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Opinión

26 de Julio de 2017

Lily Pérez: “Es difícil ser mujer de ideas liberales y judía en la derecha”

La senadora Lily Pérez fue una de las protagonistas de la votación por el aborto en tres causales en el Senado. No es la primera vez que lleva la contra en su sector, la derecha. Antes, comenta, la discriminaron por ser judía y los más cartuchos de su sector le hicieron la cruz por votar a favor proyectos de ley tan razonables como la despenalización de la sodomía. Pérez ha pagado costos y aquí los cuenta con detalles.

Ivonne Toro Agurto
Ivonne Toro Agurto
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¿Por qué apoyaste inicialmente la indicación de Andrés Zaldívar sobre la primera causal de la despenalización del aborto? Se acusó una maniobra para dilatar el debate.
-El lunes en la noche, Andrés Zaldívar presentó una indicación que me parecía que podía propiciar un punto de acuerdo con el sector conservador del Senado para que se allanaran a votar a favor de la causal número 1 (interrupción del embarazo en caso de riesgo de la vida de la madre). Esa era la intención. Como existía un empate, yo empujé esa indicación. El acuerdo era que el senador Zaldívar en conjunto con el Ejecutivo, iban a reescribir esa indicación para que no afectara al resto del proyecto, porque tal como él lo había presupuestado podía, eventualmente, afectar las otras indicaciones, no estaba muy claro. El martes en la mañana, me entrega el senador Hernán Larraín la indicación del senador Zaldívar y yo me doy cuenta de que no se cambió absolutamente nada, por lo tanto hablo con el abogado constitucionalista Gastón Gómez, que es de toda mi confianza, cercano a Amplitud, que trabajó en el gobierno del Presidente Piñera, y él me dice que la indicación como está sí podría afectar la segunda y tercera causal, y por eso no voté finalmente esa indicación.

En el día de la votación, tu intervención en el Senado fue una de las más comentadas.
-Fue la más comentada (risas).

Partamos por lo anecdótico. Estás entregando tus argumentos, miras hacia atrás y dices “y no me voy a callar”, ¿Quién te estaba callando?
-Un grupo de fanáticos que hablaba desde las tribunas. Da pena porque esas mismas personas tan fanáticas, son los que unos años atrás no podían ir a gritarnos porque no había libertad de culto. Y los que aparecen aliados hoy con ellos son los mismos que hace años votaron en contra de la ley de culto. Esas son las incoherencias que hay en los temas valóricos.

Especialmente dentro de tu sector.
-Sí, dentro de la derecha. Cuando votamos esa ley, muy pocos parlamentarios de derecha votamos a favor.

Da la impresión que cada vez la derecha está más conservadora. En los ’90 la llamada “Patrulla Juvenil”, parecía ser un respiro a ese cariz, pero luego primó gente como Carlos Larraín.
-La “Patrulla Juvenil” son toda gente ya muy mayor. Es una generación previa a la mía en política. Son, eso sí, republicanos y demócratas, pero nunca los vi como liberales.

Al menos no eran tan pinochetistas, pero tienes razón, Andrés Allamand, Alberto Espina, nunca han sido muy liberales, aunque Allamand, sobre todo, ha intentado proyectar esa imagen.
-Nunca han sido liberales. La única de ese grupo que tenía ideas más liberales era Evelyn Matthei, que después se fue de RN. El resto, creo, son personas republicanas, demócratas, comprometidas con las instituciones, pero liberales nunca.

Piñera era un poco más abierto.
-Piñera, sí, más abierto. Un síntoma muy claro de eso fue cuando en el año 1995 junto a María Eugenia Amunátegui fuimos invitadas como concejales a la Conferencia de la Mujer en Beijing. Suscribimos un documento que apoyaba que en Chile existiera una ley de divorcio. Producto de eso, Andrés Allamand, que era presidente de RN de esa época, nos quería pasar al Tribunal Supremo. Y una de las personas que más nos defendió fue Sebastián Piñera y Pedro Daza, ya fallecido.

