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Opinión

25 de Octubre de 2016

Jorge Sharp, nuevo alcalde de Valparaíso, y la abstención: “Para la gente ir a votar no es más importante que ir a comprar al Mall”

El futuro edil del puerto principal volvió a destacar ayer el triunfo sobre el duopolio de Chile Vamos y la Nueva Mayoría y destacó los factores que inclinaron la balanza a su favor, como el trabajo de los ciudadanos voluntarios y el único debate que tuvo contra sus contendores durante la campaña, donde se lució. Además, saca conclusiones sobre el ejercicio de unidad que él cree que deberían emprender las nuevas fuerzas de izquierda y critica las conclusiones sobre la abstención que sacan los partidos tradicionales. “La gente no va a votar porque no les cree. Es sencillo: su proyecto de sociedad, sus ideas de democracia, de sociedad de derechos, no los representa. Se convocan a sí mismos nomás”, dice.

Ricardo Ahumada
Ricardo Ahumada
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Jorge Sharp alcalde Valpo A1

Poco antes de las 11 AM, a un costado de la Iglesia La Matriz, Jorge Sharp Gajardo recibió el abrazo de su compañero del Movimiento Autonomista y amigo, el diputado Gabriel Boric. Y fue como un abrazo de gol en el minuto 90, a pesar de que el partido que jugó el ahora electo alcalde porteño no lo ganó en los descuentos, sino que en pleno trámite del encuentro.

Ayer en la mañana, en el frontis de la iglesia y al interior de la Corporación La Matriz, la organización ciudadana del puerto de Valparaíso era pura alegría y satisfacción por el trabajo que iniciaron hace un año y que el domingo pasado se coronó con un triunfo histórico luego de superar holgadamente al actual edil porteño, Jorge Castro (UDI); y al contrincante de la Nueva Mayoría, Leopoldo “Dj” Méndez.

“Nuestra gente percibe que el voto no es un instrumento, pero en la medida que los proyectos logren encantar, la gente va a responder. La gran enseñanza es que la gente tiene la capacidad para distinguir, pues está indignada y molesta”, dijo Sharp en una conferencia de prensa donde las ojeras del día anterior se mezclaban con el entusiasmo del triunfo.

Junto a dirigentes de los colectivos políticos que lo apoyaron como el Movimiento Autonomista y Revolución Democrática, y otros dirigentes de organizaciones del puerto, como el pintor Gonzalo Ilabaca, que abrió la conferencia con un elocuente “Valpo lo hizo”, Sharp destacó el trabajo de las primarias ciudadanas y comenzó a delinear el trabajo que tendrá desde diciembre: dirigir la municipalidad de la ciudad patrimonio de la humanidad y aterrizar el programa de izquierda en la administración municipal.

Pero ayer, antes de ir a descansar y celebrar el triunfo junto al cumpleaños de su padre, Sharp sacó sus primeras conclusiones sobre el triunfo y disparó contra los análisis sobre la abstención de los partidos tradicionales.

¿Cuál fue tu primera impresión cuando viste que se empezaba a confirmar el triunfo?

Primero, siendo muy franco, sorpresa. Nosotros sabíamos que habíamos hecho una campaña muy buena, pero no sabíamos que iba a ir tan bien como nos fue.

¿Y cómo crees que se explica eso?

Por varias razones. Primero, por un proceso de largo aliento que se cristaliza con el resultado electoral. Son muchos años de trabajo en Valparaíso de mucha gente, por eso digo siempre que esta elección no se trata de mi sino que de un proceso colectivo de al menos 10 años en el que distintos movimientos sociales, territoriales, estudiantiles, comunitarios habían estado demandando una forma de hacer ciudad distinta a la que tenemos. Eso es una primera cosa, pero también el proceso tuvo aciertos en el tiempo más reciente. Uno de los más interesantes tiene que ver con las primarias ciudadanas, que se realizaron el 1º de junio en Valparaíso con más de 5 mil personas que acudieron a votar, en un ejercicio democrático autogestionado de distintas fuerzas sociales, políticas y ciudadanas que arrojan a este mandato, que asumo yo como candidato, de disputarle al duopolio las elecciones. Que además gané por un estrecho margen.

¿Cuál crees que fue el punto de inflexión de la campaña? Hay gente acá que dice que fue el debate en CNN.

