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Cultura

10 de Septiembre de 2014

Entrevista a Adrián Taverna, el mejor amigo de Cerati: “Jamás se barajó la eutanasia como una opción”

Estuvo con él durante 30 años, con él casi 2000 conciertos y con él en Venezuela, el día que quedó paralizado. Adrián Taverna, amigo íntimo y sonidista de Soda Stereo, habló en exclusiva con The Clinic, después de la muerte de Gustavo Cerati.

Simón Espinosa
Simón Espinosa
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Gustavo Cerati 01

¿Cómo conociste a Cerati?
Me lo presentó Federico Moura, el cantante y líder de Virus, que después sería el productor del primer disco de Soda. Su casa quedaba a cinco cuadras de la mía. Nos comenzamos a juntar, a hablar de instrumentos y a escuchar música. Mucho punk y bandas de ska de los 70 y 80. Yo trabajaba con Virus, pero con el tiempo y por razones obvias me quedé con Soda y luego con Gustavo como solista.

¿Cómo era trabajar con él?
Siempre muy positivo, desde que empezamos. Siempre fue una persona que quería mejorar, tanto su sonido como la banda, era un estudioso. Era un músico completo, disfrutaba cada parte del proceso, desde la preparación del sonido hasta que se presentaba. Me incentivó permanentemente a experimentar con el audio, me dio muchas herramientas y posibilidades para hacer lo que quisiera. Fue una experiencia enorme.

¿Con él tenías un trato horizontal o era una autoridad?
Siempre fue de igual a igual, obviamente él era el líder de Soda Stereo, pero yo le sabía decir que no. Muchos se rendían ante su autoridad, pero nosotros hablábamos de todo, además de trabajar juntos durante 30 años. Éramos amigos.

¿Qué percepción tenía Cerati de sí mismo?
Es como empieza la letra de Fuerza Natural: “tengo todo por delante, nunca me sentí tan bien”. Es una declaración de principios de cómo él se sentía en ese momento. Llevábamos pocos shows presentando Fuerza Natural, él estaba con todo el entusiasmo. A nosotros nos encantaba estar de gira, siempre era un desafío ir a una ciudad nueva, hicimos amigos por todos lados, nos gustaba ver a esas personas. En treinta años hicimos casi dos mil shows juntos, 1500 con Soda y casi 500 con Gustavo.

De los 30 años juntos, ¿puedes destacar algún momento sobre los demás?
No, hubo muchos. La gira en que grabamos Ruido Blanco fue impresionante, estuvimos siete meses sin volver a la Argentina, después acá, cuando tocamos con Tear for Fears que llenamos el estadio. Podría seguir así y tendría cuatro momentos increíbles por semana.

¿Cómo era salir de fiesta con él?
Le gustaba salir, le gustaba la noche, ir a comer, a bailar, a escuchar música. Era una persona inquieta, le costaba mucho dormirse, sobre todo después de los shows o durante las giras, andaba de un lado para el otro. La verdad que el descanso no era una de sus prioridades.

¿Cuál era su relación con las drogas?
Obviamente una persona como él, una estrella de rock, siempre se la relaciona con una vida desordenada, con los excesos. Pero el único exceso que tuvo Gustavo fue el tabaco, que fue lo que le trajo las mayores complicaciones de salud, le produjo una trombosis cuatro años antes de su accidente cerebrovascular. Lo del abuso de las drogas corre más en el imaginario de la gente y de los periodistas que necesitan llevarlo todo a ese lugar: convertirlo en un tipo que consumía muchas drogas. Pero los que manejan información seria, saben que él tuvo una trombosis por culpa del cigarrillo, fumaba muchísimo. La gente que diga lo que quiera y lo que tenga ganas.

Tú estuviste con él en Caracas el día del accidente, ¿cómo fue?
Fue raro, inesperado, ahí supe lo que era un ACV –Accidente Cerebro Vascular–. Había sido el mejor concierto de la gira Fuerza Natural, Gustavo estaba muy contento, había salido perfecto, tocó y cantó muy bien. Después pasó lo que pasó.

