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Opinión

31 de Julio de 2016

Ruggero Cozzi, pintor callejero: “Solo las sociedades fascistas persiguen a sus artistas”

Uno de los personajes más típicos de Providencia, el pintor de las uñas, Ruggero Cozzi, lleva más de 30 años vendiendo sus obras en la principal arteria de la concurrida comuna del sector oriente. Acá, cuenta detalles de su larga trayectoria como artista callejero y sus enfrentamientos con Carabineros, la administración del Drugstore y el municipio para que deje la vereda. Cozzi afirma que sólo podrán sacarlo muerto.

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Ruggero

Empecé en el arte callejero durante la dictadura de Pinochet. Trabajé en varias compañías internacionales. Fui bailarín clásico, hice teatro y pantomima. También fui niñera en Estados Unidos y basurero en Londres. En los años 80, fui muy famoso como mimo, trabajaba en el paseo Las Palmas. En el 81, tenía el espacio Arlequin, era una carpa con forma de nave especial para los niños. Hice comerciales y teleseries con todos los grandes actores chilenos. Trabajé en la televisión gringa, pero abandoné el mundo televisivo hace 30 años. Me aburrí, me cansé, era mucho sacrificio y tenía mucha inestabilidad económica y emocional.

Cuando niño yo vivía en Suecia con Providencia, llevo toda mi vida en esta comuna. Estudié en el Grange. A los 15 entré el Conservatorio a estudiar danza. Mi papá era médico. Me crié con todos los cuicos. La élite me da repugnancia, creen que tienen privilegios y que están por encima de las otras personas. No me identifico con ellos.

Yo creí siempre en la libertad como el bien más preciado. Toda mi vida hice lo que quise. Nunca nadie me impuso nada. Ni mi familia ni nadie. Fui muy libre desde muy chico, porque mi mamá se murió cuando tenía tres años y a mi papá le interesaba mi madrastra y sus otros hijos. Nosotros no le interesamos más. A los 16 me fui a viajar por el mundo. Recorrí Brasil, Sudamérica. A los 18 estudié en la escuela de arte dramático de Barcelona. Nosotros éramos como busco mi destino. Renunciamos a la burguesía, dejamos ese estigma para ser libre. Éramos idealistas, éramos de verdad.

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En Providencia llevo unos 40 años. Hace 30 años me dedico solamente a pintar. Antes me estacionaba en la esquina de Andrés de Fuenzalida con mi Mercedes Benz, pintaba arriba del auto y vendía ahí mismo. Hace como 25 años, me instalé acá frente al Drugstore, de lunes a viernes. Los únicos días que falló es cuando llueve y cuando me llevan detenido los carabineros. Me gusta pintar chamanes, pasajes celestiales, soles herméticos, también con pintura china. Pinto aquí mismo en la calle, en mi espacio. Acá vendo y exhibo. Soy muy conocido por ser el pintor de las uñas, porque hago todo con los dedos y las uñas. No pinto con pinceles. Soy lo más atípico que hay. Usar los dedos es mi sello, mi marca registrada, es como te ganarás el pan con el rasguño de tus uñas.

La otra vez hice un retrato de Marco Enríquez-Onimami. Me parece una buena persona, pero también tiene el doble estándar chileno. Existe mucho eso. Mostrar para fuera algo y para dentro ser de otra manera. No voté por él, porque nunca he votado. No creo en los políticos, menos ahora. Fui bacheletista, a ella la defendí mucho, pero las cosas ahora han cambiado. Encuentro que se ha perdido el norte. Aunque también la atacan mucho, no estoy de acuerdo con eso. El eje del mal de la sociedad chilena no es Michelle Bachelet. Son los grupos económicos que quieren imponer su sistema capitalista a costa de la gente, de su sacrificio y de la explotación.

