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Cultura

23 de Enero de 2018

Fragmento del “ABC de la literatura” de Ezra Pound

Los autores y los libros que recomiendo en esta introducción al estudio de las letras deben ser considerados como varas de medir y voltímetros. Los libros que forman parte de la lista son libros para tener en cuenta antes de intentar medir y evaluar otros libros. No son (lo digo de manera sumamente enfática) todos los libros que vale la pena leer. Hay muchísimas cosas que la gente lee y que sencillamente no merecen “mayor atención”.

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No existe razón alguna por la cual un mismo hombre deba apreciar por igual el mismo libro a los 18 y a los 48 años de edad.

Hay ciertas divisiones y disociaciones que me abstengo de hacer, pues no pienso que a mi edad deba tratar de imponer mi gusto de hombre maduro sobre el lector más joven. Gracias a Dios hay libros que se disfrutan más antes de cumplir los 25, y libros que uno todavía puede leer y paladear a los 45, e incluso tener la esperanza de leer ya con un pie en la sepultura.

Realismo, romanticismo, los hombres tal como son vistos, los hombres tal como son imaginados o “dramatizados”, los hombres tal como lisa y llanamente se sabe que no fueron…

Consideremos una anécdota de Jack Dempsey. Cuando Tunney andaba en boca de todos por ser el boxeador culto y educado, un periodista se acercó al señor Dempsey y le preguntó por el tema de la literatura. Creo que le habló de Casbel Byron o de alguna novela en la que aparece el boxeo. Dempsey no se lo aguantó: “Qué va, no tiene nada que ver con eso…”.

El periodista observó que Dempsey tenía una novela un tanto rocambolesca sobre un gran duque de Rusia. Sugirió que si Dempsey hubiera sido un gran duque, seguramente habría notado parecidas discrepancias en ese retrato de la vida de la gran nobleza rusa en el pasado.

Dempsey: “Pero yo nunca he sido un gran duque”. Las personas perfectamente sinceras dicen que “no se puede enseñar la literatura”, y lo que con eso quieren decir es muy probablemente cierto.

Es claro que se puede, sin embargo, enseñar a un hombre a distinguir entre un libro de tal tipo y otro libro de tal otro. Hay ciertas manifestaciones verbales que se pueden emplear como varas de medir, escuadras, voltímetros, o que pueden esgrimirse de modo comparativo; toda familiaridad con ellas capacitará a los hombres, es indudable, a estimar la escritura en general, y las fuerzas, energías y perfecciones o imperfecciones relativas de los libros. No se amuebla íntegramente una casa con varas de medir y con balanzas.

Los autores y los libros que recomiendo en esta introducción al estudio de las letras deben ser considerados como varas de medir y voltímetros. Los libros que forman parte de la lista son libros para tener en cuenta antes de intentar medir y evaluar otros libros. No son (lo digo de manera sumamente enfática) todos los libros que vale la pena leer. Hay muchísimas cosas que la gente lee y que sencillamente no merecen “mayor atención”.

Por otra parte, no es necesario caer en el ridículo esnobismo que ha arruinado a montones de escritores imaginativos, ensayistas bien educados, jóvenes y refinados caballeros, miembros de los cenáculos literarios.

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