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Opinión

27 de Octubre de 2016

Columna de Marcelo Mellado: ¿Y ahora qué chucha hacemos?

"El nivel de ninguneo del acontecimiento político de Valpo es insólito. No fueron capaces de leer los nuevos signos del quehacer micropolítico de las localidades, porque su preocupación es hiperinstitucional y cortesano palaciega".

Marcelo Mellado
Marcelo Mellado
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Jorge Sharp alcalde Valpo A1

Que lo chupen y lo sigan chupando, señores analistas políticos. Peor que un político (del duopolio) es un analista político (que le tributan a los primeros). El nivel de ninguneo del acontecimiento político de Valpo es insólito. No fueron capaces de leer los nuevos signos del quehacer micropolítico de las localidades, porque su preocupación es hiperinstitucional y cortesano palaciega. Parece que para ser analista político hay que vivir en Santiago, en una de las dos comunas en que habitan los cuicos. Lo que más me provoca odio, con fantasías criminales, es que los medios y la prensa escrita sólo se mueven con relación al duopolio y a las presidenciales protagonizadas por los que ya sabemos, los que copan el mercado mediático, por eso tenemos que movernos por las redes sociales y eventualmente por este pasquín.

En Valpo la abstención también fue importante, pero menor que el promedio nacional. El candidato ciudadano que ganó en Valpo es el producto de un trabajo muy coherente de diversos grupos ciudadanos y políticos, entre los que están los Humanistas, RD, Autonomistas, Nueva Fuerza, el Movimiento Defensa de Valparaíso, el Movimiento de Defensa del Barrio O´Higgins y varias organizaciones territoriales que tienen residencia en la ciudad. Una de ellas es el Pacto Urbano La Matriz, al que pertenezco, colectivo que ha funcionado en el salón parroquial de la Iglesia La Matriz durante un año y medio, en donde comenzó a gestarse el plan político que redundó en el primer triunfo de una candidatura ciudadana en Chile, con primarias ciudadanas incluida.

Al ganar un candidato, que está fuera de la lógica del duopolio, se abre una estrategia que va a ser replicada en otras partes del país. Su efecto simbólico es potente. Tengo muy clara la imagen de un par de cerdos analistas políticos santiaguinos hablando sobre la disputa en Valpo, la que sólo protagonizaban Méndez y el alcalde Castro, lo de Sharp era apenas testimonial. Lo nuestro no es un golpe a la cátedra, es un trabajo responsable y participativo de construcción de ciudad. Si el canon político binominalista no es capaz de ver más allá del statu quo, es un problema de malformación de nuestras instituciones.

Lo que nosotros hicimos fue algo simple: darle la posibilidad a una ciudad de vehiculizar su deseo ciudadano fuera del duopolio, cuyo control político es antidemocrático. Aquí en Chile no ganó la puta derecha. Ganó, concretamente, la abstención y perdió la clase política oficial. La población no tiene más oferta, eso es lo que hay que construir. Los habitantes de las ciudades deben protagonizar los procesos, ese es nuestro concepto de participación, porque el esquema de la representación política tradicional ya no sirve.

Porque además de los derechos de las personas, están los deberes, y no se trata sólo de ejercer la quejumbre rezongona; no hay que esperar que un iluminado haga lo que hay que hacer, lo que ocurre es que los modos del hacer ciudad (y país) deben manejarse con otros protocolos, y eso es lo que se ha trabajado en Valpo. Hay en la ciudad puerto muchos grupos asociativos que llevan años trabajando a nivel comunitario, algunos en el área de la cultura, y que directa o indirectamente, fueron clave en el triunfo del candidato del movimiento Valparaíso Ciudadano. Ese es un capital enorme que hace rato se cultiva en Valpo. Reconocemos el trabajo realizado en los cerros y en el plan por muchísimas organizaciones de artistas y trabajadores de la cultura que han convertido a la ciudad en un eje de productividad simbólica que está dando sus frutos, este logro electoral es parte de ello.

No se trata, como dicen torpemente algunos analistas, del triunfo de un grupo político en particular o de una figura emblemática. La imagen de lo político todavía es reducida al imaginario posicional del poder y al efecto ideológico elemental, o a la conducta electoral de los votantes. Estos habladores de lo hablable trabajan para relatar las alteraciones de un mapa posible que deben hacer calzar con paradigmas político académicos.

Esta estrategia ciudadana que hemos diseñado podría, eventualmente, librarnos de Lagos y Piñera o del mercado presidencialista manejado desde la capital en las oficinas de los tramposos. En Chile puede cundir un trabajo ciudadano para atacar La Moneda, es un tema de voluntad cívica. Es probable que acá hagamos un seminario de ciudadanía empoderada, como se dice ahora, para pensar estas cosas. La idea es que venga gente de todos lados de Chile, que participan de organizaciones sociales independientes o autónomas, para generar políticas e imágenes para una gobernanza posible.

Por eso las estrategias astutas e inteligentes de un Lagos, desarmando un gabinete y ejerciendo de jefe de la jauría, tratando de producir acontecimiento político a partir de un banal hecho noticioso, son los últimos pataleos de la élite política que tanto ha dañado a la República. Lagos, a ti te apunto: ¿quién paga el costo político de la candidatura del Méndez? ¿Tu cabro chico? Piñera, por otro lado, a ti te digo, tú crees que ganaste algo, hijo de la gran…dilocuencia.

El castigo es grande contra todos ustedes. Váyanse para la casa de una buena vez y déjenle el país a la gente decente.

Nota al pie hediondo de la página:

Estuvo buena la celebración. La Plaza de La Victoria repleta y los más bellos temas del cancionero épico. Después nos fuimos a La Piedra Feliz a tomarnos un vinito y a comentar lo comentable. Todavía estoy con caña. La felicidad no me hace muy bien. Lo importante es que ganamos, ¿y ahora qué chucha hacemos?

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