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Mundo

3 de Mayo de 2017

La historia de la mujer de 116 años que le pidieron tener cuenta bancaria para depósito de su pensión

María vivía mes a mes, como tantos otros, de la ayuda social del Estado. Un día se cambió la normativa y tuvo que acudir a un banco para abrir una cuenta. Tras meses de drama su situación se resolvió favorablemente.

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Una historia que perfectamente pudiera ser una drama universal es la que le toca vivir a María Félix Nava, de México. Cuenta una crónica de El País que todo parte en enero de este año cuando, como cada mes, fue a cobrar la ayuda social que le entrega el estado. Unos 1.200 pesos, lo que equivale a 63 dólares. Ese día, esta mujer, a la sazón de 116 años, se entera que por una nueva disposición debía tener una cuenta bancaria para que le depositaran su pensión. Su único sustento, vale decir.

Hasta entonces el dinero se depositaba en una cuenta conjunta en la que los 50.000 beneficiarios del programa podían disponer de la cantidad asignada. Ahora el asunto cambia, y cada pensionado debe tener su propia cuenta.

María acude de esa manera a una entidad bancaria para realizar los trámites de rigor. Entonces parte su drama. Le niegan la cuenta y una tarjeta asociada por superar los 110 años de edad.

“Me dijeron que ese era el límite”, dice María, mientras desde el banco, Francisco Cabellero, jefe de Comunicación social de Citibanamex, responde que el sistema “no estaba calibrado para otorgar tarjetas para mayores de 110 años. Era la primera vez que una persona tan mayor solicitaba”.

Dice El País que el impedimento era por razones informáticas y no edad, pues la propia Constitución mexicana afirma que “queda prohibida toda discriminación motivada por (…) edad (…) o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.

Finalmente, y luego de que el caso llegara hasta oídos del gobierno a través de las publicaciones de la prensa, a María, que está ad portas de los 117 le resolvieron su problema.

“Le extendimos un cheque nominativo y le acompañamos en el proceso. Pero el caso es un ejemplo más de la burocracia; no sólo de los bancos, sino también nuestra, de las autoridades: hay 55 personas más que no han podido percibir la ayuda tras el cambio de normativa”, relata Miguel Castro, secretario de Desarrollo e Integración Social de Jalisco, el lugar donde vive María desde hace más de medio siglo.

 

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