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Mundo

7 de Febrero de 2018

Niños soldados de Sudán: “Íbamos a saquear, otros violaron en grupo, también aplastaban la cabeza de pequeños contra árboles”

Muchos de los niños entrevistados relataron que los soldados les habían secuestrado en sus casas o en las calles, encerrándolos durante días o semanas en celdas superpobladas, a veces atados, para luego someterlos a un duro entrenamiento y a castigos físicos como latigazos.

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Tanto las fuerzas gubernamentales como la oposición armada de Sudán del Sur siguen reclutando niños soldado para la guerra civil que asuela al país, pese a que a finales del mes pasado se comprometieron a dejar de hacerlo y a liberar a los que ya estaban en sus filas, denuncia hoy Human Rights Watch (HRW).

En un informe publicado esta jornada, la organización pro derechos humanos desvela que ambos contendientes continuaron secuestrando, deteniendo y obligando a combatir a niños, algunos de tan solo 13 años, desde que se firmó el fallido acuerdo de paz de agosto de 2015.

Muchos de los niños entrevistados relataron que los soldados les habían secuestrado en sus casas o en las calles, encerrándolos durante días o semanas en celdas superpobladas, a veces atados, para luego someterlos a un duro entrenamiento y a castigos físicos como latigazos, denuncia HRW.

“Este reclutamiento continuado y la utilización de niños por parte del Ejército y de los grupos armados de la oposición muestra la absoluta impunidad que reina en Sudán del Sur, y el terrible coste de esta guerra para los niños”, lamenta la directora para África de HRW, Mausi Segun.

Sin embargo, Segun cree que “hay una oportunidad de revertir esto si la región cumple su promesa de imponer sanciones contra los individuos que violen los derechos humanos. No hacerlo desacreditaría los compromisos regionales para poner fin a los abusos en Sudán del Sur”.

En el documento, HRW exige que se incluya en la lista de sanciones al presidente sursudanés, Salva Kiir, y al líder rebelde -y exvicepresidente-, Riek Machar; también reclama que se establezca un tribunal mixto para los crímenes cometidos en el país y que tanto la ONU como la Unión Africana (UA) le impongan un embargo armamentístico, siguiendo los pasos de Estados Unidos.

Los testimonios de niños soldado recogidos por HRW muestran la falta de alimentos, los castigos físicos si se negaban a entrenar y las órdenes de matar a todo aquel que se les pusiera por delante y de cometer otras atrocidades.

“Algunos de nosotros íbamos a saquear. Otros violaron en grupo a una mujer. Los había también que cogían a los niños, algunos de ellos pequeños, por los tobillos para aplastarles la cabeza contra árboles o cualquier cosa dura. Y luego se llevaban a los civiles a una casa y los soldados le prendían fuego”, relata John, de 17 años, sobre un ataque de fuerzas del Gobierno contra los rebeldes.

El informe afirma que muchos de ellos parecían traumatizados por la violencia y por haber sido separados de sus familias, y que casi todos coincidían en que echaban de menos estar en el colegio.

Pese a que las leyes internacionales consideren un crimen de guerra la utilización de niños menores de 15 años en conflicto, Sudán del Sur no solo no ha investigado o procesado a los altos rangos del Ejército involucrados en su reclutamiento, sino que Kiir ha premiado a algunos de ellos con ascensos en el escalafón.

“Al no impedir estos abusos contra los niños, los líderes de Sudán del Sur han dañado irremediablemente una generación más y deben rendir cuentas por ello. Las autoridades intergubernamentales y otros países deben presionar con sanciones individuales y un embargo armamentístico”, sentenció Segun.

Los últimos cálculos del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) muestran que más de 19.000 niños han sido reclutados por los grupos armados desde el inicio de la guerra.

El conflicto en Sudán del Sur estalló en diciembre de 2013 entre las fuerzas leales a Kiir, de la etnia dinka, y los que estaban de lado de quien entonces era su vicepresidente, Machar, de la tribu nuer, que fue acusado de orquestar un golpe de Estado contra el mandatario.

Desde entonces, casi cuatro millones de personas han perdido sus hogares, y los niños se han visto especialmente afectados: un millón sufren de malnutrición, dos millones han tenido que dejar el colegio y uno de cada diez muere antes de cumplir los cinco años.

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