Es impresionante, tú lo mencionaste en el programa En Buen Chileno, a raíz del debate con Pilar Molina, la inconsistencia de la derecha en estos temas. Allamand, que ahora argumentó contra el aborto, votó en el pasado contra la ley de divorcio. Se separó y se casó con Marcela Cubillos, que también votó contra esa ley. ¿Habrá hecho en algún minuto una reflexión sobre eso?
-Habría que preguntarle a él su reflexión. Ahora, hay una gran mayoría que tiene esa postura conservadora, pero no puedo creer que todos sean así. Hay gente conservadora en la derecha, sí. Como Joaquín Lavín, por quien siento un profundo respeto y cariño, porque es súper coherente entre lo que dice, piensa y hace. Él es muy conservador y está casado hace años con la misma señora, es de misa diaria. Es como dice que es. Lo que a mí no me calza son estas otras personas, que asumen ciertas posturas -que no concuerdan con como actúan- cuando son temas de derechos de las personas, cuando es de defensa de minoría. No puedo creer que todos los parlamentarios estén en contra de los homosexuales, o de los hijos nacidos fuera del matrimonio. ¡No puedo creerlo! O que algunos dijeran que los golpes una mujer se los merecía. Pero se mantiene esta cosa atávica, como de pose.

¿Tal vez rinda electoralmente?
-Sí, porque les da cobertura en medios como El Mercurio, porque siguen la línea editorial del diario, les trae frutos electorales en un sector de la población que siente que hay que mantener esta burbuja.

De todos modos, en algún minuto debe darles vergüenza haber argumentado en el parlamento contra la igualdad de los hijos ante la ley o contra la despenalización de la homosexualidad, porque el nivel del debate en esos casos fue bajísimo.
-Desconozco si han hecho alguna reflexión, pero lamentablemente creo que en la política, y esto es transversal, hay mucha moral pública y privada. Creo que son muy aficionados a la lectura de Maquiavelo, que hace una gran diferenciación entre las costumbres privadas y las públicas. Y lo que refieres no se dio sólo en la discusión de la despenalización de la sodomía, en que fui uno de los pocos votos a favor, frente a una encarnizada homofobia de quienes decidieron mantenerla…

Con argumentos como que no se podía dar “patente de normalidad” a una conducta enferma.
-Sí, terrible. Y la otra discusión muy dura que tuvimos fue el proyecto que establecía la legitimidad de los hijos nacidos fuera y dentro del matrimonio. Casi todos los senadores de RN votaron en contra y el argumento era que esto iba a destruir el matrimonio. Yo argumentaba que lo que destruía el matrimonio era que los hombres se metieran en cama ajena y acuñé la frase de que no existían hijos ilegítimos, sino padres ilegítimos. Otra discusión muy dura, se dio por la ley de violencia intrafamiliar. Ahí yo ya era diputada. La mayoría de los parlamentarios RN decía que esto era un tema de familia, que debía ser resuelto al interior de, que no era un tema de sociedad. El anticonceptivo de emergencia, decían que era abortiva y la votaron en contra; la ley de femicidio, muchos la votaron en contra. Después, cuando la ley se repuso, en el Gobierno del Presidente Piñera, donde yo lo convencí de que la repusiera, ahí recién la votaron a favor. Como ves, he sido de una sola línea y he peleado por eso con el sector.

Por eso te digo que es raro que no miren para atrás y se cuestionen.
-Pero la vida los ha llevado a ellos mismos a enfrentar estos temas y algunos deben haber evolucionado, aunque tampoco hacen un punto sobre eso.

Lo extraño es que no hay mucha sintonía con la sociedad. El aborto en tres causales tiene un respaldo muy alto según los estudios de opinión.
-Porque la sociedad chilena ha resuelto sus problemas de forma mucho más inteligente que la clase política, y esto también incumbe a la Nueva Mayoría que también tiene parlamentarios muy retrógrados. El tropiezo en el proyecto de aborto, es responsabilidad de un diputado de la Nueva Mayoría.


