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Nacional

22 de Abril de 2015

El plan secreto de Lagos

Durante nueve meses, un grupo de abogados, economistas y empresarios de todas las tendencias, se reunieron en la oficina del abogado Darío Calderón. A pedido del ex presidente Ricardo Lagos, elaboraron una agenda de temas comunes. Hablaron de energía, de educación, de reforma tributaria, del fin al binominal y de una reforma al financiamiento de las campañas y los partidos políticos. Cuando estaban a punto de plasmar las discusiones en una hoja de ruta, que ambicionaba llevar a Chile al desarrollo, la invitación de Jovino Novoa a uno de los almuerzos echó por tierra todos los esfuerzos: “Esto se cayó por Jovino… el jovinismo siempre ha creído que si no existe el binominal ellos se mueren, y tampoco les interesaba cambiar el financiamiento a la política”, recuerda hoy un miembro del grupo.

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Viernes 7 de septiembre de 2012. Sentados en una mesa, en una oficina de reuniones del estudio jurídico del abogado Darío Calderón, un almuerzo reúne al dueño de casa con el investigador de la fundación Jaime Guzmán, Jaime Bellolio, el ex presidente de la CPC, Rafael Guilisasti, el Chicago Boys Jorge Selume, el ex director del Metro, Fernando Bustamante, y el entonces senador Jovino Novoa. El dirigente de la UDI es primera vez que asiste a reunirse con el grupo, que ya lleva seis meses juntándose con una secreta misión: aunar criterios transversales sobre cosas que hay que resolver –tanto en lo político como en lo económico-, para convertir a Chile en un país desarrollado, y disipar así los conflictos sociales que desde el 2011 vienen estallando a partir de las manifestaciones estudiantiles. La instancia ha sido convocada por el ex presidente Ricardo Lagos, quien en marzo de ese año se juntó con 14 empresarios para manifestarles su preocupación por el camino que estaba tomando el país.

La conversación con Novoa es tensa. Pese a que el grupo ha encontrado puntos comunes en varias materias, especialmente en la necesidad de hacer reformas políticas, el senador viene dispuesto a echar abajo cualquier posibilidad de acuerdo.

-Novoa planteó que las reformas políticas estaban sobrevaloradas, que no eran indispensables. Estaba convencido que lo importante era generar un cambio urbanístico y mejorar los subsidios de la clase media, pero no hacer cambios políticos –dice un asistente a la comida, mientras revisa los apuntes que tomó en su agenda.

-Ese día, uno de los invitados le advirtió a Jovino que esta era una olla que estaba comenzando a hervir y que si no aprovechaba la oportunidad de hacer los cambios ahora que eran gobierno, les iban a sacar la cresta electoralmente –agrega.

Jovino, según agrega otro asistente, temía que la discusión diera paso a una crítica anárquica, donde se terminara discutiendo al modelo en su conjunto y no las cosas precisas para corregirlo. Lo que más le preocupaba era la reforma al binominal y el financiamiento a la política.

-Todos consensuábamos en algo que hoy todos dicen: que era malo que las empresas donaran a la política, que tenían que hacerlo los particulares. Todos estábamos de acuerdo que ya el tema de las boletas estaba empezando a vivir los últimos días, porque ya en la campaña de Piñera esto se empezó a poner en alerta: era un acto impúdico -recuerda otro asistente.

La cita con Novoa, sin embargo, echó por tierra cualquier posibilidad de acuerdo. Aunque el grupo siguió juntándose por dos meses más, todos entendieron que el esfuerzo de un año de reuniones sería en vano.

CAMBIANDO EL PAÍS

El primer acercamiento para formar el grupo que lideraría las conversaciones ocurrió el 13 de marzo de 2012. Esa noche, el abogado Darío Calderón convocó a una cena en su casa, donde fue el anfitrión de una comida entre el ex presidente Ricardo Lagos y 14 empresarios nacionales, entre quienes estaban Jorge Selume, Fernando Bustamante, Juan José Cueto (dueño de Lan), Rafael Guilisasti, y el ex director del SII, Felipe Lamarca.

