Melania Trump sería una primera dama atípica en dos sentidos: sería la primera en haber posado desnuda -como se encargó de recordar un grupo contrario a su esposo durante las primarias republicanas en el estado conservador de Utah- y también la segunda inmigrante en llegar al cargo desde la británica Louisa Adams, en 1825.
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La esposa de Donald Trump, Melania, entró hoy formalmente en campaña en plena cuenta atrás para las elecciones de EE.UU., con un discurso lleno de referencias a los valores tradicionales con el que trató de eclipsar la imagen sexista del candidato republicano y asegurarle más votos femeninos.
La exmodelo, que se ha mantenido alejada de la campaña desde su discurso en la convención republicana de agosto y ha delegado la función clásica de humanizar al candidato en los hijos de Trump, dio su primer mitin cinco días antes de los comicios presidenciales en el estado clave de Pensilvania, donde las encuestas están ajustadas.
“He venido aquí hoy a hablar sobre mi marido, Donald, y su profundo amor y respeto por este país, y por toda su gente. He venido a hablar sobre este hombre al que he conocido durante 18 años”, dijo la tercera esposa de Trump, de 46 años, en su breve discurso en la localidad de Berwyn, de unos 3.500 habitantes.
Melania Trump sería una primera dama atípica en dos sentidos: sería la primera en haber posado desnuda -como se encargó de recordar un grupo contrario a su esposo durante las primarias republicanas en el estado conservador de Utah- y también la segunda inmigrante en llegar al cargo desde la británica Louisa Adams, en 1825.
“Soy una inmigrante, y nadie valora las libertades y oportunidades de Estados Unidos más que yo”, aseguró la exmodelo eslovena, que obtuvo la ciudadanía estadounidense en 2006.
La aspirante a primera dama recordó su infancia en la Eslovenia comunista, donde “América (Estados Unidos) era la palabra para definir la libertad y la oportunidad”, y lo mucho que a sus diez años le inspiraba la Presidencia del republicano Ronald Reagan (1981-1989).
Para ella, aseguró, conseguir la ciudadanía estadounidense fue un “verdadero privilegio” que logró “tras un proceso de diez años, que incluyó muchos visados y una tarjeta de residencia permanente”.
Varias mujeres que escuchaban a Melania Trump desde el público celebraron la posibilidad de que se convierta en la primera inmigrante en acompañar a su esposo a la Casa Blanca en casi dos siglos, y sugirieron que la retórica antiinmigrante del candidato republicano se limita a los indocumentados.
“Creo que demuestra que nuestro país, para la gente que ha venido aquí de forma legal, siguiendo la ley, te permite hacer lo que quieras, y creo que eso es lo que defiende Donald Trump”, afirmó a Efe una maestra jubilada de 61 años, Dotty Lista.
Para Rocío Huhn, una inmigrante colombiana de 55 años que vive en Nueva York pero se encuentra en Pensilvania haciendo campaña por Trump, sería “grandioso” tener a una primera dama como Melania.
“Me conecté con ella porque yo soy inmigrante también. Tengo las ideas de ella, de cuidar a nuestros hijos, a nuestra familia, trabajar honestamente y podemos seguir adelante. Este es un país de oportunidades”, dijo Huhn a Efe después del acto.
El discurso de Melania Trump tenía entre sus objetivos recortar la ventaja que la candidata demócrata, Hillary Clinton, le lleva a su esposo entre las mujeres de Pensilvania, donde ella cuenta con un 20 % más de respaldos femeninos que el magnate, según una encuesta publicada esta semana por la Universidad Quinnipiac.
Con ese fin, la exmodelo prometió convertirse en una primera dama “defensora de las mujeres y los niños”, y destacó la necesidad de que Estados Unidos “respete a las mujeres y les proporcione buenas oportunidades”.
Defendió, además, la “necesidad de enseñar a los jóvenes” valores tradicionales estadounidenses, como “la honestidad, el respeto, la compasión, la caridad y la cooperación”.
Desde el público, la palabra “elegancia” era la más citada para describir a Melania entre las mujeres consultadas por Efe, que coincidieron en mencionar a Martha y Laura Bush como las primeras damas ideales, en las que esperan que se inspire la esposa de Trump.
Esa imagen tradicional puede no encajar del todo con una mujer que se dejó fotografiar desnuda, pero Melania ha sabido compensarla con su defensa de su decisión de quedarse en casa con el hijo de diez años que comparte con Trump, Barron, para acompañarlo y educarlo mientras su marido hace campaña.
La esposa de un candidato presidencial que ha hecho de los insultos en Twitter parte de su atractivo para muchos votantes también insistió en su voluntad de combatir las “palabras mezquinas” que generan acoso en las redes sociales para los niños y adolescentes.
“Es terrible cuando (el acoso) pasa en el patio de una escuela, y es completamente inaceptable cuando lo hace alguien sin nombre, que se esconde en Internet. Tenemos que encontrar formas mejores de honrar y apoyar la bondad básica de nuestros niños, sobre todo en las redes sociales”, insistió la aspirante a primera dama.