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Nacional

5 de Noviembre de 2014

La lista gremialista que amenaza la hegemonía del NAU

El movimiento más antiguo de la Universidad Católica busca hacerse de la federación después de seis años de fracasos electorales. Los gremialistas acusan el desgaste de la Nueva Acción Universitaria, NAU, y aseguran que si ganan en segunda vuelta serían un aporte al pluralismo de la Confech. Hoy, más que nunca, el colectivo fundado por Jaime Guzmán está cerca de alcanzar la meta. Aquí hablan los miembros de la lista que pretende destronar al NAU.

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-La crítica injusta que más me molesta que nos hagan, lejos, es que somos defensores del statu quo. Esa crítica me empelota- afirma Ricardo Sande, el líder de la lista Movimiento Gremial que pretende interrumpir los seis años consecutivos de la Nueva Accción Universitaria (NAU) al mando de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica.

Es la hora de almuerzo y el patio de la Facultad de Medicina de la PUC está colmado de estudiantes. Al frente, sentado detrás de una mesa y con un micrófono entre sus manos, es el propio Sande el que debate contra el candidato a vicepresidente de la lista antagónica, Roberto Flores, luego de pasar a la segunda vuelta superando por mil votos a la lista de centro izquierda.
-Justamente lo que queremos hacer, después de 6 años, es cambiar. No somos reaccionarios ni conformistas. Statu quo son 6 años de lo mismo. La política no es solo ir a marchar, es hacerse cargo de los problemas de los estudiantes-, replica el ex alumno del colegio San Benito de Vitacura despertando las palmas de los presentes. “Tenemos ideas bastante rupturistas y contra culturales”, dice.

Ninguno de los seis miembros que forman la lista de derecha ha visto una federación que no haya sido liderada por el NAU. Es eso lo que los tiene cansados y lo que, según ellos, ha generado el desgaste del movimiento progresista. “El estudiantado de la UC se expresó la semana pasada y quiere un cambio. El NAU propone una UC para todos pero no es así, porque han limitado los temas de discusión únicamente a los que son convenientes para ellos estos años”, señala Martín Baudet, estudiante de historia, candidato a secretario general del gremialismo y ex alumno del Instituto Presidente Errázuriz de Las Condes.

Los reparos al NAU, desde el mundo gremialista, caen como avalancha. Critican la estrecha relación que sostiene Revolución Democrática con el gobierno de la Nueva Mayoría. Tiran palos a Miguel Crispi, ex presidente de la Federación, y a Giorgio Jackson, actual diputado y uno de los líderes del movimiento estudiantil. Las críticas más lapidarias, sin embargo, recaen en Naschla Aburman, presidenta actual de la Feuc.

– La conducción política este año fue derechamente deficiente. Es la peor de todas las federaciones que me tocó presenciar -sostiene Sande.

Nunca antes, desde que nació el NAU, los gremialistas han estado tan cerca de ganar la Federación de Estudiantes. A los 3.944 votos que sacaron se le podrían sumar los 2.658 que obtuvo el movimiento de derecha conservadora Solidaridad, identificados con un nicho social cristiano. Es por esto que esperan un gesto de ellos en las urnas. “Tenemos mucha similitud de principios con Solidaridad. Podemos trabajar en conjunto para que sean parte de este cambio. Son muy cercanos y no me cabe duda de que ellos confían en nosotros”, reconoce Baudet.

Uno de los principales enemigos con los que han tenido que luchar es contra el estereotipo que se ha generado respecto de las antiguas federaciones gremialistas. Se ha vinculado su gestión más a la de un centro de eventos que a la de una organización estudiantil. Fue durante la última federación gremialista, en 2008, que se consolidó el estigma. La Feuc de ese año organizó el “Día Blanco UC”, para que los alumnos de la universidad conocieran la nieve por un precio módico, además de recitales y eventos enfocados en la vida universitaria como un campeonato de pinpon y una demostración de “Chaleco” López. Contra eso se defienden. “No podría decirte que esa calificación es justificada porque no viví la última federación gremial, pero sí tengo claro que hemos hecho una campaña muy alejada de eso. Queremos un cambio cultural en la universidad y en los últimos años hemos demostrado que tenemos proyectos que cambian la estructura de la UC”, afirma

Juan Pablo Ossa, candidato a 1er vicepresidente y ex alumno del colegio Everest de Lo Barnechea.
En el bando opuesto critican a esta lista por ayudar a despolitizar el movimiento estudiantil. Cosa que, asegura Sande, no es verdad. “Cuando hablamos de despolitización nos referimos a autonomía. Nosotros hacemos política desde la universidad. Hoy en las universidades, salvo la Jota, hay puros movimientos universitarios. Hacemos política universitaria velando por intereses estudiantiles desde una posición autónoma. No defendemos los intereses de partidos”, sostiene.

Clima adverso

Uno de los ejes de la campaña gremialista es un llamado a “ser agentes de cambio”. Dentro de sus reformas más trascendentes destaca el arancel proporcional y un proyecto de residencia y transporte para alumnos de regiones. “Lo del arancel es un cambio de medición. Que el que tome tres ramos pague menos que el que tome cinco porque, probablemente, el que toma tres es porque tiene dificultades como trabajo, paternidad o maternidad”, explica Baudet. También aspiran a estrechar los vínculos con el Duoc UC a través de un intercambio y a levantar un proyecto que suba los cursos de la PUC a internet para que el acceso a ellos sea universal y gratuito.

En caso de ganar, la Confech tendría dentro de sus federaciones más emblemáticas a una fuerza de derecha, otro antecedente inédito desde que el tema educacional se instaló en la agenda. “La Feuc del NAU ha sido una caja de resonancia de la Fech. Han sido más voceros de la Confech que de la UC”, acusa Andrés Besa, candidato a 2do vicepresidente y ex alumno del Tabancura. En el contexto de la movilización estudiantil probablemente les espere un clima adverso. Las federaciones de derecha son contadas con los dedos de una mano y el discurso público de la confederación nunca ha dejado entrever influencia alguna de las posturas opositoras. “Yo confío en que la Confech va a tener la altura de miras y la humildad necesaria para escuchar opiniones distintas. Demostraría mucho miedo de parte de sus propias ideas el hecho de no querer contrastarlas”, asegura Sande.

Ningún miembro de la lista, pese al vínculo histórico de los gremialistas con la UDI, asegura militar en este partido ni comulgar con las ideas de Jaime Guzmán. Se declaran en contra de la participación del alumnado en la elección del rector, de la gratuidad universal en educación superior, del aborto en cualquiera de sus formas y no tiene una opinión oficial sobre el matrimonio homosexual, pero sí de la defensa de los alumnos homosexuales que sufran discriminación.

Como nunca, la Nueva Acción Universitaria está viendo peligrar su reinado. No le basta ni con el 100% de los votos de la lista de izquierda Crecer (que sacó 21,4%), por lo que tendrá que apuntar a otros sectores para conseguir la victoria de su representante: el estudiante de periodismo Alberto Millán. Pese a todo, los gremialistas no se confían, o al menos eso dicen. “La política es como el fútbol. No se gana hasta que se gana”, sentencia Ricardo Sande.

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