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Opinión

18 de Septiembre de 2014

Alberto Cardemil: “La gente anti-rodeo, que muchos son amigos míos, son anti-chilenos”

Cardemil está alejado de la política. Pasa gran parte de la semana en su fundo en Curicó y viaja dos veces a la semana a Santiago por trabajo. Dice que él no dejó la política, sino que la política lo dejó a él. Aceptó hablar con The Clinic de caballos y tradiciones huasas, pero no de contingencia. Pero al final, “por amor a Chile”, no se guardó nada.

Diego Bravo
Diego Bravo
Por
CARDEMIL

Entrevista, redacción y fotos por Diego Bravo, desde Curicó.

“Me gusta septiembre. En septiembre se produce un momento espiritual, te guste o no. Algo pasa, la primavera, el renacer, te produce un cambio de ánimo. Si ves la historia de Chile, sabrás que en septiembre eclosiona todo. Está cuajado de historia. La gente anda más contenta, se acuerdan que andamos todos en el mismo lote. Septiembre recuerda eso. Nos juntamos, nos comemos un asado. ¡El mismo asado es lo más ritual que hay! Fuego, carne de la casa y todo el clan junto. Todo eso es bueno, funciona. Las cosas buenas funcionan, se quedan y permanece.

Me encantaría definirme como huaso, pero soy más bien una definición matizada de huaso. A uno lo definen las cosas que ha hecho. He estado en política, he sido profesor, he ejercido como abogado, pero son mis libros los que tienen las cosas que me gustaría que quedaran. Y vivo de la sabiduría popular: el hombre tiene que criar hijos, plantar árboles y escribir libros. Ahora, yo me siento criollo, y la cultura sudamericana en general es criolla. Cuando el europeo chocó con lo autóctono, apareció el criollo, que tiene esta cosa en la mente que es una mezcla entre lo intuitivo y el conocimiento platónico y aristotélico.

Empecé en el rodeo por mis abuelos. Ellos eran criadores de caballos. Mi primer rodeo fue como a los 10 años. En general, la gente es bastante profana e ignorante respecto al rodeo. Es un súper ritual y el deporte es lo más técnico que hay. No es lo fuerte del choque lo que vale, sino la técnica con que se ataja al novillo. No hay maltrato de ganado en el rodeo. Aunque, en lo personal, me preocupa más el maltrato del caballo. Mira, yo soy absolutamente verde. No hay nadie más verde que yo, 100% ecologista. Y nadie tiene más amor por las criaturas que el huaso de verdad. Puede haber algún bruto, como en todas partes, pero el huaso quiere a su ganado, a su caballo. ¡Cómo no lo va a querer, si vive de eso! Es un deporte que puede tener cierto grado de brutalidad, pero se han empezado a tomar medidas, y eso está muy bien, hay que seguirlas tomando. La idea es cuidar el ganado, que no se golpee, y eso hay que seguir mejorándolo.

Toda esta cuestión anti-rodeo tiene una buena dosis de ideología. Creo que es una cuestión anti-huasos, anti-tradiciones. Mira, en Chile hay tres figuras: una es la del huaso que anda a caballo, que es más conservador, más autoritario. El hombre a caballo siempre ha sido una figura de dominio. Después está el roto, que es suelto, más liberal, más atrevido. La tercera figura es la del ideólogo, que trata de buscar la ejemplaridad, que primero buscó en Francia, después en Inglaterra, y ahora en Estados Unidos. En esta cuestión anti-rodeo hay trabajo del ideólogo. Siempre hay gallos que te dicen: “estos huasos, no, qué roto”. Pero ahora, como ha cambiado la cosa, ser huaso te da un estatus. Dicen: “¡oh, este huaso, con tradiciones familiares!”. Generalmente al gallo anti-rodeo le cargan los huasos. Y esta cuestión ha pasado en México, donde también hay grupos activistas anti-charro, anti-cowboy. Bueno, aquí les carga lo que el huaso representa en la historia. Esta especie de autoritarismo. A ellos les carga la cultura chilena en general. Le carga la música típica, la gastronomía nacional. A ellos les gusta el hip-hop, les gusta Francia, París.

