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Nacional

3 de Agosto de 2017

La vida en el patio trasero de Til Til

Con seis horas de agua al día durante el verano, rodeado por dos rellenos sanitarios, una planta de tratamiento de lodos de Aguas Andinas y una faena minera abandonada, el pueblo de Rungue, al norte de la comuna de Til Til, fácilmente pelea por ser uno de los más saturados por la contaminación en Chile. Allí, cuatro estudiantes de educación media permanecen con arresto domiciliario total, acusados de producir y arrojar bombas molotov durante una de las muchas movilizaciones que los vecinos han organizado en la Ruta 5 Norte. La comunidad acusa un montaje de Carabineros, mientras se preparan para frenar la instalación de una nueva planta contaminante, esta vez de desechos industriales, a sólo tres kilómetros de sus hogares.

Por

-¡Mira, mami! ¡Un helicóptero! —, grita sonriendo José Miguel (4), apuntando al cielo desde el marco de la puerta.
— ¿Qué colores tiene? —, pregunta desde el comedor Axel Muñis (16), su tío.
— Blanco y verde—.

Aún faltan algunas horas para que los vecinos de Rungue, pueblo de 1.200 habitantes ubicado a un costado de la Ruta 5 Norte, en la comuna de Til Til, salgan a cortar nuevamente la carretera.

Mientras, en el interior de esta casa en la calle Las Orquídeas, Axel Muñis, supervisa que su tía agregue la cantidad exacta de agua al arroz con el que esperan preparar sushi para la once.

Desde hace meses que la comunidad ha adoptado el mismo modo de protesta: instalarse con neumáticos, barricadas, piedras y lienzos para interrumpir el tránsito de la Ruta 5, y luego volver a refugiarse en los pasajes de tierra, generalmente escapando de Carabineros.

A esta altura, piensan, esa es su única salida.

Por años, Rungue, casi como ninguna otra localidad de la comuna de Til Til, ha recibido contaminación por todos los frentes. Al este, detrás del cerro La Leona, está el relleno sanitario de Gersa. Hacia el norte, el de KDM –que diariamente recibe la basura de cinco millones de santiaguinos-, y la planta de tratamiento de lodos de Aguas Andinas. Al poniente, faenas mineras abandonadas que contaminaron las napas subterráneas. Eso, sin contar las pequeñas industrias instaladas apenas cruzando la carretera.

Muñis, estudiante de tercero medio del Liceo Técnico Manuel Rodríguez de Til Til, no ha salido de su hogar en casi tres meses. Actualmente, cumple con arresto domiciliario total, luego de haber sido detenido por Carabineros y acusado junto a otros tres amigos de haber manipulado y arrojado bombas molotov a miembros de Fuerzas Especiales durante el último corte de carretera que el pueblo realizó en Semana Santa.

“Eso es mentira”, asegura. “Salimos a marchar con mis amigos sí, porque cuando grande me gustaría quedarme aquí, que el pueblo estuviera limpio, tener un trabajo, pero la única molotov que he visto en mi vida ha sido en el Playstation”.

Sobre nuestras cabezas, el sonido del helicóptero se escucha demasiado cerca.

***

Apenas cruzando las líneas del tren y el puente de madera sobre el estero, varios carteles señalan el camino a diferentes piques mineros. La mayoría están hoy abandonados. Como el único impedimento para acceder a ellos es un trozo de madera, Jennifer Duarte -la madre de Axel- y su hermana Sinayy, avanzan.

El año 2010, la periodista Carola Fuentes y su equipo publicaron una investigación sobre las faenas mineras abandonadas de mayor riesgo en el país. Por su cercanía a zonas habitadas y a cauces de agua, dos de las seis catalogadas como las más peligrosas de la Región Metropolitana se encuentran en Rungue.

