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30 de Agosto de 2014

Crónica: Los héroes del ébola

El actual brote de ébola acabó con la vida de cinco investigadores que trabajaban en el análisis genético de la cepa del virus actual para un estudio que divulgó esta semana la revista "Science" y que no llegaron a ver publicado. Desafiando a la virulencia y la rápida expansión de virus del Ébola que afecta a África Occidental, científicos, enfermeras y médicos han continuado trabajando para ayudar a paliar este brote sin precedentes que se extiende por Guinea Conakry, Liberia, Nigeria y Sierra Leona.

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Ébola

El actual brote de ébola acabó con la vida de cinco investigadores que trabajaban en el análisis genético de la cepa del virus actual para un estudio que divulgó esta semana la revista “Science” y que no llegaron a ver publicado.

Desafiando a la virulencia y la rápida expansión de virus del Ébola que afecta a África Occidental, científicos, enfermeras y médicos han continuado trabajando para ayudar a paliar este brote sin precedentes que se extiende por Guinea Conakry, Liberia, Nigeria y Sierra Leona.

El precio ha sido muy alto también para los trabajadores sanitarios, ya que la falta de equipo suficiente o su uso inadecuado, la escasez de personal médico para la magnitud de la epidemia y la exposición prolongada a los pacientes han causado un fuerte impacto entre ellos, con 240 infectados y 120 muertos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha indicado que los casos de ébola censados han superado ya los 3.000, entre los cuales más de 1.500 personas han fallecido, pero calcula que en realidad existen entre dos y cuatro veces más contagios de los registrados.

El ébola se ha cobrado la vida de prominentes doctores en Sierra Leona y Liberia “privando a estos países no sólo de la atención médica con experiencia y dedicación, sino también de héroes nacionales”, lamentaba esta semana la agencia sanitaria de las Naciones Unidas.

Entre esos héroes están cinco de los coautores del estudio titulado “Vigilancia genómica aclara el origen del virus del Ébola y la transmisión durante el brote de 2014”, que junto con investigadores de la Universidad de Harvard analizaron genéticamente 99 muestras del virus, lo que permitió detectar sus mutaciones.

Los cinco científicos eran personal experimentado del hospital Kenema Government Hospital (KGH) en Sierra Leona, donde se detectó el primer caso en este país y donde se recogieron en su mayoría las muestras para el estudio.

Entre ellos está Sheik Humarr Khan, un prestigioso virólogo que fue director del programa nacional para combatir la fiebre de Lassa -un tipo de enfermedad hemorrágica aguda con síntomas similares al ébola- para el Ministerio de Salud de Sierra Leona.

Khan, que también trabajó para el Centro Africano en la Excelencia Genómica de Enfermedades Infecciosas (ACEGID) en Nigeria y trató a decenas de pacientes antes de contraer el virus, fue recordado por numerosos colegas.

Desde el ACEGID anunciaron “con gran tristeza y profundo pesar” el fallecimiento de “un médico excepcional, un hombre humilde y un amigo leal”, escribió Kenneth Onye, director de proyecto, en la página web del centro.

Por su parte, la doctora Onikepe Folarin destacó que Khan, también colaborador con Iniciativa Africana de Herencia Humana y Salud, “demostró valentía” frente a lo que otros de sus colegas rehuyeron.

Entre los fallecidos se encuentra también Mbalu Fonnie, una enfermera con más de 30 años tratando fiebre de Lassa, especializada en casos de mujeres embarazadas y quien contrajo la enfermedad mientras cuidaba a una de sus compañeras que esperaba un hijo.

Robert Garry, otro de los coautores del estudio y virólogo en la Universidad Tulane en Nueva Orleans (Luisiana, EEUU), recordó en declaraciones a “Science” a algunos de sus compañeros, como a “la tía Mbalu”, que era “una figura maternal para todo el equipo”.

Otro enfermero con más de 10 años de experiencia cuidando a este tipo de pacientes, Alex Moigboi -al que Garry describió como una persona “siempre sonriente”, con gran sentido del humor y al que le gustaba animar a todo el mundo- también resultó infectado cuidando a la misma enfermera.

Igual suerte corrió la enfermera Alice Kovoma, “una persona maravillosa, muy dedicada y profesional con gran devoción hacia sus pacientes y sus compañeros de trabajo”, aseguró Garry.

También murió Mohamed Fullah, un técnico de laboratorio que ayudó al estudio y quien perdió a varios familiares a causa del ébola y que se cree que fue contagiado por alguno de ellos.

Entre los participantes en este estudio está Sidiki Saffa, un técnico de laboratorio que recogió muestras de sangre y las procesó y que murió de un derrame cerebral sin relación con el ébola.

“Esta es una extraordinaria batalla que todavía tenemos por delante y ya hemos perdido a varios amigos y colegas, como nuestro buen amigo y colega el doctor Humarr Khan, coautor principal”, lamentó la doctora Pardis Sabeti de la Universidad de Harvard, también miembro del equipo de la investigación.

Los autores han cedido los datos del estudio porque “todos estamos en esta lucha juntos” y consideran que “la transparencia y la colaboración es una forma con la que esperamos honrar el legado de Humarr” y el resto del equipo.

Pero para muchos su muerte no es el final: “Su trabajo sentará las bases para un tratamiento del ébola. Su trabajo es inmortal”, según uno de los mensajes de pésame publicados en internet.

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