La comida fue amena. Como siempre, según recuerda un invitado, Lagos se lució como estadista:
-Este era un plan de Lagos para ayudar al país. Frei, por ejemplo, no es así. Tú hablas con él y te cuenta de sus viajes, puras hueás. En cambio Lagos, vive la política todos los días. Es un agrado. Imagínate que hace tres años él ya leía hacia dónde iba el país -cuenta.

No está claro con exactitud qué temas se trataron en específico durante esa noche, pero sí que en términos generales, el ex presidente hizo un análisis demoledor sobre el futuro de Chile. Miraba con preocupación el desprestigio en el que había caído la clase política y como la derecha –después de casi dos años de gobierno- no estaba generando reformas estructurales. Al terminar la velada sacó su mejor estrategia, lo que ha convertido a Lagos en un político amado transversalmente: la democracia de los acuerdos.

El grupo decidió formar una comisión, un grupo transversal de representantes que propondrían soluciones: Jorge Selume, Rafael Guilisasti, Fernando Bustamante y Darío Calderón. Un par de meses después se les sumó el ex presidente del Banco Central, José de Gregorio, y el hoy diputado de la UDI, Jaime Bellolio.

El 9 de abril de ese año llevaron adelante su autoimpuesta tarea de trazar el rumbo del país. Lo primero que aclararon fue que ninguno de ellos estaba allí como representante de los partidos políticos y que todo lo que se dijese dentro de las cuatro paredes de la oficina de Calderón sería confidencial. En esa primera reunión acordaron seis puntos a conversar: reforma educacional, reforma tributaria, crisis energética, los deberes y derechos de los ciudadanos, la institucionalidad del Estado, y las reformas políticas. Ese día se fueron a la casa con la misión de levantar la mayor cantidad de estudios sobre estas distintas áreas. La idea era que durante cada almuerzo se discutieran las mejores propuestas. En todas las sesiones, además, habría un invitado experto en el área que más les interesaba tratar. Pasaron por allí personas como el analista Ernesto Ottone, el actual ministro de Justicia José Antonio Gómez, el expresidente del tribunal medioambiental José Ignacio Vásquez, y el fallecido ex director de TVN Carlos Zepeda, entre otros.

Las reuniones se volvieron periódicas. Hubo un almuerzo el 17 de abril, el 9 de mayo, y el 6 de junio. Ese día, por ejemplo, el grupo analizó una publicación de la Revista Qué Pasa, que en su última edición había dado cuenta de los encuentros que se estaban realizando. Entre todos asumieron nuevamente el compromiso de no filtrar nada a la prensa y dedicaron la sesión completa para hablar del financiamiento de las campañas y los partidos políticos. Luego de dar su opinión, todos acordaron que Jaime Bellolio recopilaría algunos estudios y que esto sería motivo de discusión permanente en todos los encuentros, tal como lo era a esa altura la reforma tributaria, la educacional, y las otras reformas políticas. A la sesión siguiente, el actual diputado llegó con dos análisis: “Sistema binominal y modernización electoral: evaluación y lineamientos de la reforma”, escrito por su hermano Álvaro Bellolio –miembro de Libertad y Desarrollo-, y un texto sobre financiamiento público en las campañas electorales, realizado por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA).

-Un analista al que invitamos decía que había que hacer un nuevo pacto social y que esto pasaba por dos cosas: una reforma tributaria y reformas políticas. Un empresario planteaba que había que tener financiamiento público y que las empresas no debían aportar, sino que solo las personas. No fue tema el cómo, pero sí estaba claro que el financiamiento de campaña no se estaba haciendo estrictamente apegado a la ley –dice hoy Jaime Bellolio, al recordar dichos encuentros.