Una de ellas, Refimet, fue una fundición de cobre y oro que operó hasta el año 1992 en el cerro La Cruz, o “Piedras Amarillas”, como es conocido por el característico color de las rocas que se ven desde cualquier punto del pueblo. La planta en cuestión llegó a procesar dos mil toneladas de concentrado de oro al mes, utilizando arsénico, el que luego era depositado en piscinas de relaves distantes a cinco kilómetros al sur. Muy cerca de donde hoy se emplazaría la cuestionada planta de desechos industriales de la empresa Ciclo, que el Comité de Ministros aprobó la semana pasada y que ha desatado la furia de los habitantes de Til Til.

Hoy, los galpones y piscinas de piedra están cubiertos por malezas y musgo, además de una capa de polvillos color verde agua fosforescente. De acuerdo a la investigación, recogida por Ciper Chile, el año 2003 científicos del Instituto Federal de Geociencias y Recursos Naturales de Alemania realizaron una inspección a la fundición abandonada. En el lugar encontraron piscinas de desechos mineros -aproximadamente 13 mil toneladas- pero, además, dieron con depósitos clandestinos, hechos a la mala.

El equipo recogió muestras del suelo, de los esteros y también de los pozos y norias de los vecinos de Rungue. En algunas de las muestras de agua, los niveles de arsénico quintuplicaron el límite máximo para el consumo humano, de 0,01 milígramos por litro. Ni siquiera era apta para el regadío. Ya en 1991, un estudio del doctor Andrei Tchernitchin demostraba la presencia de elevadas concentraciones de metales pesados, específicamente arsénico y plomo, en las aguas del estero de Tiltil y en aguas del tranque de Rungue.

Actualmente el cerro donde está emplazada la fundición es utilizado para cada dieciocho de septiembre como escenario para las celebraciones. En el “atrapa la bandera”, seis concursantes deben correr desde la cancha de fútbol, cruzar las líneas del tren y subir hasta la Cruz en el cerro para tomar la bandera amarrada a una de sus puntas.

“El año pasado ganó mi pololo. El premio eran 10 mil pesos”, cuenta orgullosa Sinayy Duarte, la hermana de Jennifer, mientras mira desde la altura el pueblo a nuestros pies. Abajo, la antigua estación del tren, donde se detenía la “serpiente de oro”, mítica locomotora del tren que unía Santiago y Valparaíso. Hoy, en cambio, cada 40 minutos circula por la comuna el “tren de la basura”: más de 20 vagones, cada uno con cuatro toneladas de basura comprimida en su interior, que avanza por Polpaico, Til Til y Rungue hasta llegar a la planta de KDM.
“Mira, Jenny, ahí están fondeados los pacos”, apunta Sinayy.

Cae la tarde, y con la oscuridad, las balizas de los carros de Carabineros que rodean Rungue se hacen más evidentes.

***

De acuerdo a la declaración que hizo Carabineros en la carpeta de investigación, la noche del 16 de abril, a la altura del kilómetro 54 de la Ruta 5 Norte, varios sujetos encapuchados habían cortado la carretera encendiendo neumáticos y maderos. Según dice el parte, luego de un tira y afloja removiendo las barricadas, sorprendieron a cuatro jóvenes -Víctor Ahumada (18), Ignacio Díaz (17), Bruno Real (17), Axel Muñis (16)- encendiendo y arrojando cuatro bombas molotov a funcionarios policiales. Miembros de las Fuerzas Especiales de la 29° Comisaría de Lampa los siguieron por los pasajes de tierra del pueblo hasta una casa abandonada en la calle Las Orquídeas s/n, donde los detuvieron. En el parte se hace hincapié en que en el lugar se encontró una botella de cerveza Miller de 350 mm rellena con “un tipo de líquido acelerante” y un fuerte olor a bencina.

“Presumiblemente era el lugar donde elaboraban elementos incendiarios”, dice el parte, acompañado de fotos del envase y de la casa donde fue encontrado.

Ninguno de los cuatro jóvenes presentaba antecedentes o detenciones previas.

***

A Hugo Moreno (64) le gusta presentarse como el secretario administrativo y operador titular del comité de agua rural de Rungue. Su trabajo, específicamente, consiste en calcular el agua de la que dispone el pueblo, y distribuirla para que alcance para todos.

“Me han llegado a decir muchas cosas. En privado, incluso, se han acordado de mi madre cuando les corto el agua”, reconoce.

