Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Poder

11 de Mayo de 2014

Carlos Peña marca terreno: “Las reformas educativas del Gobierno son estrictamente socialdemócratas”

En su tradicional columna en El Mercurio, Carlos Peña dijo que el movimiento estudiantil vive en un momento que ya pasó. Que creen en el cambio de paradigma, como una suerte de cambio revolucionario para la educación chilena, con el término del lucro, la discriminación, entre otros puntos. Sin embargo, a su juicio, hay que bajar los humos, porque si bien habrá cambios, dijo, todo será como la doctrina del gatopardo de Lampedusa: cambiar todo para cambiar nada. “Al margen de la retórica y de las concesiones narrativas (esas obvias trampas de la política), las reformas educativas del Gobierno son estrictamente socialdemócratas y no aspiran a ese cambio de paradigma por el que abogan, y con el que sueñan, algunos dirigentes estudiantiles”, aseguró.

Por

El columnista de El Mercurio Carlos Peña dijo lo que muchos han dicho: habrá reforma, pero ahí no más. Una suerte de mediocridad aceptada por la mayoría de los políticos por el sólo ánimo -o a estas alturas fórmula hecha carne- de negociar no innegociable.

Así al menos lo cree Peña. Aseguró que los estudiantes buscan un cambio radical, un cambio de paradigma -citando al filósofo Thomas Kuhn- una suerte de cambio revolucionario, una nueva manera de mirar la educación básicamente marxista. Esto último en el sentido que al realizar un cambio de características modificatorias totalizantes, la sociedad comenzaría a caminar distinto, sus relaciones internas serían distintas. En suma, cambiar la realidad.

“El concepto de paradigma lo puso de moda hace más de medio siglo un filósofo e historiador de la ciencia, T. Kuhn. Este autor creyó descubrir que la ciencia no era socialdemócrata, sino revolucionaria. En vez de progresar poco a poco mediante mejoras sucesivas que se agregaban una a otra, avanzaba a saltos, a través de convulsiones que cambiaban radicalmente lo que les antecedía. Por eso habló de cambios de paradigma. Un paradigma, explicó, es un sistema de conceptos, prejuicios, valores y creencias. Cómo es la realidad, qué límites tiene y cómo se comporta, depende del paradigma. Es como si un paradigma equivaliera a anteojos que modelan la realidad. Para que la realidad sea distinta, hay que cambiar de anteojos”, explicó el también rector de la Andrés Bello.

E insiste en que el gobierno tiene en parte esa postura, sólo en el discurso, pero que los estudiantes piensan distinto.

“Ellos piensan que la forma en que se concibe la educación tiene el mismo lugar que Marx asignó a las condiciones materiales de la existencia: en la educación reposarían las claves de la vida social, el secreto que la constituye. Si se le cambia -si se pasa de concebirla como un bien de consumo a concebirla como un derecho social, como incluso la Presidenta ha repetido-, todas las relaciones sociales comenzarían, piensan, tarde o temprano, a ser distintas. La cooperación sustituiría a la competencia; el afán de lucro cedería el paso al trabajo altruista; la desigualdad, por fin, se dejaría vencer. Y es que cambiaría el paradigma. La reforma educativa, para los estudiantes, debe ser un cambio de paradigma. No una mejora socialdemócrata, sino un salto revolucionario”.

A su juicio –aunque no con esas palabras- para el gobierno la revolución educacional son pamplinas.

“Al margen de la retórica y de las concesiones narrativas (esas obvias trampas de la política), las reformas educativas del Gobierno son estrictamente socialdemócratas y no aspiran a ese cambio de paradigma por el que abogan, y con el que sueñan, algunos dirigentes estudiantiles”, aseguró.

¿Derecho social o bien de consumo?, se preguntó Peña. A su juicio ambas cosas.

“Un derecho social a la hora del acceso, porque la capacidad de pago no determinará el ingreso a las instituciones. Pero al mismo tiempo un bien de consumo, en la medida en que cada uno de los estudiantes, especialmente de educación superior, se apropiará, a través de la renta futura que percibirá, parte importante de los beneficios de la educación que reciba”.

Y aprovecha de criticar la retórica política de Bachelet: “Así entonces, cuando la Presidenta dice que la educación dejará de ser un bien de consumo y pasará a ser un derecho social, está haciendo un pase retórico: será ambas cosas. No solo un bien de consumo del que se apropia predominantemente quien lo recibe. No solo un derecho social. Ambas cosas. Una mejora estrictamente socialdemócrata, no un cambio de paradigma”.

Peña incluso va más allá. Asegura que “el fetichismo estatal no lo comparte el Gobierno”.

¿Fin al lucro?, reflexionó.

“Sí, pero solo con recursos públicos. Lo que repugna al Gobierno no es el lucro a secas, es el lucro con subsidios provenientes de rentas generales. Ello quiere decir que nada obstará a que exista la educación escolar con fines de lucro si no median subsidios”.

Y le pega la repasada a todo el gobierno e incluso a aquellos que alguna vez creyeron en el cambio de paradigma, en la revolución: “Con la excepción de aquellos que ven en la narrativa del cambio de paradigma un sucedáneo tardío de la revolución que alguna vez añoraron, pero que nunca fue, la mayor parte del Gobierno sigue siendo socialdemócrata. Y por eso -nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio- habrá reforma educativa, no cambio de paradigma”.

Notas relacionadas