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Nacional

23 de Agosto de 2016

La polémica carrera del dirigente de los oficiales que defendió a Tulio Arce

Fue uno de los defensores del ex Director Nacional y acusó a Javiera Blanco de repartir puestos dentro de la institución. El presidente de la Asociación Nacional de Oficiales Penitenciarios, una de las organizaciones más poderosas de Gendarmería, Alberto Figueroa, se ha transformado en un referente para analizar la crisis de la institución, pese a tener una carrera bastante cuestionada. Hasta la fecha ha sido investigado en seis sumarios. En uno de ellos se lo acusa de meter una botella de pisco Mistral a la ex Penitenciaría y otro por un supuesto secuestro en la ciudad de Curicó. Al interior de la institución afirman que el funcionario es protegido por la cúpula de coroneles que hoy maneja la Directiva Nacional y que, por lo mismo, sus “yayitas” estaban ocultas bajo la alfombra.

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Teniente-Coronel-Alberto-Figueroa-carga-con-varios-sumarios-en-Gendarmería-foto-Fuente-ANOP

Un rumor empezó a correr rápido por los pasillos de la ex Penitenciaría la mañana del 5 de diciembre del 2013. “Parece que pillaron a alguien metiendo copete”, comentaron ese día al interior del penal. Las autoridades del recinto comenzaron a indagar. Diversas denuncias de ingreso de drogas a recintos penales habían salido en los medios y no querían un escándalo. Las autoridades del penal actuaron rápido y solicitaron las imágenes de los ingresos de las últimas 24 horas para identificar al responsable. El rumor, que se hacía cada vez más fuerte esa mañana, apuntaba a que la noche anterior se había jugado la final de una liga interna de fútbol de Gendarmería y las celebraciones habían durado hasta altas horas de la madrugada.

El jefe del Órgano de Control Institucional (OCI) se encargó de chequear las máquinas de rayos X por las que pasan todos los bolsos que ingresan al penal. Ahí, se encontró la evidencia: una botella de pisco Mistral.“A esas alturas, ya todos sabían quién lo había ingresado. Fueron los mismos funcionarios los que admitieron haber visto a un teniente coronel en estado de ebriedad entrando al recinto cerca de las tres de la mañana”, cuentan funcionarios de la ex Penitenciaría.

El teniente coronel que varios sindicaron como posible responsable era Alberto Figueroa Quezada, actual presidente de la Asociación Nacional de Oficiales Penitenciarios (ANOP). El cuerpo gremial que cuenta con apenas 600 socios es uno de los más poderosos de Gendarmería y figura como una de las organizaciones protegidas por la cúpula de coroneles que forman parte de la directiva de la institución. Ante la gravedad de la acusación, se abrió un sumario administrativo el 24 de enero del 2014 que hasta hoy se mantiene vigente.

Según altos mandos de la institución, el sumario que hasta el momento se había mantenido en estricta reserva, acumula diversas irregularidades: fue encabezado por la Dirección Nacional en vez de la Dirección Regional Metropolitana -como usualmente se hace en este tipo de casos-, han pasado más de dos años de investigación sin obtener resultados y se han efectuado al menos cinco cambios de fiscal en el proceso, sin las debidas justificaciones. “Este sumario es la muestra de la crisis que vive nuestra institución con 4.300 sumarios abiertos sin resolución. No por ineficiencia, si no por los intentos de encubrimiento que ya son pan de cada día en Gendarmería (…) Y el caso de Figueroa es un ejemplo de eso. Gente protegida por los de arriba, que terminan haciendo lo que quieren”, afirma un alto mando.

EL CORONEL DE LA ANOP

“Gendarmería está enferma por la colonización político-partidista de la institución”, así expresó el mes pasado, en varios medios de comunicación, Alberto Figueroa, respecto a la crisis por la que atravesaba la institución. Desde que explotó el caso, a raíz de la pensión de Myriam Olate –ex subdirectora técnica y exesposa de Osvaldo Andrade- y la renuncia de Tulio Arce como Director Nacional, el presidente de la ANOP se transformó en una de las voces mediáticas más importantes para analizar el duro momento de Gendarmería. Defendió a muerte al exdirector, acusó al ministerio de Justicia de cooptar la institución con puestos políticos y es uno de los férreos opositores a la designación de directores nacionales civiles.

Una de sus apariciones más recordadas en la prensa, es el video que se filtró hace un mes de una reunión entre la ANOP y Carlos Aparicio, exjefe de asesores del ministerio de Justicia. Ahí, sin pelos en la lengua, Figueroa acusó directamente a la ministra Javiera Blanco de instruir contrataciones. “¿Quién impuso al director que contratara a Pedro Hernández? (…) qué lindo sería si se supiera que la ministra dio la orden”, sentenció el presidente de la ANOP en esa reunión.

Alberto Figueroa (43), oriundo de Traiguén, lleva 22 años en la institución y ha pasado por diversos recintos emblemáticos. Partió en la Unidad Especial de Alta Seguridad (UEAS), luego fue transferido a la ex Penitenciaría y fue asignado a la Unidad de Servicios Especiales Penitenciarios (USEP). En el año 2008 asumió como instructor de la Escuela de Gendarmería y el 2009 fue trasladado a la cárcel de Curicó, como segunda autoridad de la región. A finales del 2010 volvió a la ex Penitenciaría -donde sigue trabajando hasta hoy- y se transformó en dirigente de la ANOP. “Siempre llamó la atención que lo trasladaran de un lado a otro. En los puestos que dejaba, no se hablaba bien de él. Los oficiales antiguos, que lo conocen bien, no le tienen confianza. El séquito de suboficiales que hoy lo sigue para todos lados, son cabros más nuevos, que le compran su discurso”, afirma un uniformado que trabajó con Figueroa.

