Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

26 de Junio de 2015

Columna: ¿Qué haremos para no hipotecar nuestro futuro?

Una encíclica verde que prende en rojo todas las alertas. De seguro el Papa Francisco conocía el lobby detractor que precedió a la publicación de la Laudato si. Aún así, valiente, hace suyo y eleva a paradigma el cambio climático como “un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas” y señala a la acción del hombre como la responsable de la devastación que […]

Patricio Walker
Patricio Walker
Por

sequia

Una encíclica verde que prende en rojo todas las alertas. De seguro el Papa Francisco conocía el lobby detractor que precedió a la publicación de la Laudato si. Aún así, valiente, hace suyo y eleva a paradigma el cambio climático como “un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas” y señala a la acción del hombre como la responsable de la devastación que ha sufrido la Tierra. La llama “nuestro hogar compartido”, pero –advierte- que “cada vez más se convierte en un inmenso depósito de porquería”. Lo dice así de fuerte, sin rodeos que dispersen la discusión.

En esta primera encíclica de entera autoría de Bergoglio, el Papa sale del auditorio exclusivamente católico y declara que le habla a cada habitante de este planeta, claro, el problema tiene esa misma dimensión, y no escatima argumentos para sensibilizar sobre lo que define como el deterioro ambiental global. No sólo un diagnóstico, sino que avanza en críticas y ofrece un camino, al menos de reflexión, y derechamente pide un cambio en el estilo de vida, de producción y de consumo.

Algo que se murmura, esta vez, está escrito solemne y en tono directo: la reacción política internacional –enfatiza- ha sido débil para frenar el deterioro planetario y declara que las Cumbres Mundiales sobre Medio Ambiente son un fracaso. Apunta esto, como la prueba del sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas. Es este concubinato el que impide que el bien común sea el alma mater que debiera guiar el espíritu de las decisiones en materias de políticas económicas y sociales para un desarrollo sustentable.

No basta con la responsabilidad social de las empresas para intentar mostrar que atienden a las demandas de las comunidades donde están insertas, sino que la primera mirada es cómo construir un modelo de desarrollo que preserve los recursos naturales, los extraiga y use con respeto no sólo para las utilidades del momento, sino en la perspectiva de que se trata de bienes de cuya explotación depende también el presente digno de las personas y un futuro abierto y no jaqueado por intereses cortoplacista de las compañías. De lo que se trata es de respetar, cuidar lo que tenemos y explotar nuestros recursos con el horizonte de mejorar la calidad de vida, del empleo, tomar medidas para que los hábitat no sucumban y que las empresas cambien su conducta a través de legislaciones claras. En paralelo, también se debe fomentar  una cultura del desarrollo económico en que este no es posible si no incluye, el entorno y a las personas en su más amplia dimensión.

Crecimiento sin mirar para el lado

En lo nacional, la Laudato si nos habla de manera directa de nuestros propios problemas. Francisco señala que hay una íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta. Y, entonces, aparecen los habitantes de Puchuncaví y Quinteros y sus problemas de salud por la contaminación atmosférica generada por las plantas de la zona; o los 15 mil habitantes afectados por el plomo en Arica, luego que sus casas se construyeran sobre un antiguo acopio de basura y metales pesados; y, entre otros, por supuesto, Freirina y la planta de cerdos que desató una crisis política y ambiental de proporciones. Decir,que en todos los casos sólo la reacción de los pobladores hizo que un país tuviera que mirarlos y ofrecer un camino para enfrentar el problema. El Papa incorpora ese sentir y llama a ejercer una “sana presión” sobre quienes tienen el poder político, económico y social.

Una posibilidad de reflexionar también para las empresas, porque necesitamos de un desarrollo sustentable que permita al país crecer; necesitamos industrias productivas, desde luego, y que los beneficios que de ello deviene, setraduzcan en mejores trabajos, mejores remuneraciones, con buenas condiciones laborales para las personas, pensando en que somos partes de un todo y que si existe una mirada integral, las industrias también obtendrán el gran premio, el de un futuro auspicioso.
Lo de fondo sí, sigue siendo, que los vacíos o ausencia de políticas públicas medio ambientales de largo plazo nos seguirán jugando en contra y poniendo en peligro el futuro de cada habitante de nuestro país.

Las principales voces críticas que se anticiparon a esta encíclica vinieron de la industria del petróleo y el carbón en Estados Unidos y el Papa les sale al paso y pide sin subterfugios un cambio en las costumbres y migrar del uso de combustibles fósiles contaminantes a energías renovables. Una misión que –a su juicio- debe ocurrir sin demora.

Aún con timidez, pero por fortuna Chile ha emprendido ese camino. Según cifras del Ministerio de Energía, a la fecha nuestro país tiene 2.267MW provenientes de fuentes renovables no convencionales en operación. Las energías eólica y solar llevan el liderazgo. Se espera que el 2015 culmine con más de 1000 MW adicionales en ERNC. Una ruta en la que no hay pie atrás.
Hemos ido poco a poco dando pasos en materias ambientales, pero nos falta y mucho para una robusta política pública. Sobre la crítica respecto de la privatización del agua que lanza el Papa, nuestro país, comienza recién una discusión con el enviado proyecto de reforma del Código de Aguas que de seguro incluirá varios gallitos; está también la ley de glaciares, un tema que se asocia directo al calentamiento global  y que el Papa no pasa por alto en las 191 páginas que acaba de entregar; estamos tomando conciencia de lo que tenemos, no en vano la ley que crea el Servicio de biodiversidad y áreas protegidas. Ahí vamos.

El ministerio de Medio Ambiente chileno lidera, con el Plan de Adaptación al Cambio Climático en Biodiversidad el ordenamiento de prioridades, movilizar y coordinar a los actores, y buscar financiamientos y medios para proteger la rica biodiversidad chilena. Pero lo que nos toca a cada uno y, desde luego, desde la educación que les damos a nuestros niños es cómo impulsamos una cultura para la sustentabilidad ambiental, un trabajo de largo aliento que involucra a los gobiernos, empresas y ciudadanos.

En esa línea, consignar que está en segundo trámite legislativo el proyecto de Ley de Fomento al Reciclaje que crea una industria formal; ahí destaca el reconocimiento a los recicladores de base, unas 60 mil personas que necesitan de la dignificación del trabajo que realizan. Gracias a ellos, un 80 por ciento de los papeles y cartones se reciclan. En otras áreas el reciclaje aún está en pañales.

En suma, agradecer al Papa que pusiera los puntos en las íes. Agradecerle por este llamado al diálogo y que podamos pensar en la economía, pero como dice, en que “la economía mundial sea segura, segura para los marginados, segura para la tierra, segura para las generaciones futuras”.

 

Patricio Walker, presidente del Senado. 

Notas relacionadas