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12 de Octubre de 2015

Crítica: Fuguet 3.0

A Fuguet se le podrán imputar muchas cosas, pero jamás se podrá decir de él que no cuenta con una estética propia, un lenguaje personal, un grupo de preguntas que reaparecen en sus libros con la regularidad de un metrónomo. Fue uno de los primeros narradores chilenos en acercarse al pop, lo que le valió […]

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A Fuguet se le podrán imputar muchas cosas, pero jamás se podrá decir de él que no cuenta con una estética propia, un lenguaje personal, un grupo de preguntas que reaparecen en sus libros con la regularidad de un metrónomo. Fue uno de los primeros narradores chilenos en acercarse al pop, lo que le valió repudios de todo tipo, pero sus experimentos con la cultura vigente, actual, resultaron precursores de una gran porción de la literatura chilena imperante. “No ficción” es su manera de alzar la voz después de cinco años de publicaciones de, sí, no ficción, además de las reediciones de algunas de sus novelas más conocidas (“Por favor rebobinar” y “Mala onda”).

Y qué manera de volver al ruedo. Fuguet consigue, ya desde el título, una novela franca y directa, destemplada, sin metáforas ni comparaciones, sin alardes vanos de belleza. La novela es una larga conversación entre Álex y Renzo, dos hombres que mantuvieron una relación amorosa y laboral durante ocho años. Ambos tienen definiciones distintas de lo que quieren: Álex, enamorado hasta las patas, ansía amor e intimidad, el contacto con otra piel, mientras Renzo, temeroso, escindido entre su deseo latente y una manifiesta homofobia, dice buscar “hermandad” y “amistad”. La larga relación se derrumba cuando una noche Álex, animado por la marihuana y el alcohol, sucumbe y se descubre por completo a Renzo (“Quizás fue un error puntearte”, dice, en una de las frases más divertidas y tristes de la novela). Renzo no soporta los avances de su hermano y mentor y cancela el viaje que habían planeado a Rosario. Este es un resumen de la prehistoria de su relación.
“Voy a escribir de ti, hueón”, amenaza Álex unos cuantos años terminada la relación, instalado en el living del departamento de un ambiente que Renzo arrienda en el centro de Santiago. Con esa declaración comienza la novela, que es la remembranza de un amor intenso, casto y difícil de clasificar, así como el ajuste de cuentas de un antiguo amante para con su antiguo amado. Sigue Álex: “Quiero escribir de ti, Renzo. Eso. De hecho, voy a escribir”. Más adelante, Renzo, mosqueado, su orgullo tocado, contesta: “Es no ficción, no deberías inventar. Sé hombre”. A lo que Álex, aburrido de los bobos desplantes homofóbicos del reprimido Renzo, dice: “No voy a inventar. Y soy hombre. Y me gustan los hombres. ¿Algún problema?”. La conversación procede así, entre recriminaciones y recuerdos (para Álex sus temporadas juntos son viejos tiempos, para Renzo, buenos tiempos).

“No ficción” recoge el guante de Puig, especialmente de “Maldición eterna a quien lea estas páginas” y, en Chile, de “Cuartos oscuros” de Jorge Marchant Lazcano, publicada este año por Tajamar. En la novela de Marchant hay una frase que se repite como un mantra: él quemó las naves.

Lo mismo hace el narrador de “No ficción”, quemar las naves, comenzar de cero, dejar atrás ese amor tan cruel e intenso como hermoso y abusivo, recuperar la piel que el otro –como deja en claro la frase de la Susan Sontag que Fuguet emplea como epígrafe– se ha llevado consigo sin pedir, como si este fuera el derecho inalienable del amado.

Tiene razón Fuguet –y su editor– cuando dice que esta novela es muy chilena por la manera en que representa la postergación del sexo, el tira y afloja, esa forma de negociación carnal en que los chilenos somos tan pillos como estúpidos e infantiles, como si la vida se fuera en el cortejo, como si se temiera llegar al sexo, a “concretar” como dice Fuguet, porque no se lo ve como finalidad, sino como un paso intermedio, ¿pero hacia qué? ¿El amor? Como sea, “No ficción” es la versión más extrema de Fuguet, más directa y pulida, desde luego su mejor novela desde la magnífica “Missing”.

NO FICCIÓN
Alberto Fuguet
Literatura Random House, 2015, 176 páginas

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