Creo que el malestar en Valparaíso es muy grande, un malestar que representa aspectos muy interesantes de politización. Eso se reflejó en la cantidad de gente que vio el debate. Tuvo 90 mil reproducciones, entonces, muchísima gente en Valparaíso lo vio. Había un interés -aparte de tener una alta abstención- de los porteños de saber qué diantres esta elección. De quiénes eran los candidatos, qué proponían. Y lo que nosotros hicimos en ese debate fue precisamente proponer, demostrar que teníamos un grupo de ideas muy claras y contundentes para poder gobernar esta ciudad y promover una gestión municipal distinta. Y eso es lo que no hicieron mis adversarios. Creo que no demostraron su proyecto de ciudad. Castro derechamente no tenía proyecto de ciudad. Apostó siempre a defender su gestión. Creo que en algún momento lo escuché decir que lo mejor de su programa eran los frutos de su gestión anterior. Entonces, no propuso nada. A diferencia de Leopoldo Méndez que sí tenía programa, y en algunos puntos incluso similar al nuestro, no tengo problema en reconocerlo. Pero bueno, creo que el debate demostró precisamente que este proyecto, esta fuerza política nueva y social que irrumpe desde Valparaíso sí tenía una idea clara. No cayó en peleas chicas ni en chimuchinas, sino que tuvo propuestas.

¿Cómo se ve lo que viene ahora en adelante, haciéndote cargo de un municipio endeudadísimo, con muchos problemas arrastrados hace años?

Nosotros nos tomamos este triunfo con el máximo grado de responsabilidad, humildad y entendiendo las expectativas que hay puestas en nosotros. Una de las cosas que nosotros transmitimos permanentemente durante la campaña fue que teníamos que ser conscientes de que lo problemas de Valparaíso no se iban a resolver bajo ningún aspecto en cuatro años. Valparaíso vive una situación de abandono y olvido de décadas. Y además uno de los instrumentos para poder sacar a Valparaíso de la situación en la cual se encuentra en la municipalidad, y ésta también tiene múltiples deficiencias. Tiene un déficit de una cantidad de millones de pesos que llega a asustar. Entonces, entendiendo eso lo primero que nosotros vamos a hacer es formar a nuestros equipos. Queremos contar con dos equipos. Primero con ese conjunto de profesionales y técnicos, pero también dirigentes sociales, de las organizaciones comunitarias de Valparaíso, que forman parte de nuestro equipo y de la elaboración activa del programa ciudadano que nos va a guiar, pero también quiero hacer equipo con los funcionarios municipales, que también van a jugar un rol muy importante al interior de la municipalidad. Ellos tienen la experiencia de la cual nosotros queremos alimentarnos. Eso va a ser lo primero. Y lo segundo es ingresar a la municipalidad y diagnosticar profundamente cuál es el estado exacto financiero, administrativo y político de la municipalidad, para posteriormente informar y poner en conocimiento de la ciudadanía el listado de cosas que existen al interior. Creo que lo mínimo que una gestión municipal decente puede realizar es transparentar su gestión y que la municipalidad sea una casa de puertas abiertas, una casa construida con paredes de vidrio donde la gente pueda saber sin problemas lo que está sucediendo.

El triunfo tiene un alto sello ciudadano, pero también es un estreno victorioso del movimiento al que perteneces, que viene de superar una fractura con la Izquierda Autónoma hace pocos meses, que, entre otras razones, surgió tras esta apuesta electoral. ¿Cómo evalúas este triunfo desde esa perspectiva?

El dato político de la elección de Valparaíso es el siguiente: es que se acaba el duopolio. O sea, esta forma de gobernar, de alternancias de unos y otros se acabó en Valparaíso. Acá irrumpió una fuerza social y política nueva, que con independencia al duopolio se propuso un proyecto de ciudad donde el protagonismo lo tiene la gente de Valparaíso, los porteños y las porteñas. Creemos que esa señal puede ser muy potente para el proceso nacional que está viviendo todo un campo político de izquierda, que a partir de la crisis de legitimidad que hoy día vive la política tradicional y además el ciclo de movilizaciones de 10 años que nos antecede, está cuestionándose y está proyectando la tarea de ser fuerza política para el país, para gobernar el país y proponer un modelo de ciudad distinto. Entonces, creo que el triunfo de Valparaíso aporta a ese proceso, entrega sus varios granos de arena. Y tampoco es fácil porque somos parte de procesos todavía muy recientes, muy jóvenes. Frente a preguntas complejas del período político, bueno, es natural que una organización o en un campo político como éste, con tanto que aprender, existan respuestas distintas.

