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Nacional

7 de Marzo de 2018

José Miguel Viñuela, animador de TV: “Piñera es un tipo que respeto, me parece inteligente”

El rostro de la risa exagerada volvió hace unos meses a la pantalla como uno de los animadores del matinal Mucho Gusto. José Miguel Viñuela (43) viene saliendo a flote, luego de una temporada en el infierno, tras ser estafado por Alberto Chang y perder los ahorros que acumuló en 18 años de carrera televisiva. Aquí, habla de lo que significa tenerlo todo y después nada, pero también profundiza en la denuncia que hizo del cura jesuita Jaime Guzmán que le sacó fotos desnudo en un retiro del Colegio San Ignacio El Bosque y de cuando apoyó a Piñera y salió decepcionado del mundo político.

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Hace unos meses volviste a tu canal de siempre. ¿Cómo ha sido animar nuevamente en el matinal Mucho Gusto?
-Heavy. Honestamente, pensaba que después de mi paso por TVN me iría definitivamente de la televisión.

¿Por qué?
-Me pasaron muchas cosas malas. Me vi obligado a la necesidad de experimentar en un mundo laboral completamente ajeno al que venía y comencé a acostumbrarme. Y mientras estuve afuera, me invitaron a un montón de programas de tv, pero nunca quise volver a generar pena.

¿Sentías pena de ti mismo?
-Claro. Me cuestioné un montón de cosas cuando me fui de TVN. A pesar de que salí por decisiones políticas, igual terminé cuestionándome si realmente tenía talento o no. Eso fue súper triste. Además, tenía una guagua de dos meses y me comunicaron que no tenían ningún proyecto para mí el mismo día que salía de vacaciones. Esas vacaciones se transformaron en una tortura.

Eras uno de los rostros mejor pagados, pero no estabas en pantalla. Para el ego debe ser muy fuerte eso.
-Sí. A mí me dolía la guata cobrar la plata a fin de mes cuando no estaba haciendo nada. Y la gota que rebalsó el vaso fue con el programa que me dan para la Copa América. En el último capítulo tenía que salir a las once de la noche al aire, pero me terminan tirando a las cuatro y media de la mañana. Ahí dije esta cuestión es atentar contra la dignidad. Y frente a que estén echando gente que ganaba 350 o 400 lucas para reducir costos, y que me tengan calentando el asiento, mejor irse. Y me voy del canal y viene todo el capítulo que siempre cuento: yo tenía una plata ahorrada de quince años de trabajo y la perdí toda.

900 millones de pesos que invertiste en el Grupo Arcano de Alberto Chang.
-A mí no me gusta hablar de cifras.

Pero no deja de ser una cifra importante. Es como un Loto.
-Sí. Tenía una plata considerable como para estar tranquilo un buen tiempo. Quería parar un año, porque venía de muchos años de hacer programas. Pero eso no se da.

¿Qué pasa cuando te diste cuenta que perdiste toda tu plata?
-Para una persona que ha trabajado toda su vida, que juntó peso a peso, que nunca robó a nadie, que nunca especuló con nada, fue la debacle.

¿Qué te pasó?
-Estuve con una depresión terrible. Lloraba todos los días. Estaba desesperado. Me sentía el compadre más idiota del mundo. Chang me mató un lado del corazón y las ganas de volver a reír. Para algunos eso puede ser una alegría. Algunos salieron a celebrar ese momento, ja, ja, ja. Imagínate, dos años sin reírme. Lo triste es sentirse imbécil, pensar en cómo fui tan hueón, cómo no la vi, pa qué metí mi plata. Tampoco es que metí todo ahí.

¿No?
-Tenía mi casa, mi casita en la playa, un departamentito. Todo eso lo vendí para salir adelante. Hoy recién estoy en la etapa de volver a pararme. El 2016 fue horrible. Pero como dice la Novicia Rebelde: cuando Dios cierra la puerta, en algún lugar abre una ventana. Y cuando miré a mi hijo, que era una guagua, dije me levanto y hago algo o este cabro no come. Ahí decidí embutirme literalmente el ego donde mejor me cupiera.