Existe consenso, entre quienes participaron de las reuniones, que los almuerzos resultaron ser muy entretenidos, por la discusión sincera que se dio. La gran mayoría recuerda el análisis que el 30 de agosto hizo el fallecido ex director de TVN, Carlos Zepeda, quien con pocas expectativas de vida, debido a un cáncer que padecía, dio un discurso que aportó realidad a todo lo que allí se había comenzado a discutir: “sin el apoyo de la UDI, todo esto que han pensado es imposible”, les dijo. Ese día se decidió invitar a Jovino Novoa a la siguiente reunión. En ese encuentro hubo acuerdo en todo lo que tenía que ver con el desarrollo económico del país. Sobre los cambios políticos, sin embargo, las diferencias echaron por tierra cualquier posibilidad de elaborar un documento transversal.

-Esto se cayó por Jovino. Bellolio se portó un siete, teníamos un acuerdo en casi todos los puntos, pero después cachamos que Novoa venía con un doble discurso, porque el jovinismo siempre ha creído que si no existe el binominal ellos se mueren, y tampoco les interesaba cambiar el financiamiento a la política –recuerda un miembro del grupo.

Pese a eso, las reuniones se extendieron hasta fines de año. Entre medio se escuchó a José Antonio Gómez y su idea de Asamblea Constituyente, planteamiento que no sedujo a ningún miembro del grupo. También se invitó a José Ignacio Vásquez, expresidente del tribunal medioambiental, quien en su calidad de experto habló sobre los recursos de protección en materia energética. El 6 de noviembre de 2012, las reuniones llegaron a su fin. Aunque se habían puesto de acuerdo en difundir una propuesta conjunta mediante una carta que debía ser suscrita por académicos e intelectuales de orígenes transversales, al final todo quedó en nada. Un integrante del grupo resume así el fracasado acuerdo:

-Después de esto vinieron las campañas, llegó el verano, y todos nos fuimos a la playa.

LA COCINA DE LAGOS

Entre los asistentes a las reuniones no solo hubo coincidencia en los temas económicos y políticos. Todos ellos, también, destacan los buenos almuerzos que preparaba Darío Calderón. Según cuenta un integrante del grupo, el abogado –que hoy es parte del staff de juristas que asesoran a Julio Ponce Lerou- es conocido por sus comidas: “Era todo muy rico, una entrada, un plato de fondo, y un postre. En general comíamos pescado”, recuerda.

La comida, sin embargo, no era lo único que se cocinaba en esa oficina. En tiempos en los que juntarse con el que piensa distinto es mal visto, la gran mayoría de los que asistieron a estas reuniones reivindican lo enriquecedor que resultaron los diálogos.

-Como hoy está deslegitimada la “cocina” como forma de llegar a acuerdos, esto se lee como un intento de ocultar algo, como si estuviésemos tratando de llegar a un arreglín fuera del ámbito de lo que la ciudadanía espera. Pero eso no es así: tú necesitas saber lo que piensa el otro –aclara Jaime Bellolio.

-Estos encuentros ayudan a eso, pero no significan un compromiso. Con la misma franqueza en que se dicen las cosas en estas reuniones, se tiene que ser totalmente transparente frente a la ciudadanía. Estos encuentros no sirven de nada si no se legitiman, si no se someten a la participación de la gente –agrega el diputado UDI.

La misma opinión tiene Fernando Bustamante, miembro del grupo y amigo íntimo del ex presidente Ricardo Lagos:

-Yo no niego que participé en esos encuentros, pero todas esas fueron reuniones privadas y acordamos que eso quedaba así. A mí me preocupa poco si esto es bien o mal mirado. Me parece que uno debe juntarse, conversar, dialogar, es parte de lo que uno hace para tener información adecuada y no quedarse con una visión absolutamente sesgada. Éramos personas que proveníamos de distintas actividades y la idea era intercambiar opiniones para ver qué visión teníamos en un momento determinado –explica Bustamante.

Hasta el cierre de esta edición intentamos comunicarnos con el ex presidente Ricardo Lagos, pero por problemas de agenda fue imposible recoger su opinión respecto a estas reuniones.

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