¿Es lo que les sucedió?

Eso es lo que le sucedió al mundo autonomista. Frente a ciertas preguntas teníamos respuestas distintas, mucho más profundas que simplemente una cuestión de la oportunidad electoral. Pero mi convicción es, y es uno de los grandes aprendizajes que sacamos aquí, que las fuerzas emergentes de cambio hablan permanentemente de la idea de la democracia como una cuestión a conseguir, como un elemento programático e incluso de horizontes tácticos y estratégicos, pero practicamos poco la democracia entre nosotros. Y creo que el gran aprendizaje que logramos extraer de este proceso fue que precisamente, para poder resolver nuestras diferencias, como precisamente decir cuál era el candidato que tenía que representar a toda esta fuerza. ¿Recurrimos a qué? A la democracia. Hicimos parte a la gente, protagonista a la gente de nuestras decisiones. Necesitamos más democracia incluso para poder entendernos entre nosotros. Y además también diría yo también una segunda cuestión, una genuina voluntad de coalición, que es algo que se produjo acá.

Que no es sólo política, por lo que muestran.

Claro. Yo tengo la impresión de que para el proceso que viene las fuerzas de cambio al menos tenemos tres aspectos fundamentales que debemos tener en consideración. En primer lugar, nuestra apuesta de futuro, de largo plazo es la transformación social. O sea, nuestro problema es como logramos viabilizar en Chile una sociedad más allá del neoliberalismo. Esa es una primera cuestión clave. En segundo lugar, lo que te decía de una genuina voluntad coalicional. Capacidad de poner en el centro lo que nos une más que lo que nos diferencia. Y una voluntad coalicional o de entendimiento sin hegemonismos. En el marco de las fuerzas emergentes es muy fácil pasarse máquinas unos a otros. Hay mucha desconfianza. Creo que logramos aquí vencer eso y recurrimos a la democracia como instrumento para resolver nuestras diferencias. Y un tercer elemento que me parece fundamental es que este nuevo campo político que emerge tiene que tener la capacidad para poder estar vinculado vitalmente con las distintas fuerzas sociales que hoy día están pujando por una sociedad distinta. Desde las luchas estudiantiles a las luchas territoriales, medioambientales, a las luchas por poner fin al sistema de AFP. A todo ese malestar que hoy día además está incubado en distintos sectores sociales. Sino, vamos a estar cometiendo el error de tener movimientos políticos cáscaras, que son los que hoy tiene la política tradicional.

Ustedes están celebrando, pero me imagino que también hay preocupación por la alta abstención acá y a lo largo del país. ¿Cómo crees que desde esta nueva izquierda y desde este gobierno municipal pueden enfrentar eso y reencantar a la población?

Creo que el problema de nuestra democracia tiene que ver con ser una democracia famélica, carente de sustantividad. Para la gente ir a votar no es más importante que ir a comprar al Mall, y eso es no porque la gente sea tonta o no quiera cambiar al país. No porque no sienta todos los días las injusticias, porque las siente, las sentimos todos los días, si no que porque no ve en el voto un vehículo de cambio. Entonces, la discusión sobre voto voluntario u obligatorio es una discusión artificial que la política tradicional creo que hace porque hoy día los proyectos políticos hegemónicos no tienen capacidad de convocatoria en la sociedad. Ese es el dato político profundo de la abstención. Que si ganó la derecha, que si ganó el otro, no. Es importante, es un dato, pero el dato político es ese. La gente no va a votar porque no les cree. Es sencillo: su proyecto de sociedad, sus ideas de democracia, de sociedad de derechos, no los representa. Se convocan a sí mismos nomás. Entonces, en la manera en que irrumpan proyectos políticos que le otorguen al voto una perspectiva de cambio y transformación, la gente va a ir a votar. Si la gente sabe y no quiere vivir en este modelo neoliberal, profundamente segregador e injusto. ¿Quién quiere vivir endeudado toda su vida? ¿Quién quiere vivir endeudado para tener buena salud y buena educación para sus hijos? ¿Quién quiere vivir con pensiones míseras? Nadie. Bueno, eso es obra del neoliberalismo. Entonces, en la medida que aparezcan proyectos políticos que tengan la capacidad de encarnar un proyecto de sociedad distinta, la gente nos va a ir votar. Estoy seguro de eso.

Jorge Sharp, el triunfo ciudadano del otro “caudillo” autonomista – The Clinic Online

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