¿Somos transversalmente retrógrados?
-Aquí se cruza el machismo de ver a las mujeres como un receptáculo, de no verlas como personas responsables, sino sólo como administradoras de una vida. Han llegado a decir que hay que preguntarle al violador porque es el padre de la guagua, esa es la mentalidad. Se ha puesto en duda si una mujer es o no violada. La realidad es que las mujeres de clase alta van a países donde el aborto no es un delito, entonces quiénes pagan los platos rotos: las mujeres de clase media y las pobres.

¿Sólo estás por legislar a favor del aborto en ciertas circunstancias o apoyas el aborto libre?
-No, porque no creo en el aborto como un método de planificación familiar.

Y en el caso de mujeres que tienen ya muchos hijos o una adolescente que queda embarazada y sabe que no es un buen momento para ello.
-Ese es un tema de responsabilidad. La libertad individual debe ser ejercida con responsabilidad y si una chiquilla adolescente se fue de carrete, se tomó dos piscolas, tuvo relaciones con su pololo y, existiendo las precauciones, no las tomó, entonces tiene que apechugar.

¿Debe tener esa guagua?
-Asumir su responsabilidad. Parte de ejercer tu libertad sexual implica responsabilidad.

Sobre Piñera, ¿Crees que de verdad, en su fuero interno, está en contra de este proyecto de aborto?
-Sí, me calza. Él dice la verdad cuando afirma que está en contra. Lo que no me parece es que él apoye a los parlamentarios que deciden llevar el tema al Tribunal Constitucional. Piñera debió mantenerse al margen porque eso hace que él se politice, se abandere y se atrinchere en una institución que no debe ser politizada, como el TC.

Pero la composición del TC, por los nombramientos, obedece a criterios políticos.
-Sí, pero yo tengo confianza en los cerebros del Tribunal Constitucional.

Con la designación de Vásquez, en 2015, el TC, que tiene una estructura binominal, quedó con 6 integrantes cercanos a Chile Vamos y sólo 4 progresistas, ¿Crees que hay una chance para que el proyecto avance?
-El TC debe verificar la constitucionalidad de las leyes, es decir, es jurídico. Chile Vamos ya fue por lo de la píldora y perdió; fue por la ley antidiscriminación, y perdió; fue por el Acuerdo de Vida en Pareja, y también perdió. Espero que eso se mantenga.

La apuesta es que María Luisa Brahm, exjefa de Contenidos de Piñera, tenga una postura más liberal y propicie un empate. Si aún está Carmona de presidente, esa es la opción.
-María Luisa es una mujer inteligente y a la gente inteligente no la pauteo, ni pública ni privadamente.

MUJER, JUDÍA Y LIBERAL

Estuviste desde muy joven en RN, ¿fue difícil para ti militar en el partido?
-Muy, todo lo que dije cuando salí del partido queda tan claro en esta discusión, en el sentido de que es muy difícil ser una mujer con ideas propias, que defiende los derechos de minorías sexuales y de las mujeres, en un partido en que no te dejaban tener diferencias en esta materia. A mí, al final se me hizo imposible.

¿Cuál fue tu punto de inflexión?
-Una de las cosas que más me dolió fue esa votación contra la ley antidiscriminación después de la muerte de Daniel Zamudio. El Presidente Piñera promovió esa ley, Rodrigo Hinzpeter, que era ministro de Interior, se la jugó por esa ley y los senadores de RN no solamente votaron en contra, salvo uno, sino que argumentaron en contra y en esos discursos había una homofobia impresionante, Para mí fue…

Revelador.
-Sí, un punto de inflexión. Así que sí, es difícil ser mujer de ideas liberales y judía en la derecha.

¿La religión también te jugó en contra?
-Sí, si a mí me dijeron “tú no entiendes la ley antidiscriminación porque eres judía”. Lo dijeron en mi cara.

¿Quién?
-Carlos Larraín me lo dijo en una reunión con senadores del sector delante de los ministros Andrés Chadwick y Cristián Larroulet.

