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2 de Julio de 2016

Artista chileno José Venturelli: purgas, desnudos y maoísmo en plena Guerra Fría

Venturelli vivió en China durante ocho años, en la década de los 50, recién instaurado el nuevo gobierno comunista, dando clases de arte en la mejor universidad del país y siendo el primer artista latinoamericano en llegar a la "nueva China". Entró en contacto con las élites de Pekín: fue amigo de Zhou Enlai -político moderado, mano derecha de Mao, al que también conoció- y se codeó con el poeta Ai Ching, padre del disidente y polémico artista contemporáneo Ai Weiwei. Ya anteriormente había mantenido amistad con el español Pablo Picasso o el poeta chileno Pablo Neruda, junto al que -con el que sería futuro presidente de Chile, Salvador Allende- fundó el Instituto Chileno Chino de Cultura, la institución humanística que más ha unido a ambos países.

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José Venturelli

El pintor chileno José Venturelli -maoísta, purgado por el Partido Comunista de Chile- enseñó por primera vez a los estudiantes de pintura de la Universidad de Pekín que una mujer desnuda es arte, una postura creativa reflejada en sus cuadros, que desde hoy se pueden ver en una exposición en el Museo de Arte CAFA.

Venturelli vivió en China durante ocho años, en la década de los 50, recién instaurado el nuevo gobierno comunista, dando clases de arte en la mejor universidad del país y siendo el primer artista latinoamericano en llegar a la “nueva China”.

Entró en contacto con las élites de Pekín: fue amigo de Zhou Enlai -político moderado, mano derecha de Mao, al que también conoció- y se codeó con el poeta Ai Ching, padre del disidente y polémico artista contemporáneo Ai Weiwei.

Ya anteriormente había mantenido amistad con el español Pablo Picasso o el poeta chileno Pablo Neruda, junto al que -con el que sería futuro presidente de Chile, Salvador Allende- fundó el Instituto Chileno Chino de Cultura, la institución humanística que más ha unido a ambos países.

Su obra -realista, política, de grandes murales destinados al espacio público- casaba con su ideología comunista y con el modelo de “arte para el pueblo” que promovía el régimen de Mao, aunque también traía actitudes “transgresoras” con el puritanismo artístico de la época, al mostrar el cuerpo femenino en todo su esplendor.

En las paredes del museo se pueden ver mujeres chinas dibujadas en líneas negras sobre fondo blanco, algunas de ellas al natural, pero también retratos de su hija (criada en escuelas chinas) o paisajes de la llanura chilena poblados de hombres a caballo, trabuco en mano.

Venturelli viajó desde joven para alimentar su obra, recorriendo Chile “a pie, a caballo y en los techos de los trenes”, según recoge la web de la Fundación José Venturelli, para captar la gente y sus paisajes, aunque su militancia comunista también le destinó paradas en Moscú, París, Praga o La Habana.

Pero su cercanía con Pekín le supuso una quiebra con la izquierda de su país, la chilena: a inicios de los años 60 fue purgado del Partido Comunista de Chile -alineado con la Unión Soviética, en conflicto ideológico con China, que acusaba a los rusos de “revisionistas”- por sus “posturas maoístas”, explica a Efe Malva Castillo, vicepresidenta de la Fundación José Venturelli y nieta del pintor.

Se enteró de su expulsión en Cuba, de donde también fue desterrado por el régimen de Fidel Castro, a causa de -considera Castillo- la amistad de Venturelli con el Che Guevara (única figura de la Revolución Cubana a la altura de Fidel) y el alineamiento de La Habana con la Unión Soviética, en el mismo conflicto con China que dividió al comunismo internacional en dos.

A pesar de la quiebra con la izquierda chilena comunista, Venturelli apoyó, de manera crítica, el gobierno de la Unidad Popular de Allende, y varios de sus cuadros expuestos dibujan las últimas marchas de respaldo a este presidente chileno o el golpe de estado militar que instauró la dictadura de Augusto Pinochet.

“Hizo un salto de comunista a humanista”, considera Castillo, que cree que el poco conocimiento de Venturelli en su patria, Chile, se debe a motivos políticos: por un lado, la derecha lo despacha “por comunista” y la izquierda -en la que el Partido Comunista aún “domina los círculos culturales”- no ha perdonado su alineamiento maoísta.

China es el país en el que, a pesar de que tuvo que huir al empezar la Revolución Cultural de 1966, su obra ha gozado de más promoción: esta exposición muestra 40 cuadros del artista y es la tercera vez que sus pinturas recorren el país, algo que, para el embajador de Chile en Pekín, Jorge Heine, muestra “lo mucho que él significa para China”.

Venturelli murió en 1988 en Pekín, la ciudad a la que siempre acudía para tratar la tuberculosis que arrastraba desde pequeño, y que ahora expone su obra, aún maldita por fantasmas arrastrados desde la Guerra Fría, que dividió a chilenos, comunistas y artistas del mundo.

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