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Nacional

2 de Julio de 2014

“El camino de la reforma educativa chilena se hace empinado”

El camino de la reforma educativa chilena, pieza esencial del segundo gobierno de Michelle Bachelet, se está haciendo cada vez más empinado a causa de la oposición de la derecha, los empresarios y la Iglesia, pero también por críticas procedentes de las propias filas. Durante la campaña electoral que la condujo de nuevo al poder, […]

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El camino de la reforma educativa chilena, pieza esencial del segundo gobierno de Michelle Bachelet, se está haciendo cada vez más empinado a causa de la oposición de la derecha, los empresarios y la Iglesia, pero también por críticas procedentes de las propias filas.

Durante la campaña electoral que la condujo de nuevo al poder, Bachelet se destacó como una firme defensora de la gratuidad en todos los niveles de la enseñanza y prometió acabar con el negocio en la educación.

Bachelet se aseguraba así el apoyo de un sector clave para la gobernabilidad del país, a diferencia de lo que sucedió en el comienzo de su primer mandato (2006-2010), cuando una prolongada huelga de los estudiantes de secundaria puso en jaque la política educativa del Ejecutivo.

La llamada “revolución pingüina” se saldó entonces con el envío al Parlamento de un proyecto de reforma a la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, una solución que el paso del tiempo demostró que fue insuficiente.

Tampoco lo tuvo fácil su sucesor, el conservador Sebastián Piñera 2010-2014), cuyo gobierno minimizó el movimiento estudiantil que irrumpió en las calles a comienzos de 2011 y cuyas demandas más radicales nunca estuvo dispuesto a aceptar.

Por eso Bachelet ha hecho de la reforma educativa la piedra de toque de su agenda política, hasta tal punto que la reforma tributaria -el otro gran eje del programa, junto con la nueva Constitución- tiene como objetivo recaudar 8.200 millones de dólares precisamente para financiar los cambios en la educación.

Para sacar adelante los cambios legislativos, la presidenta puso al frente de la cartera de Educación a un peso pesado, el exministro de Hacienda y exdirector para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI) Nicolás Eyzaguirre.

Y por si fuera poco, la mandataria cuenta además con un apoyo parlamentario más que suficiente, incluyendo destacados exdirigentes estudiantiles, como las disputadas comunistas Camila Vallejo y Karol Cariola y el independiente Giorgio Jackson.

Pero pesar de todos estos elementos a favor, la reforma educativa se está encontrando con grandes escollos, alguno de ellos imprevistos.

Las agrupaciones de estudiantes secundarios y universitarios, y más recientemente también los profesores, han expresado su desconfianza hacia el Gobierno y han criticado la poca claridad con que a su juicio se está llevando a cabo una reforma que debe garantizar una educación pública, gratuita y de calidad.

Además, el envío al Congreso del proyecto de ley que pone fin al lucro, el copago y la selección en los colegios particulares y subvencionados ha encendido las alarmas en la Iglesia católica, que ve como algunas disposiciones de la reforma afectan directamente a los centros religiosos.

Y la oposición de derechas, que intenta recuperar la musculatura política, ha encontrado en este proyecto una buena oportunidad para ejercitarse, con críticas procedentes incluso del expresidente Sebastián Piñera.

Así las cosas, lo que menos se esperaba era el “fuego amigo” procedente de las filas de la Nueva Mayoría, la coalición de centro e izquierda que respalda al Ejecutivo.

Los reproches más directos provienen de los sectores conservadores de la Democracia Cristiana, muy conectados con la Iglesia católica, pero también del Partido Socialista, la formación en la que milita la presidenta Bachelet, que han cuestionado la forma en que el ministro Eyzaguirre está manejando la situación.

Pero en medio de este debate, la presidenta Bachelet recibió este martes un regalo durante su gira por los Estados Unidos, el espaldarazo que la directora del FMI, Christine Lagarde, y el propio Barack Obama han dado al proyecto transformador con el que aspira a reducir los desequilibrios en el país más desigual de la OCDE.

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#Bachelet#EFE#reforma

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