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Poder

11 de Noviembre de 2015

Caballos, fútbol y fiestas: Las redes de Danilo Alarcón en el Milicogate

En medio de las defraudaciones por diez millones de dólares cometidas en el Ejército con los fondos de la Ley Reservada del Cobre, aparece el nombre de Danilo Alarcón, empleado civil de esa institución. El encarcelado coronel Clovis Montero lo ubicó en la red de corrupción, pero él negó todas las imputaciones ante la Justicia Militar. Su amistad con Juan Carlos Cruz, el cabo que gastó más de 2 mil millones de pesos en el Monticello y con quien se compró un caballo fina sangre, lo tienen en la lista de eventuales sospechosos. Esta es su historia.

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milicogate

El Año Nuevo Danilo Alarcón pidió un extraño deseo a través de Facebook: que se acabara “el mariconeo” en todos los lugares de trabajo, incluido el suyo, el Ejército. Luego agregó en tono optimista, “esta vida es muy corta y hay que disfrutarla”. Alarcón, quien ingresó a la institución como cabo y terminó como civil luego de estudiar ingeniería en informática, estaba enviando un claro mensaje a sus compañeros de trabajo. Luego de varios meses de investigaciones judiciales su nombre figuraba en la compleja red funcionarios involucrados en las millonarias defraudaciones cometidas con los fondos de la Ley Reservada del Cobre.

Hace rato que Alarcón tenía ganas de dar vuelta la página. “La cagá está hecha”, le dijo al coronel Clovis Montero por teléfono en mayo de 2014, cuando el caso estaba en sus primeras etapas de investigación en la VI Fiscalía Militar, bajo el mando de la abogada Paola Jofré. Sin ser informado que su diálogo era grabado por su interlocutor, Alarcón lamentó las versiones entregadas a la Justicia por el cabo Juan Carlos Cruz, uno de los cinco detenidos en la causa. “¡Cuántas veces he conversado con él, para que estemos todos más tranquilos!”, dijo. “El weón ha cagado a todos”, le respondió Montero, detenido hace 17 meses por su participación en el desfalco.
Alarcón, libre y sin procesos en su contra, lleva ya 36 años en el Ejército y en la actualidad se desempeña como ingeniero informático en la Dirección de Finanzas, repartición donde conoció al coronel Montero y forjó una amistad de una década con el cabo Cruz, el hombre que gastó 2.368 millones de pesos en los tragamonedas del casino Monticello entre 2008 y 2014, según informó la misma casa de juegos.

La relación de Alarcón con Cruz surgió paulatinamente en medio del trabajo y se reforzó con la afición compartida por las carreras de caballos. Ambos solían acudir al Club Hípico y festejar allí los premios que el cabo ganó en sus interminables jornadas de juego en el casino Monticello. En el 2008, incluso, compraron juntos el finasangre “El Concierto”, con el que ganaron algunas carreras corriendo bajo los colores del Stud Damaf, propiedad de Alarcón, cuyo interés en la hípica se remontaría a lo menos dos décadas.

La mala fortuna, sin embargo, quiso que “El Concierto” muriera tras un accidente en una competencia. Desde entonces, Alarcón siguió solo con su afición. Nunca ha tenido más de dos caballos en forma simultánea y su último ejemplar, Vinicius Mont, hijo de Dushyantor, entrenado por Claudio Bernal y conducido por Jorge González, ganó en enero un “Condicional” de mil metros sobre pasto. Hoy, en medio de los malos ratos que le provocó el destape del caso, Alarcón dejó de tener caballos.

AMIGO SIEMPRE
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Lectura de foto: Danilo Alarcón y su señora antes de partir al matrimonio de Arturo Vidal.

Alarcón, quien rechazó hablar para este reportaje, es un amigo leal y visita hasta hoy a Juan Carlos Cruz en su lugar de reclusión, el Regimiento de Policía Militar ubicado en Peñalolén. Con Montero la distancia, en cambio, es absoluta.

Alarcón, sin embargo, aseguró a la fiscal Jofré que no siempre fue así. “El coronel Clovis Montero, previo a que lo ingresaran detenido, me pedía que lo fuera a buscar a su casa, ocasiones en que varias veces llorando me pidió que convenciera al cabo Cruz que se echara la culpa por los delitos investigados”, narró en un interrogatorio efectuado en agosto de 2014.

El coronel Montero negó siempre estas supuestas escenas a la fiscal Jofré y apuntó que Alarcón acompañó a Cruz, cuando él le entregó una bolsa con 35 millones de pesos en el Club Hípico, dinero proveniente del cobro fraudulento de facturas ideológicamente falsas de la empresa Frasim, propiedad de Francisco Huincahue, el “indio”, otro civil formalizado y libre.

El ingeniero en informática rechazó todo ante la VI Fiscalía Militar y aseguró que fue un invento de Montero. Comentó que estaba al margen de las defraudaciones cometidas por años con las compras de repuestos para vehículos militares, cuyo corazón operativo fue el Comando de Apoyo a la Fuerza, la unidad encargada de procesar justamente los gastos realizados con los fondos provenientes de la Ley Reservada del Cobre. Negó, además, haber inutilizado uno de los servidores del Ejército, asegurando que ni siquiera lo conocía.

