
-Alejarme de la idea de tener que conformar a otra gente con argumentos para explicar por qué me comporto de una manera distinta. No preocuparme de lo que pensaba la gente.

¿Qué pensaba la gente?
-Muchas personas piensan que soy una abominación, me lo han dicho. Hubo también épocas difíciles cuando era un joven gay. Hace no mucho tiempo en Australia había pandillas que salían a las calles a matar homosexuales y si bien en este país ya no ocurre, en Uganda, Irán, Afganistán y muchos otros lugares del mundo esto continúa pasando.

¿Cómo fue el proceso en la Corte Suprema?
-Me sentí muy respaldada por los jueces, durante la audiencia escuché toda la preocupación e importancia que le habían dado al tema. Establecieron distintos escenarios hipotéticos en los que se podía considerar un cambio de estatus, no refiriéndose, necesariamente, a la sexualidad sino a lo identitario. Se impuso la idea de una ley que debe ser para todos, no para la mayoría sexual que es hombre o mujer.

¿Qué análisis haces de los alcances de la aprobación del nuevo estatus?
-Estoy muy feliz. Las implicancias son enormes, sobre todo creo que este caso ayuda a remover la discriminación en contra de distintas identidades sexuales, a decirles a esas personas que está bien pertenecer a una zona neutral. No importa que no exista una categoría, lo importante es sentirse bien como ser humano. La identidad es algo personal y eso debe respetarse independiente del nombre que le pongas.

¿Crees que es mejor tener un sexo no especificado que un nombre particular diferente de “hombre” o “mujer”?
-Creo que es lo más apropiado para mí y para un gran grupo de personas. Para los propósitos legales de la identidad, se creó esta categoría en la que se suscriben las personas que quieren establecer su existencia sin pertenecer a las dos categorías originales. Aunque muchas de esas personas antes no buscaban la aprobación institucional, ahora han dicho que se sienten más libres al estar “al medio”. Yo también me siento más libre.

Sexo y género en la intersexualidad

La Organización Internacional de la Intersexualidad –OII- se encarga de abogar por el respeto de una condición biológica y acusa la irracionalidad de realizar miles de cirugías plásticas para “corregir” a recién nacidos con ambos sexos.
El presidente de la OII Australia, Morgan Carpenter, asegura que “los intersexuales siempre han existido, la identidad de esas personas es un tema mucho más complejo, relacionado a lo doméstico, la crianza y la aceptación social”.
Es importante diferenciar los conceptos de sexo y género, el primer término refiere a la biología de los cuerpos y sus genitales y el segundo, a una identidad del ser o la cosa, presente en el lenguaje como masculino o femenino. La resolución de la Corte Suprema Australiana corresponde estrictamente a la identidad de las personas y no implica una nueva categoría biológica.
El nuevo “género neutro” es una manera de indicar que las personas no pertenecen a la condición masculina y femenina que se les ha asignado socialmente, sin embargo no es de uso exclusivo de intersexuales. Cualquier persona, que por alguna razón haya decidido desvincularse de su estado de “hombre” o “mujer”, hoy en Australia puede solicitar una modificación de su pasaporte, su certificado de matrimonio y defunción. El caso de los recién nacidos dependerá de la decisión de sus padres.
Pero para la OII el problema es más profundo y no se soluciona con el reconocimiento de una opción de identidad, “estoy seguro que en Chile no se ponen categorías raciales en los documentos de identidad, tampoco deben decir en qué trabajaban tus padres ni su origen étnico. Agregar más categorías no ayuda en esta situación”, comenta Carpenter.
El representante de los intersexuales australianos agrega que “estamos contentos con la decisión de la Corte Suprema, un género no específico es algo positivo, pero realmente no resuelve el problema de fondo. Cada año miles de cirugías estéticas se practican a niños para adaptarlos al canon hombre – mujer, eso es un problema grave”.

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