¿Por qué le pasaste tu plata a Chang?
-Se veía que era un grupo serio y confié. A mí me dieron la opción de retirar los intereses a fines de mes y hasta antes que se destapara pude cobrar esa plata. Era díficil sospechar. Chang, como buen estafador, la hizo bien. Así como yo caí, cayó gente con experiencia en el mundo de los negocios. Eso, de alguna manera, me hizo sentir después que tan idiota no fui.

Chang está dándose la vida en Malta.
-Está tomándose un vino tinto en un departamento de lujo. Es increíble que un delincuente como él camine por la calle libremente habiendo estafado a tanta gente. Ha postergado cinco veces el juicio por extradición. Hoy día tenemos una cuenta suya en Suiza de la que desaparecen 600 mil dólares y nadie sabe cómo.

¿Cómo es tenerlo todo y después nada?
-Cuando te cuento que tuve que pescar el ego y metérmelo por donde mejor me cupiera, es porque en ese minuto no tenía nada. Y me ofrecen una pega en una empresa de productos estéticos. Y trabajé en eso. Agarraba mi auto y me iba a Rancagua, Talca, Curicó, San Fernando, Chillán, Concepción. Y armaba grupos para mostrarles a la gente cómo funcionaban estas maquinitas para la cara. De hecho, les pescaba la cara a las señoras y les pasaba yo mismo la maquinita.

¿Y funcionan o son medias chantas?
-Las maquinitas funcionaban súper bien porque usan corriente galvánica, traen geles naturales, y tú te sacai las líneas de expresión. No es que te vayan a estirar. Te recuperaban la cara desde un lado mucho más natural y no desde el bótox. Te voy a mostrar una para que la veas. No ando preparado, ja, ja, ja. A mí me entretuvo el tema. Te contaré una anécdota heavy que me pasó una vez. Imagínate, yo en Alto Hospicio: un día de semana, once de la mañana, en la casa de una señora, pescándole la cara a la señora, la señora echada para atrás, yo pasando la maquinita y la señora viendo el Mucho Gusto. Ese fue el punto peak en el que dije ya no vuelvo más a la tele, porque estaba tan lejos, trabajando en una cuestión por mis propios medios.

¿No te sentías humillado al pasar de ser un rostro de tele a estar pasándole una máquina a una señora?
-Nunca. Hay gente que vende sandwich de potito en el estadio, yo vendía maquinitas y me siento orgulloso de haberlo hecho. Lo que sí puedo decir es que ganaba equis en la tele y aquí pasé a ganar equis menos menos menos. Pero yo era feliz. Sentí que abrí la puerta y no caí al abismo.

¿No tocaste puertas en la tele en ese tiempo?
-No. Me dediqué a trabajar por mis propios medios. Y cuando nadie me llamaba, mira las vueltas de la vida, lo hace Carlos Valencia. El productor ejecutivo del programa que más criticaba, que era Primer Plano, porque yo le hacía la guerra a la farándula. No me gustaba que se metieran en la vida privada. Yo era de los que salía en auto del canal y no paraba a contestarles nada. Era un gil. Y me llama y dice: “erís un gallo súper talentoso, no podís estar fuera de la tele”. Y te juro que me emocionó cuando me lo dijo. “¿En serio?”, le respondí. Porque, además, cuando estuve fuera de la tele, subí como quince kilos. Estaba inflado y teniendo problemas incluso para respirar. Hay unas fotos terribles. Y me ofrece ser panelista del programa Fiebre de Viña del año pasado que lo animaba Julio César y la Fran. Y era tan bueno, porque me pagaban por programa. Era menos plata, pero tambien un ejercicio para el ego, porque era ponerme al servicio de los animadores del programa, cuando yo había sido toda la vida el animador. Y me fue súper bien, porque la gente me volvió a ver en otra vereda. Estaba a punto de nacer mi segundo hijo. Y empecé a ocupar harto Instagram. Y de ser tan receloso con la vida privada, pasé a decir no tengo nada que esconder y a hacer fotos con mi familia. La gente sintió que, de alguna manera, me había humanizado más y que venía con una parada más humilde.

