El barrio de San Pedro Cutud en la localidad filipina de San Fernando acogió hoy, como cada Viernes Santo, una crucifixión colectiva en la que media docena de personas se clavaron en cruces de madera emulando a Jesucristo. Los seis penitentes hicieron turnos desde la mañana para ensartarse en las cruces con clavos de acero […]
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El barrio de San Pedro Cutud en la localidad filipina de San Fernando acogió hoy, como cada Viernes Santo, una crucifixión colectiva en la que media docena de personas se clavaron en cruces de madera emulando a Jesucristo.
Los seis penitentes hicieron turnos desde la mañana para ensartarse en las cruces con clavos de acero con el objetivo de limpiar sus pecados, agradecer supuestos milagros o pedir deseos.
Unas 60.000 personas entre devotos y turistas asistieron a este tradicional evento en la provincia de Pampanga, a unos 50 kilómetros al norte de Manila, según indicó el capitán del barrio, Zoilo Castro.
La elevada asistencia al evento -en otras ediciones se estimó entre 30.000 y 40.000 personas- contrasta con el bajo número de crucificados, ya que el año pasado hasta 15 personas imitaron a Jesucristo en el Calvario sobre el montículo de esta localidad.
Uno de los seis crucificados fue Ruben Enaje, un vecino de San Pedro Cutud que ha llevado a cabo puntualmente este ritual por trigésimo primer año consecutivo.
Mientras, en las calles de San Fernando miles de devotos recorrieron kilómetros descalzos hasta la catedral de la localidad entre ayer y hoy.
Muchos de ellos completaron el recorrido propinándose latigazos en la espalda hasta dejarla en carne viva y otros portaron cruces al hombro de más de 25 kilos de peso a modo de penitencia.
Estas escenas son parte de la Semana Santa en Filipinas, donde algunos creyentes buscan la redención experimentando en sus carnes los tormentos que sufrió Jesucristo en el Calvario según el relato bíblico
Filipinas es el país de Asia con mayor número de católicos, ya que más del 80 % de los aproximadamente 100 millones de habitantes profesan esta religión como herencia de los tres siglos de colonización española hasta 1898.