¿Alguien lo encaró?
-No, nadie dijo nada. Fue cuando yo estaba en RN, antes de votar la ley antidiscriminación. Me dijo: “Usted no hable porque usted es judía, no entiende la ley antidiscriminación”. Yo he vivido en carne propia esto. Yo no soy hija “de”, no vengo de sus mismos colegios, siempre me miraron de reojo. Tenía 24 años cuando toqué el timbre del partido. Cuando fui electa secretaria general lo fui por votos, no porque me quisiera Carlos Larraín. Cuando fui candidata a senadora, no recibí aportes del partido, porque eso era para los favoritos del partido. Yo no les debo nada. Ellos usaron mi nombre y mi imagen para crecer en algunas regiones, porque cuando había que ir a hace reinscripción de militantes que vaya la Lily a Talcahuano, que vaya a Iquique. Así fue.

¿Has pagado costos por ser más liberal que el resto de tu sector?
-Por supuesto que sí. Yo era la parlamentaria mejor evaluada de la oposición y de la noche a la mañana, sin decir agua va, me dejaron de medir en la CEP. ¿Por qué me dejaron de medir?

¿Eso fue consecuencia de tus posturas en estos temas?
-Claro, porque ¿quién maneja la CEP? Un grupo de empresarios más bien conservadores. Me sacaron hace mucho tiempo, siendo mujer, presidenta de partido. Raro, raro. Siempre estuve en el ránking de mujeres líderes de El Mercurio hasta que voté en contra del lucro en educación superior y a favor de eliminar los fondos espejos de las universidades privadas. Esos son los castigos de ese sector, que no es la elite completa, porque también hay un gran sector de la elite que piensa como yo.

¿Es difícil para ti, con todo lo que has contado, llegar a acuerdos electorales con ese sector de la derecha que está también tras la campaña de Piñera?
-Lo que pasa es que, a diferencia de ellos, yo no pongo condiciones para apoyar a Piñera, no pido cupos, no pido puestos para Amplitud, no pido estar en el escenario. Son ellos los que tienen problemas porque yo no soy la intolerante. Son ellos los intolerantes.

Piñera se ha derechizado respecto de la campaña de 2009, ¿es factible que las ideas de Amplitud tengan cabida?
-Confío en la inteligencia de Piñera para gobernar de forma ecuánime y para respetar cosas que no comparte. Si sale adelante el proyecto de aborto en tres causales, él tendrá que respetarlo y gobernar para todas las mujeres de Chile, no sólo para las de derecha.

¿Cómo ves la carrera presidencial?
-Dura. No es carrera corrida. Chile aún no supera las dos mitades en la presidencial. Si alguien cree que puede estar festejando, está equivocado. Esta carrera se va a ganar para Piñera por muy pocos votos.

¿Qué te parece Guillier?
-Tengo la mejor impresión de él, pero no sabe formar equipos y se ha rodeado de gente media penca, que va y viene, que lo quieren manejar.

Da la impresión de que no está convencido de que es candidato.
-Como que un día está con ganas y otro no, y eso se nota demasiado.

¿Y Beatriz Sánchez?
La conozco, me ha entrevistado muchas veces, soy una de las protagonistas de su libro. Ahora, no me la imagino gobernando Chile, porque tiene grupos políticos tan diversos atrás, algunos con ideas extremas en lo político y lo valórico. Otros, no. Yo no sé cómo lo podría hacer. Muy difícil.

De Piñera, cada cierto tiempo reflotan conflictos de interés, ¿por qué no le hacen mella?
-La gente está tan cabreada de la Nueva Mayoría que a Piñera le perdonan todo por lo mismo, porque la gente quiere trabajo, crecer. Piñera, de forma inteligente debe apostar a ganar no sólo por la billetera, por la parte económica. Ese es el rol que Amplitud debe jugar en su campaña. Mostrarle esa gente que va a votar por él no por el crecimiento económico, sino porque quiere respeto por la diversidad. Ese es el Chile que le debe mostrar Amplitud y que Chile Vamos no quiere que vea.

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