Me parece que la gente en Chile tiene que empezar a reaccionar, se ha aguantado mucho, es demasiado el abuso. Hay que tomar conciencia. La gente tiene que movilizarse, es el único camino. Me gustó la marcha contra las AFP. Yo no cotizo, cuando esté más viejo tendré que vivir en Italia. Tengo nacionalidad italiana. Me tuve que operar del corazón en Italia. Acá no me cubrían nada, no tengo isapre, fonasa, ni nada. Allá tengo salud gratis y pensión vitalicia de gracia a partir de los 65 años. Estoy cerca, tengo 58 años.

He vendido 30 mil cuadros. Debo ser un records guinnes. Si pintaba dos mil cuadros en un año, los vendía todos. Pero, ojo, yo soy un artista popular. No creo en el arte elitista, esnob, porque el leiv motiv de un artista es que la mayor cantidad de gente te conozca y tenga tu trabajo, no es enriquecerse con el arte, mientras dé para vivir medianamente bien, está todo perfecto. Vendo un cuadro en 5 ó 10 mil pesos. Arte accesible para todo el mundo, por eso vendo tanto. Si los vendiera en un millón no vendería nada o muy poco. Los mapas son un complemento, es como un hobby, siempre me atrajeron los mapas. Nunca pensé que podía ser un negocio tan bueno, a la gente le encantan. En total, vendo como 2 millones mensuales, a diario son 120 mil o 150 mil, tengo muchos clientes.

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En Chile un artista como yo es muy discriminado. Desde hace un tiempo, he tenido unos problema feroces con el Drugstore. Quieren sacarme de aquí, de mi espacio, porque dicen que somos comercio ambulante. ¡Pero yo soy un artista! El nuevo administrador, Juan Tell, cuando llegó hace como tres años, dijo: “saquen a esta basura de aquí, quiero a este gallo afuera”. Yo les he ganado todo en la justicia. Antes el Drugstore, que es el grupo Santa Cruz-Yaconi, me daba estacionamiento y todo, pero desde que está este desquiciado empezaron a tirarme a los guardias. Según él, yo no podía entrar a la galería, pero eso es inconstitucional. Yo no he cometido ningún delito ni nada. El camino fue criminalizarme para que la municipalidad pudiera quitar la patente, que había sido recién gestionada por el concejal Jaime Parada, que se llena la boca con la diversidad, pero él es sometido a los grupos poderosos. Lo llamaban de Farmacias Ahumadas y después me llamaba diciendo “mira, Ruggero, la próxima vez que tú entres a la farmacia, te voy a quitar la patente. Me amenazaba”.

Los guardias de la farmacia y del Drugstore nos hostigan. Denunciamos y nadie hace nada, se escudan tras la empresa o el municipio y uno es una persona común. Nos han pegado a mí y a mi mujer, después nos acusaban a nosotros de agresivos. Hace 22 años que estoy con la July. No pudimos tener hijos, tengo una hija de 38 años que vive en Temuco. La July me ayuda acá con la venta y los mapas, también me ayuda un boliviano con los mapas, la plata la repartimos.

Tuve un accidente que casi me costó la vida, me atropellaron, estoy lleno de fierros. Entonces andaba con muletas, los guardias llegaban y me tiraban al suelo. No solamente a mí, a todos los artesanos, no nos dejaban entrar al baño. Nos discriminaban. Según el administrador del Drugstore, la galería es para gente de categoría, no es para gente como yo. Tiene que ver con mi aspecto. Es que yo soy una persona excéntrica. Si alguien comete una injusticia contra mí, voy a reaccionar. No con violencia, jamás le he pegado a alguien en mi vida, pero si con discusión, me defiendo. Si la rabia es natural frente a la injusticia. A los artesanos los tienen a todos en una especie de gueto afuera del Liceo de Niñas. Pero a mí no. Solo me van a sacar muerto de aquí. ¡¡Llevo 30 años aquí!! Por qué les voy a hacer caso a los poderosos. NO. Yo creo en la libertad de los artistas por sobre todas las cosas. No creo en ningún tipo restricción para el arte. La gente nos valoriza, pero las autoridades no. Creo que eso pasa mucho en este país, los que tienen el poder abusan.

