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Cultura

13 de Febrero de 2018

Las voces genuinas del son se unen para revivir la música tradicional cubana

Varias generaciones de las voces más genuinas del son se han reunido en el proyecto El Club de los Soneros Dorados, con la misión de mantener viva la música tradicional de Cuba, defenderla como el origen de todos los ritmos que suenan en el Caribe y conquistar nuevos públicos. Leyendas del género como “Tiburón” Morales, […]

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Varias generaciones de las voces más genuinas del son se han reunido en el proyecto El Club de los Soneros Dorados, con la misión de mantener viva la música tradicional de Cuba, defenderla como el origen de todos los ritmos que suenan en el Caribe y conquistar nuevos públicos.

Leyendas del género como “Tiburón” Morales, Rolando Montero “El Muso” o Pedrito Calvo, que fue miembro de la mítica orquesta Los Van Van, conviven en El Club con voces más jóvenes como la de Haila María Mompié, Mayito Rivera, Carlos Calunga -sucesor de Ibrahim Ferrer en el Buenavista Social Club- o Carlos Sanabia, director del proyecto.

“Amante de las cosas maravillosas como el son”, Sanabia decidió congregar a una veintena de cantantes y músicos cubanos para grabar el disco “Pregones Dorados”, con 12 temas inéditos compuestos por él mismo que saldrá a la venta en la isla el 31 de marzo y se lanzará internacionalmente el 1 de junio en Colombia.

“La música tradicional en la propia Cuba ya no es tan popular como lo era 20 o 30 años atrás. Estamos tratando de hacer crecer esta tradición y llevarla a cada rincón del mundo”, señaló a Efe este joven compositor nacido en Santiago de Cuba, cuna del son.

El resultado ha sido este proyecto, que busca reeditar el éxito mundial del Buenavista Social Club, que el año pasado se retiró de los escenarios después de dos décadas exportando la música tradicional cubana al mundo entero con figuras como Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Eliades Ochoa y Omara Portuondo.

Como ya demostraron esos músicos, “no es secreto para nadie que se trata de una música muy apreciada en el exterior”, aseveró Sanabia, que busca que El Club de los Soneros Dorados sirva para que el son gane adeptos entre los jóvenes frente a la moda del reguetón.

“Buenavista fue un palo grande en el mundo, pero allí no estaban todos los soneros grandes de Cuba (…). Ahora hicimos igual, Carlitos tuvo la idea de agruparnos y aquí estamos, nos sentimos contentísimos de poner nuestro granito de arena en nombre de la cultura de nuestro país”, apuntó “Tiburón” Morales.

Para este legendario sonero de 82 años, “el himno, la bandera y el folclor tienen que estar unidos, porque de lo contrario, estamos perdidos”.

Eduardo “Tiburón” Morales, creador en 1978 de la banda Son 14 que todavía sigue en activo desde México, no dudó en embarcarse en este proyecto para luchar contra “la decepción de mi música, que está abajo”.

La única voz femenina en El Club de los Soneros Dorados es la de Haila María Mompié, heredera del legado musical de glorias como Celia Cruz, Omara Portuondo y La Lupe y una de las cantantes más populares en estos momentos en la isla.

“Para mí es un privilegio ser la única mujer de este conglomerado de soneros cubanos, cantantes auténticos que han defendido el son toda su vida, porque el son corre por mis venas. Yo nací y crecí escuchándolo porque soy de la parte oriental de Cuba y es el género musical que mejor sé defender”, contó orgullosa.

Mompié, que es “coach” en “Sonando en Cuba”, un exitoso programa de talentos musicales de la televisión cubana al estilo de “La Voz”, afirma que gracias a formatos televisivos como ese se está despertando entre los jóvenes cubanos un nuevo interés en géneros tradicionales como el son, la guaracha y el bolero.

“Nosotros somos la isla de la música, tenemos una cartera musical enorme. Creo que el son todavía puede seguir conquistando corazones, también entre los jóvenes”, indicó.

Mompié también reivindicó el poder del son como base para explorar nuevas tendencias musicales: “Del son se derivan muchos géneros y para poder hacer música a nivel internacional hay que escuchar son”.

“Porque sin son no hay música”, sentenció.

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