Montero, sin embargo, insistió en sus acusaciones. Dijo que Alarcón y Cruz se llevaron parte del dinero defraudado al Ejército, el que supuestamente iba dirigido al general Héctor Ureta, de la División de Mantenimiento, llamado hoy a retiro. Montero aseguró, además, que fueron Alarcón y el cabo Cruz quienes le pidieron conseguir facturas ideológicamente falsas para Ureta.

Hasta ahora, las pesquisas lideradas por la fiscal Jofré revelaron que existen unas 2.500 facturas presuntamente irregulares, algunas ideológicamente falsas y otras que ni siquiera tienen el timbre de Impuestos Internos. Las indagaciones apuntan, además, a que hay una veintena de sospechosos civiles y militares, supuestamente involucrados en el desvío de fondos provenientes de la Ley Reservada del Cobre. El fraude, ante el cual el gobierno ha mantenido un vasto silencio, supuso el pago durante años de reparaciones y compras de repuestos para vehículos militares que jamás fueron realizadas.

Las sociedades involucradas en estas operaciones son Frasim, Raúl Fuentes Quintanilla, Pedro Salinas, Tajamar, Inversiones Capellán y Waldo Pinto, cuyos dueños permanecen libres al cierre de esta edición. Incluso siguen siendo proveedores del Ejército y participando de nuevas licitaciones de repuestos.

Alarcón, quien reside en avenida Santa Amalia cerca del estadio municipal de La Florida y posee otra vivienda en El Quisco con piscina, negó siempre a la Justicia su participación en estos desfalcos, los que a la fecha son estimados en diez millones de dólares, solo entre los años 2011 y 2014.

Como la Justicia Militar ya no puede procesar a civiles, la fiscal Paola Jofré jamás tendrá autoridad para detener a Danilo Alarcón, quien solo figura como testigo en la causa donde dos hombres que conocía terminaron transformándose en los principales sospechosos. La única autoridad que podría acusar a Alarcón es la fiscal Ximena Chong, quien encabeza la investigación contra los civiles que participaron en las defraudaciones, causa que es sustanciada desde 2014 en el VII Tribunal de Garantía de la Región Metropolitana. Hasta ahora, sin embargo, la fiscal Chong no ha entregado ninguna señal de que tomará medidas contra Alarcón, un ingeniero con amplios lazos en el fútbol y la hípica, además del propio Ejército, que ha sorteado con relativa inmunidad el terremoto del “Milicogate”, una de las mayores crónicas de corrupción en la historia del Ejército.

ALARCÓN Y EL REY ARTURO
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Lectura de foto: El Ingeniero en informática, Danilo Alarcón, con el exgoleador de la Universidad Católica, Osvaldo “Arica” Hurtado.

“A pasarlo bien nomás con el Rey Arturo”, escribió Alarcón en su Facebook el 27 de septiembre de 2014, adjuntando una foto suya, vestido con un impecable traje negro, junto a su señora enfundada en un llamativo vestido azul. “Parecemos novios”, agregó luego en la red social, en medio de la vorágine del denominado “Milicogate”, donde ya había sido citado a declarar tres veces.
Aquel día Alarcón y su señora, quien le vendió su jardín infantil al cabo Heriberto Cortés involucrado en otro desastre financiero del Ejército bautizado como el Toner gate, llegaron hasta el Club Hípico de Santiago a la boda del volante del Bayern Münich, Arturo Vidal, a quien el ingeniero conocía en el ambiente de los caballos finasangre. Entre champaña y whisky, Alarcón disfrutó de una torta decorada con diamantes y la música de Américo, junto a la presidenta Michelle Bachelet y los máximos ídolos de la selección chilena de fútbol.

La televisión y los diarios captaron a Alarcón entre los asistentes, en medio de la sorpresa de sus superiores. Pero sus redes con gente del fútbol comenzaron antes, desde su amistad con Osvaldo “Arica” Hurtado, con quien comparte asados en Batuco. “Está medio deteriorado el weón, pero bueno para la parrilla”, comentó Alarcón sobre su compadre en Facebook, en uno de esos encuentros.
Si bien Alarcón se ha alejado de gran parte de sus amistades, a quienes ha confesado por Facebook que se ha portado “ingrato”, no ha dejado de acudir regularmente a ver a Juan Carlos Cruz al recinto penal ubicado en Peñalolén. Su preocupación hoy en día es seguir siendo visita y no engrosar la lista de funcionarios que están detenidos allí como el coronel Clovis Montero, la sargento Millaray Simunovic y los suboficiales Miguel Escobar y Claudio González, por ahora los únicos detenidos en un escándalo que atraviesa al Comando de Apoyo a la Fuerza, la División de Mantenimiento y la División de Logística. Solo el tiempo dirá si tiene o no razón.

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