Yo no puedo estar en contra del rodeo, si ha sido parte de mi tradición, de mi forma de ser. El huaso es más que rodeo; es cultura, música, gastronomía, fiestas costumbristas, ¡todo lo que pasa alrededor de la medialuna! El rodeo tiene que seguir perfeccionándose y tener mucho cuidado con el maltrato. Fíjate que en todas las fiestas ecuestres del mundo hay un árbitro secreto en el público que vela por el maltrato a los caballos. Nosotros deberíamos tener un veedor de maltrato al caballo. Igual yo me mato de la risa, porque gran parte de estos animalistas después se comen un bistec, y nadie se preocupa de cómo mataron al novillo.

Hay una cuestión genética en el nacimiento de la cultura, que es la antinomia entre el hombre de a pie y el hombre a caballo, mucho antes de la discusión entre liberales y conservadores. Todo empezó cuando los ganaderos empezaron a pelearse con los agricultores, y estos dos se pelearon con los curas y con los burgueses. Hay ciertas antipatías genéticas. Yo creo que la gente anti-rodeo, que muchos son amigos míos, son anti-chilenos. Es por el sesgo cosmopolita que hay. Entienden el patriotismo como otra cosa. Pero todo esto pasará, porque las cosas se van acomodando. Es cosa de ver: esta pelea la están perdiendo, porque hoy en día se revalidan mucho las cosas chilenas. A la gente le gusta más el rodeo. Es como una reacción instintiva. La gente, en esta especie de supermercado mundial, de moda, de formas de ser, de valores, mientras más globalización hay, más busca lo suyo. Ahora, pueden convivir absolutamente bien todas estas corrientes”.

BOMBAZOS

“Esta es una crónica de un bombazo anunciado. Todos sabemos quiénes son. Cuando se produjeron los bombazos anteriores, hubo sectores, yo te diría que de extrema izquierda, los comunistas, algunos socialistas, y otros grupos, que hicieron imposible meter preso a los bomberos locos. Acusaron al gobierno de crear un montaje, crearon una comisión investigadora en la cámara de diputados, y en vez de ponerse duros para sancionar, se pusieron duros para criticar al gobierno, que estaba tratando de hacer cumplir la ley. ¿Cabe alguna duda de quiénes son los culpables de las bombas de ahora? ¿Quién más va a ser? Y este cinismo en el ambiente, que no saben qué cosa, que miran y no hacen nada. ¡Para qué, si todos saben quiénes son! Y vemos que hay una falta de voluntad política general, del gobierno, de oposición, de tribunales, que podría ayudar a terminar con esta cuestión. La Presidenta llamó a un gran acuerdo, y me parece bien. Si el problema está adentro de la Concertación, de los grupos más pro-izquierdistas. Ahora se asustaron todos en el gobierno, y ojalá que reaccionen. Si que te pongan una bomba en el metro es un desastre po.

Mira mijito, creo esta cuestión es fundamental. Yo viví la época entre 1964 y 1973, que fue un tiempo súper complicado. Lo del 73 tiene muchas causales: institucionales, históricas, de intervención norteamericana. Y a mi me gusta hablar de golpe de Estado, no de pronunciamiento militar. Y bueno, uno de los ingredientes de eso fue la violencia política. Esa cuestión empezó igual que ahora. Pero no creo que vaya haber un golpe de estado, porque la gente ahora está más madura. Hay que parar esta huevada. Tenemos que decir: saquémonos la cresta, hay elecciones cada cuatro años, esta es una democracia, ¡cuidémosla! Votemos como queramos, pero desterremos la violencia política. Uno nunca sabe para dónde va el deterioro de los países. Son deterioros económicos, políticos, anímicos. De ahí surgen demagogias, populismo extremo, de izquierda, de derecha. Creo que la preocupación va por esa línea, y lo digo francamente, porque lo veo en mi Twitter. No volvamos a repetir el ejercicio del 64 y el 73, porque todos sabemos cómo puede terminar”.

Chile se asustó. Estamos en un año lo más parecido al 64’. En ese entonces, el país quería cambios. Ahora todo está medio vago. La cuestión está mal. Hay gallos que están abusando. Nos afila el banco, la AFP, la Isapre, el ADT, las universidades. Esta huevada no puede ser. El país iba bien”.

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