Hasta me hicieron montajes. El guardia llamaba a los carabineros y gritaba este señor esta mostrando los genitales, decía que yo lo agredía y yo nunca le había hecho nada. Me hacían acusaciones falsas para que me llevaran preso. Al final, yo soy el culpable, es el mundo al revés. Dijeron en el municipio que yo era un degenerado y por esa razón me quitaron la patente, los inspectores me contaron. Pero nadie averiguó si eso era verdad o mentira. Era todo falso. Me acusan de loco también, pero el Servicio Médico Legal lo descartó, solo me diagnóstico un shock post traumático por el accidente.

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Cuando me detuvieron, carabineros me torturó en tres oportunidades. Me trataron como una basura, como si fuera un delincuente, yo soy una artista. Me llevaron a la 19º comisaria de Providencia. Me retuvieron seis horas ilegalmente. Me sacaban la cresta, me quitaban la plata, mis pinturas. La última vez me desnudaron entero. Me orinaron encima. Me metieron un lápiz bic por el ano. Tuve que hablar con el prefecto de la zona oriente. Fui al Ministerio de Cultura, se metió el Instituto de Derechos Humanos. El juzgado de garantía ordenó que se investigara. Declaré hace 15 días en la PDI. Moralmente no sé lo que pasa en este país. Persiguen a un artista. Solo las sociedades fascistas persiguen a sus artistas, persiguen la cultura. Sienten que tienen poder para pisotearte. El jefe de seguridad ciudadana, Adolfo González, lideró la persecución en mi contra. Me han pasado no sé cuantos partes, pero no voy a pagar ninguno. Ahora trabajo sin patente hace un año. Voy a demandar al Estado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos por las torturas y porque que han vulnerado todos mis derechos como artista.

La marihuana es como tomarse un té, la encuentro totalmente inofensiva, todavía me fumo mis pitos, es mil veces mejor que las pastillas para los nervios o para dormir. La poesía fue mi gran matriz, pero nunca he publicado. Le he recitado mis poemas a Raúl Zurita y ha quedado impresionado. Después del accidente, escribí un libro que se llama El club de los beneficios y la tarjeta del círculo dorado de las almas. Tiene que ver con la sociedad chilena, pero llevándolo a una especie de surrealismo, de toda estas almas que quieren tener tanta relevancia, para ascender, no sé para qué, es complejo.

Me encanta hablar de mí, lo reconozco. Si no me autoadulo, si no me creo el cuento… Mi trayectoria es lo más importante. Me considero un artista exitoso y muy valorado, por todos. Si pudiera le regalaría arte a todo el mundo, pero estoy en esta sociedad. La gente me aplaude, soy un artista privilegiado. Si eres constante, no importa cuánto te ataquen, la gente siempre te va a reconocer.

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Todo lo que dicen de mí son falsedades, porque yo soy una persona amorosa, abierta, tengo un criterio amplio. Me atacan personas que son mediocres, que no tienen ninguna visión de lo que es la cultura, lo que es una artista. Me siento diferente al resto. La mentalidad chilena es muy retrógrada. Yo creo en un pensamiento más evolucionado, creo en niveles de conciencia. No se puede pasar tan superficialmente por todas las cosas, hay que escarbar dentro de uno mismo, para poder reconocer cuál es la esencia de uno. La mía está en la Atlantida, está en otro mundo, que no pertenece a este. Si hubiera nacido en el renacimiento puede ser, el problema es que nací en una época determinada en Chile.

Ahora para las elecciones, quiero que salga cualquiera que no sea Josefa Errázuriz. Nunca me quiso recibir, me trata como si fuera una persona de segunda, es clasista y discriminatoria. Se llena la boca con la diversidad y la inclusión, igual que Parada. Hace unos meses me están dejando trabajar tranquilo, solo porque vienen las elecciones, son unos hipócritas. No lo hacen de corazón. No han tenido ninguna actitud de disculpas, nada. Seguro que cuando vuelva a salir la Josefa, de nuevo me van a tratar de echar. La tregua es por las elecciones, no les creo nada. Lo que pasa es que la sociedad chilena es la sociedad de la mentira.

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