¿Cómo fue para los más cercanos lidiar con un Cerati en coma?
Muy difícil, muy largo. Era una persona tan activa, inquieta y creativa. Buscaba cosas por todos lados. Verlo de esa manera era terrible. Lo único que tenía sentido era alimentar la esperanza de un milagro.

¿Tú siempre tuviste esa esperanza?
La verdad es que oscilaba. A veces sentía que podía ser, que podía despertar y otras veces no, era una sensación muy contradictoria.

¿Con qué frecuencia lo ibas a visitar?
Estuve con él desde que tuvo el accidente en Caracas hasta que lo trajeron a Buenos Aires, yo me devolví unos días antes, porque no entrábamos todos en el avión ambulancia. Me traje a Benito y a Lisa –los hijos–, fue una gran responsabilidad, pero sentía que lo tenía que hacer por mi amigo y por los chicos. Estuve con él mucho tiempo, lo visitaba todos los días. Después empecé a trabajar y se fueron espaciando más las visitas.

¿Cuándo fue la última vez que lo viste?
Hace diez días. Después me llamaron de varios medios hasta que entendí, estaba muerto y ahí. Ahora a ratos estoy triste, a ratos melancólico… a ratos me hundo.

UNA ELECCIÓN DIFÍCIL

¿Alguna vez se consideró la eutanasia como una opción?
Jamás se barajó esa posibilidad dentro del círculo íntimo ni en la familia ni los amigos de verdad, jamás. Una vez hubo un enojo, porque hace como un año se presentó un proyecto de ley sobre la eutanasia en el Congreso, y la gente pensaba que era algo relacionado con Gustavo. Pero por más que se hubiese aprobado la ley, no estaba en la cabeza de nadie hacer una cosa así, en ningún momento. Siempre se pensó en agotar hasta la última posibilidad.

¿Si hubiese dependido de él, qué crees que habría decidido?
Él hubiese querido despertar y volver a vivir. Luchó hasta el último instante que tuvo, no se habría desconectado.

Después de la desintegración de Soda hubo rencillas con Zeta Bosio y Charlie Alberti, los otros integrantes del grupo. ¿Qué pasó con ellos mientras Cerati estuvo hospitalizado?
Yo no los vi nunca. Zeta fue una vez y Charlie también fue una vez muy al principio, después no los vi más. A Zeta lo veo poco, no muy seguido, Charlie no está ni siquiera en el país.

¿Qué opinas de los tributos y homenajes que se están haciendo ahora?
Hay de todo. Hay gente que lo hace sinceramente, que siente la muerte de Gustavo y tiene esa manera de expresarse. Pero hay otros que son unos oportunistas, no entienden que es un momento triste y que hay gente cercana que está sufriendo. Yo sería un poco más cauto. Hay que entender que Gustavo fue un persona inmensa y que hay un antes y un después de él en la cultura, no solo musical.

Soda Stereo surgió en un momento en que la música tenía un foco político. ¿Cómo ves ese contraste?
La aparición de Soda coincidió con la llegada de la democracia en Argentina, fue uno de los primeros países que pudo liberarse de la dictadura. Gustavo le mostró, sobre todo a la juventud, que no había que estar con el ceño fruncido, sino que había un espacio para divertirse, para expresarse bailando y moviendo el cuerpo. Antes los recitales eran todos sentados, la gente no bailaba con la música. No se hace política solo hablando de fusiles y revolución. La canción “Dietético”, parece un tema trivial y frívolo, pero dice “el régimen se acabó”, había que haberla entendido 30 años antes.

¿Cuál es el legado musical de Cerati en América Latina?
Todas sus canciones, es una obra muy extensa. Encontró una forma de expresarse muy personal, muy particular. Supo llegar a diferentes países de Latinoamérica y de otras latitudes. A eso solo llega un artista con una capacidad y talentos no habituales.

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