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Cultura

29 de Septiembre de 2015

“El Botón de Nácar”: El último documental de Patricio Guzmán

El documental "El Botón de Nácar", del premiado cineasta chileno Patricio Guzmán, que conjuga el agua y los paisajes de la Patagonia con el exterminio de los pueblos autóctonos y los desaparecidos de la dictadura de Pinochet, se presentó hoy por primera vez en cines comerciales en Santiago.

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El documental “El Botón de Nácar”, del premiado cineasta chileno Patricio Guzmán, que conjuga el agua y los paisajes de la Patagonia con el exterminio de los pueblos autóctonos y los desaparecidos de la dictadura de Pinochet, se presentó hoy por primera vez en cines comerciales en Santiago.

“El océano contiene la historia de la humanidad. El mar guarda todas las voces de la tierra y las que vienen desde el espacio. El agua recibe el impulso de las estrellas y las transmite a las criaturas vivientes”, señala la sinopsis del filme ganador de un Oso de Plata a mejor guión en el último Festival de Berlín.

A través de un botón, Guzmán enlaza ambas historias de genocidio y establece una conexión entre los kawésqar, un pueblo indígena de la Patagonia “exterminado” a finales del siglo pasado, y los cuerpos arrojados al mar durante la dictadura de Pinochet.

El primer botón que un capitán inglés le ofreció a un indígena para convencerlo de que se subiera a un barco rumbo a Inglaterra, y el otro que habla de los desaparecidos, de un botón que se halló en un riel al fondo del mar como único vestigio de lo que una vez fue un cuerpo humano.

“El botón de nácar” reconstruye la cruda historia de las víctimas de Pinochet que fueron arrojadas al mar, y que Guzmán estima entre 1.200 y 1.400, las mismas que luego de ser torturadas eran inyectadas letalmente con pentotal y a quienes se les ubicaba un riel en la parte superior del tórax.

El riel, según cuenta en la cinta Javier Rebolledo, periodista y escritor chileno, era amarrado con alambres al cuerpo de la víctima, luego cubierto con bolsas de plástico, y finalmente empaquetado con sacos de arpillera para ser arrojados a las aguas del Pacífico.

Un ejemplo de esto último se retrata en Marta Ugarte, el único cuerpo que emergió desde el fondo del océano y que apareció en una playa de la región de Coquimbo el 12 de septiembre de 1976.

Según el expediente del caso, uno de los alambres que unían el riel a su cuerpo fue utilizado por un agente de la policía secreta de Pinochet para estrangularla, pues ella permanecía aún con vida tras la inyección letal que le fue administrada antes de subirla al helicóptero. Así, una vez en el agua, el riel se soltó y su cadáver emergió.

Guzmán, autor de filmes como “La batalla de Chile” (1975), “El caso Pinochet” (2001) y “Nostalgia de la luz” (2010), también logra reconstruir el destino de las tribus kawésqar, selknam, aonikenk, chonos y yámanas, cuyos modos de vida estaban íntimamente vinculados al mar del extremo sur de Chile, a través del relato de los últimos supervivientes.

La descendiente kawésqar, Gabriela Paterito, a la que el documentalista conoció gracias a unas fotografías de Paz Errázuriz (Premio Photoespaña 2015), es una de las entrevistadas que cuenta cómo en su idioma no existen palabras para conceptos como dios o policía.

“Tampoco tenían palabras para otros conceptos relacionados con lo trágico. Ellos tienen otro sentido de la vida, otra forma de ver el mundo, con el mar siempre como telón de fondo”, dijo Guzmán recientemente en una entrevista a Efe.

Por su parte, los selknam pintaban sus cuerpos y cubrían sus rostros con máscaras de troncos de árboles para sus rituales, y aunque no se sabe con certeza el motivo de los dibujos el cineasta juega con la idea de que correspondían a los astros, los mismos en los que se transformaban una vez que morían, según sus creencias.

“El Botón de Nácar” es la segunda parte de una trilogía sobre geografía y memoria histórica que abrió con “Nostalgia de la luz”, centrada en el desierto de Atacama y los desaparecidos enterrados allí, y que continuará próximamente en los Andes.

El realizador radicado en Francia, quien recientemente regresó a Chile para presentar su obra en el Festival Internacional de Documentales de Santiago (Fidocs), certamen que él mismo fundó en 1996, invita al público a reconciliarse con el pasado a través del mar porque, según señaló Guzmán, “si no se investiga la memoria, el futuro se cierra”.

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