Según dice, desde hace ocho años que los pueblos de Rungue y Montenegro enfrentan “una situación de crisis” de falta de agua. Por un lado, dice, está la sequía, y por el otro está la contaminación de las pocas napas subterráneas que tiene la zona.

“El período más crítico dura, en general, desde el verano hasta principios del invierno. Unos 6 o 7 meses al año, aproximadamente, que tenemos que racionar severamente el agua que nos llega”. Ese racionamiento incluye dar el agua a ciertas horas del día y, en ocasiones, esta se da sólo en dos horarios: una hora en la mañana, y otra en la noche.

“En la etapa de construcción de las tuberías con las que se obtiene agua, se reportó la presencia de manganeso, y tuvimos que comprar un filtro especial. Lo que va a ocurrir más adelante es que, producto de las descargas de percolados de KDM en las quebradas, será imposible sacar agua del estero”.

Otro estudio realizado en 2013 por la entonces estudiante de Geología de la Universidad de Chile, María Fernanda Cereceda, arrojó un aumento considerable en metales pesados como plomo y hierro en pozos cercanos al pueblo, cifrando en niveles sobre la norma.

Pensando en esa posibilidad, dice Moreno, el pueblo privilegia el uso de camiones aljibes, que en su mayoría son proporcionados por las mismas empresas del sector a modo de reparación.

“El número de camiones aljibes depende de las negociaciones que se hagan como comunidad. Y aún así, hay que hacer malabares, ver que los camiones lleguen todos los días. Porque uno solo que falle es una hora menos de agua al día. Se produce una descompensación salvaje”, afirma.

Para Susana Cid (29), dueña del restorán “La Rusia”, las plagas de moscas y ratones atraídos por los basurales hacen de Rungue un lugar al que cuesta acostumbrarse. Hace siete años que llegó desde Santiago, intentando cambiar el ambiente del narcotráfico en el que vivía por la tranquilidad del campo. Acá puso el restorán, se casó y tuvo hijos.

“Todas las mañanas, antes de empezar a cocinar, tengo que echar el repelente para las moscas. Cuando se va el olor de la planta, a eso de las 9 am, cocino y dejo todo tapado, para volver echar antes de que lleguen los clientes”, dice. “En verano te sientas a comer y las moscas se te caen en el plato”, agrega.

Es por ello que, entre los meses de diciembre y marzo, es prácticamente imposible encontrar spray matamoscas en los almacenes locales. “Va toda la gente a Santiago, y se traen para el mes entero. Hay familias que fácilmente pueden ocupar una lata al día”, afirma.

Detrás del cerro La Leona, a tres kilómetros de la carretera 5 Norte, se encuentra el relleno sanitario de Gersa, planta con capacidad para recibir 45 mil toneladas de residuos sólidos al mes. Si bien en el sitio web de la empresa se lee que la basura que Gersa maneja se trata de “residuos, municipales y domiciliarios”, hace algunas semanas, un camión de la empresa dejó caer parte de su contenido en el retorno de la carretera, a pocos metros del pueblo y del restorán de “La Rusia”. Dentro de la mugre desparramada en el asfalto, había jeringas usadas y frascos médicos podridos.


Axel Muñis (16) lleva dos meses y medio de inasistencia a su liceo, ya que el Tribunal lo dejó con arresto domiciliario total.

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La tarde del 16 de julio, luego de jugar fútbol en la cancha detrás de su casa, Axel Muñis recuerda que volvió a su casa para tomar once con su familia. Luego, se dirigió al sector donde las mujeres del pueblo estaban manifestándose en la carretera. Allí se encontró con su madre, Jennifer Duarte.

“Acá la batuta la llevan nuestras mamás, luego los más jóvenes”, dice Axel. En el pueblo, casi todos los hombres mayores de edad trabajan en minas hacia el norte, o como camioneros. “Por eso pasan muy poco tiempo acá, y terminan siendo las mujeres las que se organizan”, agrega Bernarda Torres, una de las dirigentas del pueblo.