La red de protección de la que goza el presidente de la ANOP no es menor. Cercanos aseguran que es cercano a la cúpula de uniformados que hoy controla Gendarmería, entre los que están los Coroneles: Gabriel González (subdirector de Administración y Finanzas), Maurice Grimalt (subdirector operativo), Christian Alveal (Director de Regional en Biobío), Álvaro Riviera (Director de la Escuela de Gendarmería) y Patricio Torres (inspector operativo de los oficiales). Todos hombres fuertes del periodo de Tulio Arce.

Alberto Figueroa asegura que los cuestionamientos sobre su carrera y conexiones al interior de Gendarmería son falsedades que buscan arruinarlo. “He tratado de llevar una vida inmaculada”, se defiende.

-Los que me acusan son un grupo de interés que quiere poner en tela de juicio mi credibilidad, porque he tenido una vida laboral intachable. Los hechos de los que se me acusa son completamente puntuales- afirma Figueroa.

Aparte del sumario que aún se encuentra en curso, en la ficha personal que Gendarmería maneja de Figueroa, a la que pudo acceder The Clinic, figuran otros seis sumarios entre el 2006 y 2014. Uno de ellos en Curicó, ocurrido en julio del 2010. Según cuenta el mismo presidente de la ANOP, tras una noche de celebración con funcionarios, habría sido secuestrado por tres delincuentes, quienes a punta de amenazas con quitarle la vida, le pidieron su clave de la tarjeta del banco para vaciar su cuenta.

El caso fue investigado por la Policía de Investigaciones y también se hizo una denuncia en la Fiscalía, logrando dar con uno de los supuestos involucrados, Francisco C.L, alias “El Pato malo”, quien cumplía reclusión nocturna en el mismo recinto donde trabajaba Figueroa.

La historia del “Gendarme es secuestrado por delincuentes” se tomó varios titulares en medios regionales y nacionales. Sin embargo, días más tarde, el reo sindicado como culpable declaró que él jamás secuestró al teniente, si no que “ambos habían estado compartiendo en un local nocturno de la ciudad” y que la segunda autoridad carcelaria de la ciudad tenía un “cúmulo de comportamientos reprochables”.

El presidente de la ANOP asegura que si bien se abrió un sumario para investigar los hechos, él resultó inocente y no se le aplicó ninguna medida disciplinaria, pues contaba con pruebas para apoyar su versión. Altas fuentes dentro de Gendarmería, sin embargo, afirman que el sumario nunca se cerró, si no que prescribió debido a que no se alcanzaron resultados en los tres años que duró la investigación. “Ese sumario lo investigó la PDI y la investigación dio cuenta de que Figueroa no fue raptado. Lo taparon. Los hechos nunca se esclarecieron”, cuenta un cercano a la indagatoria.

La salida de Alberto Figueroa como instructor de la Escuela de Gendarmería el 2009 tampoco estuvo exento de polémica. Dentro de la institución afirman que fue desvinculado a raíz de su comportamiento en un reportaje sobre la Escuela que salió por esos años en televisión abierta. “Salió fumando y se jactó de apostar las salidas de fin de semana de los aspirantes. También se sabía que hacía rondas a las cuadras femeninas durante la noche, situación que no correspondía”, dicen al interior de la institución.

A pesar de las diversas irregularidades por la que ha sido investigado Figueroa a lo largo de su carrera, actualmente trabaja como planificador social en la institución y ostenta un grado seis equivalente a $3.795.606 de pesos.

TRAPOS AL SOL

Alberto Figueroa, consultado por The Clinic, afirmó que no podía referirse al sumario sobre el presunto ingreso de una botella de pisco en la ex Penitenciaría porque está obligado a guardar silencio mientras dure el proceso. A pesar de eso, afirmó que fue él mismo quien pidió a la Dirección Nacional que se hiciera cargo: “Pedí a la máxima autoridad del Servicio que quien investigara fuera un civil, de preferencia abogado para que fuera imparcial y no un oficial, porque no iba a poder confiar. Yo jamás ingresé una botella de alcohol, esa denuncia es falsa”, explicó.

Esta explicación causó ruido dentro del alto mando de Gendarmería, ya que aseguran que ellos no reciben órdenes de tenientes coroneles sobre quién debe investigarlos. “En un proceso de estas características no es común que la Dirección Nacional se involucre. Por lo tanto habrá que averiguar por qué se tomó esa decisión”, comentan. Y agregan: “Seguramente la decisión de tomar el caso de Figueroa se adoptó entre las cuatro paredes de los coroneles que quieren protegerlo”. Por parte de los oficiales, un funcionario asegura que Figueroa no quería ser investigado por sus pares precisamente porque conocían sus antecedentes anteriores.

Al interior de Gendarmería esperan que “los encargados de investigar el caso de Figueroa hagan su trabajo y no esperen una nueva prescripción para evitar cargos en su contra”. Sin embargo, no ven que eso suceda pronto debido a las redes de poder que hoy mantiene el teniente coronel en la Dirección de la institución. The Clinic solicitó a Gendarmería el detalle de sumarios y acusaciones contra Alberto Figueroa, pero no recibimos respuesta.

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