Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

12 de Abril de 2015

Carlos Peña destroza cita de Bachelet con corresponsales: “Es una de las operaciones comunicacionales más torpes del último tiempo”

El académico cree que se intentó difundir una necesaria reacción de la Presidenta ante Caval y los consecuentes rumores "que tendría el sabor y la intimidad de una confidencia, pero revelada sin que interviniese su voluntad", lo que solo terminó por dar cuenta de "dos rasgos de su liderazgo que la Presidenta debiera revisar".

The Clinic Online
The Clinic Online
Por

Carlos Peña 01 A1
El columnista y rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, criticó lo que calificó como “una de las operaciones comunicacionales más torpes del último tiempo”, en referencia a la cita de la Presidenta Bachelet con corresponsales extranjeros, en la que habló sobre el caso Caval y desmintió rumores de renuncia.

“Puesta frente a la necesidad de hablar y dar explicaciones, pero al mismo tiempo no exponerse a preguntas incómodas, alguien ideó la peor de las estrategias: que ella hablara a través de otro”, señala el académico, planteando que entonces se organizó un encuentro “con corresponsales a quienes, en tono coloquial, se les explicó el caso Caval y la seguidilla de rumores que le siguieron”.

“Como los corresponsales son periodistas -o lo que es lo mismo, infidentes de profesión-, era seguro que lo que ella dijera lo sabría luego todo el mundo”, añade el abogado, para quien se trataba de un plan en que “la reacción de la Presidenta tendría así el sabor y la intimidad de una confidencia, pero revelada sin que interviniese su voluntad”.

“El mejor estilo de la Presidenta -la intimidad a la distancia- podría ser así restaurado. Y los corresponsales que la oían agradecidos por la primicia serían, sin saberlo, muñecos de ventrílocua”, agrega en su columna de El Mercurio.

En esa linea, Peña señala que “cuando alguien convenció a la Presidenta Bachelet de que para exonerarse de reflexionar críticamente ante la ciudadanía -o lo que es casi lo mismo, ante la prensa que la ciudadanía lee, ve o escucha- debía reunir a los corresponsales extranjeros y dejarles ver sus reacciones, provistas de la sinceridad de quien hace una confidencia, confidencia que, sin embargo, sabe será revelada, le hizo un flaco favor a la Presidenta”.

Esto, porque “lo que reveló la puesta en escena de esa conversación (puesta en escena no porque en ella se hayan vertido mentiras, sino porque la sinceridad cuidadosamente deliberada parece más mentira que verdad) son dos rasgos de su liderazgo que la Presidenta debiera revisar”.

“Uno de ellos es su actitud alérgica con la prensa, esa actitud huraña y distante con los medios nacionales”, cree Peña, dado que “es difícil explicar” por qué la Presidenta no conversó con los medios nacionales y “por qué en esta época de transparencia no se somete a la inevitable inquisición de los periodistas”.

En segundo término, el otro rasgo a “revisar” sería su convicción en que “ella puede establecer un vínculo directo con la ciudadanía para el que no necesitaría de la mediación ni de la prensa masiva, ni de los partidos”, en la creencia de que “las críticas son cosa de la élite y que si ella se relaciona directamente con el pueblo, la élite quedará sola y aislada”.

“La alergia con los medios alimenta la desconfianza y casi legitima la sospecha. Y la creencia en el vínculo directo con la ciudadanía es lo que en América Latina desde hace bastante tiempo se conoce como populismo: la participación emocional de la gente sin la mediación más o menos racional de las instituciones”, sentencia el columnista.

Notas relacionadas