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Mundo

2 de Junio de 2014

¿Qué fuerza tienen los republicanos en España?

En Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y en otras ciudades de España, miles de personas salieron a las calles para manifestarse a favor de un referendo en el que se decida sobre el futuro de la monarquía, horas después de que el rey Juan Carlos I anunciara que abdicaba en favor de su hijo Felipe. En […]

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En Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao y en otras ciudades de España, miles de personas salieron a las calles para manifestarse a favor de un referendo en el que se decida sobre el futuro de la monarquía, horas después de que el rey Juan Carlos I anunciara que abdicaba en favor de su hijo Felipe.

En el caso de la capital española, el llamado hecho por grupos izquierdistas reunió en la céntrica Puerta del Sol unas 10.000 personas según la policía, el doble según los organizadores.

El anuncio de Juan Carlos reactivó el debate sobre monarquía y república que se produce con cada vez más intensidad dentro de la sociedad española, particularmente desde que varios miembros de la Casa Real -el rey el primero- se han visto envueltos en escándalos que han afectado su imagen pública, particularmente entre consideran que la monarquía una institución incompatible con un estado democrático.

La abdicación anunciada este lunes 2 de junio abrió las puertas de una disyuntiva política que durante mucho tiempo ha estado latente en España: continuidad o cambio, monarquía o república.

“Una nueva generación reclama con justa causa el papel protagonista. Mi hijo encarna la estabilidad y tiene la madurez y la preparación necesarias”, dijo el rey en su comunicado oficial, transmitido en vivo por todos los canales de televisión españoles.

El heredero de la Corona, Felipe de Borbón -que tras la coronación se convertirá en Felipe VI- representa para los sectores monárquicos la “continuidad y la estabilidad”.

No todos en España están de acuerdo con una sucesión en el trono sin una elección previa que plantee la cuestión de si la monarquía parlamentaria debe continuar o por el contrario debe ser sustituida por una república.

Pese a las demostraciones de calle que se vieron este lunes en favor de una nueva república ¿qué apoyo real tiene esa opción en la sociedad española?

Números cambiantes

Hasta 2004, la monarquía era, según las encuestas publicadas por el oficial Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la institución mejor valorada por los españoles.

En 1995, obtuvo 7,4 puntos sobre 10. En 1998, 6,72. En 2006, esta valoración descendió hasta un 5,19.

Y a partir de 2011, la monarquía solo cosechó suspensos: un 4,89 en 2011, un 3,68 en 2013 y un 3,72 en abril de 2014.

Esta caída en la consideración de la institución fue de la mano de una serie de escándalos que afectaron a su imagen, especialmente el caso de corrupción en el que están involucrados la infanta Cristina, hija del rey, y su marido, Iñaki Urdangarín.

Pero también las fotografías de Juan Carlos I en una cacería de elefantes en Botsuana en la cual se fracturó la cadera en 2012.

Una polémica, que muchos vieron como una ostentación en tiempos de crisis económica, y que llevó al rey a pedir disculpas públicas por su comportamiento.

En paralelo al deterioro de la imagen del monarca y la institución que representa, la opción de una república como forma de gobierno fue ganando fuerza según las encuestas.

De acuerdo con un estudio realizado por Metroscopia para el diario El País, mientras que en 1996, la ventaja de la monarquía sobre la república era de 53%, en 2012, esta diferencia se había reducido a un 16%.

Y por primera vez en los casi 40 años de reinado de Juan Carlos I, la disyuntiva entre monarquía y república –que hasta entonces había sido una cuestión minoritaria- llegó a convertirse en un tema de debate social.

Nueva oportunidad para los republicanos

#APorLaTerceraRepublica, #ProcesoConstituyente, #ReferendumYA y #EligeTuRey fueron algunos de los “trending topics” que cobraron fuerza en España junto a #ElReyAbdica y #Felipe VI solo unos minutos después del anuncio de la abdicación de Juan Carlos I.

A nivel político, en cambio, el republicanismo ha sido hasta ahora una aspiración de grupos minoritarios, sobre todo partidos a la izquierda del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de corte nacionalista.

Los dos partidos mayoritarios, el oficialista Partido Popular y el opositor Partido Socialista Obrero Español, se han mostrado hasta el momento contrarios a este debate y han declarado reiteradamente su apoyo a la monarquía como forma de gobierno.

“Espero que en plazo breve las Cortes puedan proceder a la proclamación como Rey del que hoy es Príncipe (…). Los españoles sabremos escribir esta página en un clima sereno, con tranquilidad, y agradecimiento al Rey. Quiero rendir mi homenaje a la persona que durante 39 años ha encarnado el punto de encuentro entre españoles y símbolo de la convivencia en paz”, dijo el actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy al anunciar la abdicación.

Sin embargo, esta decisión de Juan Carlos I fue recibida por otros partidos -como los grupos de izquierdas Izquierda Unida y Podemos- con una demanda de un referendo que permita a los ciudadanos elegir entre monarquía y república y con la convocatoria de manifestaciones en diversas ciudades españolas.

“Es el momento de darle una oportunidad al país. Proceso constituyente por otra política y por la república. ¡Referéndum ya!”, señaló el diputado de IU Alberto Garzón.

Pese a que, desde un punto de vista electoral, estos grupos siguen siendo minoritarios, los resultados de las últimas elecciones europeas -en las que por primera vez el PP y el PSOE no sumaron más del 50% de los votos- llevaron a los analistas políticos a hablar de un desgaste del bipartidismo.
En esos comicios, celebrados el pasado 25 de mayo, los partidos que han manifestado su apoyo a un sistema republicano obtuvieron entre un 20 y un 25% de los votos. Un porcentaje que duplicó los resultados obtenidos en las elecciones generales de 2011.

En este sentido, quizá, el planteamiento de un debate político real sobre el futuro de la monarquía depende de que ese desgaste del bipartidismo se profundice y los partidos políticos que hacen bandera de un cambio de sistema político avancen electoralmente en las próximas elecciones generales, previstas para 2016.

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