A una hora que no logra recordar, cerca de la medianoche, Jennifer relata que Carabineros lanzó las primeras bombas lacrimógenas. “Era como un caos. Nos apuntaban a nosotros y también disparaban al pueblo, que se llenó de gas. Todos salimos arrancando”.

Axel, junto a sus amigos, corrió entre los pasadizos. Muchos de los vecinos habían acordado dejar sus puertas abiertas para servir de refugio para quienes se manifestaban en la carretera. Entre la confusión, recuerda Axel, lograron entrar a una casa vacía, justo antes de que los policías los vieran.

“Ellos habían pasado de largo, pero una vecina les dijo que estábamos escondidos ahí, nos sapeó”, dice.

Los cuatro chicos se escondieron en el baño del patio trasero. Pronto sintieron el forcejeo de la manilla.

— Aquí están. ¡Derriben! — alcanzó a escuchar Axel, antes de cubrirse el rostro para evitar un lumazo.

***
El año 2016, el Servicio Medioambiental (SMA) publicó un documento con observaciones realizadas a las empresas KDM y Aguas Andinas, tras hallar irregularidades en sus plantas de Til Til.

Entre las decenas de fiscalizaciones realizadas a la planta Lomas del Colorado, se encontraron piscinas o “canchas” donde el relleno de KDM se mezclaba con los lodos de Aguas Andinas –es decir, la basura con la caca-, “en áreas sin impermeabilización, y sin identificación para saber a qué proyecto están asociadas”, según dice el informe. O que más de la mitad de los silos o vagones de tren que transportan la basura a través de la comuna presentaban abolladuras y perforaciones.

En las calles de Rungue, Huertos Familiares o Til Til, no es difícil encontrarse con extrabajadores de KDM que hablen de algunas de las prácticas de la empresa. “Estuve como 15 años ahí”, dice un hombre que prefiere no dar su nombre. “Y en cada lluvia fuerte me angustiaba porque se comenzaban a rebasar las piscinas con los percolados, que es una sustancia oscura que sale producto de la putrefacción de la basura, los que muchas veces iban a parar a las quebradas de Til Til”.

En enero de este año, el propio alcalde Nelson Orellana visitó una quebrada llena de líquidos percolados, alertado por vecinos del estero de Rungue. “Imagínatelo, es como el jugo de la basura acumulado. No sólo no se podía respirar, dolían los ojos del hedor”, dice. El informe del SMA revela que durante una inspección en 2014, se encontró que dentro de la planta se utilizaron estos líquidos para “humectar” los caminos interiores.

Nicolás Jofré, bioquímico de la Universidad Católica de Valparaíso, es uno de los fundadores de la filial Til Til del Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la protección del Medio ambiente (Modatima). “Si bien se hace hincapié en que las extremas medidas de seguridad del proyecto de la planta Ciclo impedirían que hechos así ocurran, en la práctica tenemos que la realidad dista mucho de aquello”, asegura.

Jofré menciona el accidente ocurrido en julio del año pasado en una planta de tratamiento de residuos industriales en Lampa, donde una explosión y posterior incendio en sus instalaciones significó una importante emisión de elementos tóxicos al ambiente. “Además -añade- se ha demostrado que otras plantas de este tipo de residuos, como la de Chillán Viejo, ha contaminado por filtración las napas y aguas de la zona. ¿Cómo esperan que la comunidad confíe en sus fiscalizaciones con esos antecedentes?”.

Bernarda Torres, dirigenta vecinal de Rungue, se lamenta con que el panorama de la comuna obliga a los jóvenes a querer dejarla. “Por un lado tenemos todos estos problemas ambientales, pero muchos de aquí hicimos en Rungue una casa, una familia. Casi nadie nació aquí, pero tampoco nadie quiere irse, nos gusta la seguridad que se vive, la tranquilidad del campo. ¿Por qué tenemos que irnos nosotros si son ellos los que llegaron a ensuciar?”.


Tras la detención, Víctor Ahumada (18) cumplió dos meses en Colina II, antes de que le rebajaran su cautelar el 7 de julio pasado. 

***

Lo que pasó sobre el bus donde estuvieron detenidos, y en la comisaría donde pasaron la noche, resume Axel, fue una serie de apremios para intentar sacarles información. “Nos pegaban, nos decían que nos íbamos a acordar siempre de ellos con las cicatrices que nos iban a dejar”, relata.

“Cuando el bus seguía en Rungue, escuchamos que nuestras mamás le preguntaron a un Carabinero por nosotros. Él le dijo que no tenía idea, y nosotros estábamos ahí mismo arriba de la micro, sólo que no nos atrevimos a gritar por miedo a que nos pegaran más”, dice.

En el parte de Carabineros, se lee que tanto Ignacio Díaz como Axel Muñis llegaron al Juzgado de Garantía de Colina presentando “contusiones leves en sus extremidades inferior y superior”.

El Ministerio Público solicitó la prisión preventiva para Víctor Ahumada, el único mayor de edad del grupo, por “representar un peligro para la sociedad y riesgo de fuga”, además de la internación provisoria de todos los menores en centros del Sename. El Tribunal resolvió que Ahumada quedaría en prisión y que los demás permanecerían bajo arresto domiciliario total mientras durara la investigación. 120 días que se cumplen el próximo 17 de agosto.

Francisco Castillo, el abogado de Axel e Ignacio, opina que estas son “medidas muy gravosas, irrisorias, para tratarse de adolescentes sin ningún tipo de antecedentes”. “Ellos no se pueden arrancar del país. Primero, no tienen los medios, y segundo, tienen una red de apoyo gigante detrás. Sus vecinos han organizado bingos para pagar los costos de la defensa, e incluso llevaron al cardenal Ricardo Ezzati para que los visitara luego de oficiar la misa que ofreció en Rungue”.

Si bien el Liceo de Axel e Ignacio les ha facilitado la situación, permitiéndoles rendir exámenes libres que una profesora les va a tomar a Rungue, Jennifer reconoce que la situación no es la ideal.

“Él está en un liceo técnico, cursando la especialidad de operador en metalurgia. Él necesita tener práctica. Ellos no son ningunos delincuentes, no tendrían por qué perder el año o ver su escolaridad afectada por esto”, afirma.

Bruno Real, en cambio, está a punto de perder el año por inasistencias. Víctor Ahumada dejó hace pocos días el penal en Colina, y espera que el caso se resuelva desde su casa, donde también cumple arresto domiciliario.
“Una cosa es que les quiten el derecho a estar libres, y otra es que les quiten el derecho a recibir una educación”, reflexiona Jennifer.

“Sin duda estamos ante un escenario de choque de fuerzas. Se piensa que tiene que haber un castigo ejemplificador para la comunidad que protesta, y para estos niños. El alcalde de Til Til también fue formalizado por agresión a carabineros”, se pregunta Castillo.

El abogado asegura que durante los próximos días se revisarán las medidas cautelares. Espera que parte de las pruebas presentadas por la defensa pueda convencer al magistrado de rebajar el arresto domiciliario, “si no por la libertad total, al menos por arresto nocturno, para que puedan volver al liceo”, sostiene. Entre ellas está el testimonio que uno de los vecinos de la casa en donde Axel y sus amigos fueron detenidos hizo ante la Fiscalía Local de Chacabuco.

“Llegué a mi casa aproximadamente a las 00:40 horas (…) Las luces del vehículo alumbraron directamente la casa donde habían tomado detenido a esos niños, y estaba llena de Carabineros de Fuerzas Especiales (…) Me quedé mirando y veo que salen y empiezan a revisar la basura que estaba afuera de la casa (…) sacaron botellas, las pusieron arriba de los tarros y comenzaron a sacarles fotos”.

Para Axel, quien sueña con estudiar gastronomía, lo que más le ha dolido en estos dos meses ha sido el hecho de no poder salir a jugar fútbol en la cancha del pueblo. “Es complicado, porque si no se protesta, nadie toma en cuenta lo que nos pasa. ¿Qué sacamos con enviar cartas a la Presidenta, si sólo cuando cortamos la carretera llegan los periodistas a preguntarnos cómo vivimos?”.

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