¿Antes no eras humilde?
-Honestamente, siempre he sido en esencia la misma persona. Pero tuve que aprender a acercarme más a la gente, porque antes no lo hacía. Después me invitan a Vértigo y, yo que nunca había ido a ese programa, dije voy a ir, total me pagan bien y además qué voy a perder, y gané. Y ahí viene todo este cambio que coincide con que me llaman de la radio Candela para hacerme cargo del matinal. Y justo Lucho se enferma, lo tienen que operar y MEGA me ofrece reemplazarlo. Y te diría que ese fue como el gran salto de volver a estar en pantalla en un programa que, además de ser súper exitoso, con un equipo increíble, era otro Mucho Gusto. Siempre cuento como anécdota que no cachaba dónde estaban las oficinas de los ejecutivos. Y ahí recibí ofertas de dos canales y me quedé con MEGA en el matinal al lado de la conducción con Lucho y la Kathy.

Siempre se pela al Mucho Gusto por ser un festival de egos.
-Cuando dije el otro día que era un agradecido de la Kathy, fue porque cuando llegué a animar, ella fue súper generosa en ir dándome espacio para animar. Y cuando llegó Lucho, él fue súper generoso también. Imagínate lo que es para un animador titular decirle “¿te molestaría que venga Viñuela y se quede en el programa? Y que Lucho haya dicho “no, para nada”, él me dio como su venia y, en ese sentido, hasta hoy hablamos por teléfono, él ha sido super apañador. Por eso cuando se dicen todas esas cosas, jamás las he sentido en carne propia.

¿Tienes amigos en la tele?
-No soy un gallo que haya desarrollado amistades profundas en el ámbito de los rostros.

¿Por qué no?
-Honestamente, no sé. Sí te puedo hablar de gente con la que soy súper cercano, pero con la que no me junto todos los días. Estoy cada vez más cercano de la Pamela Díaz. Yo te diría que con la Paty Maldonado siempre mantuvimos contacto. Ella empatizaba conmigo porque vivió algo súper parecido cuando la congelaron de pantalla.

En ese tiempo que estuviste mal económicamente y fuera de pantalla, nadie te llamó de la tele.
-Las únicas personas que me llamaron fueron con quienes había trabajado detrás de cámara. Eso sí, con la única que tuve contacto fue con la María Luisa Godoy que se convirtió en una de mis mejores amigas y madrina de mi segundo hijo.

MEKANO Y MISS REEF

Tú alcanzaste la fama animando Mekano, un programa que hoy no tendría cabida, porque la tele ya no está para seguir mostrando a mujeres con poca ropa.
-Se mostraba a mujeres bailando más ligeras de ropa, pero sin vergüenza de mostrarse. Yo creo que el axé ayudó a eso. Claro, estos bailarines axé llegaban con estos short que eran prácticamente metidos en el poto, pero para ellos no era tema, lo bailaban libremente como lo hacían en su propio país. Yo creo que el programa vino a alegrar a una sociedad que estaba súper aproblemada, cansada, con una crisis asiática importante y con mucha falta de trabajo. Pero Mekano hoy tendría que ser un programa soft. Lo más divertido es que todos los que lo criticaban, hoy te dicen que se descubrieron con Mekano. Imagínate lo que se deben haber descubierto. Es divertido porque en esa época le preguntabas a la gente y te decían “no veo Mekano, yo veo Discovery Channel”, pero todo el mundo lo veía porque los 50 puntos que tuvo en un minuto no creo que hayan sido solamente de gente joven.

Este verano no se hizo el Miss Reef. ¿Qué te pareció esa medida?
-Honestamente, no entiendo. Vivimos en una sociedad más tolerante con la diversidad, pero siento que en ciertas cosas nos hemos puesto mucho más pacatos. A mí me parece que nadie las obligaba a participar del concurso. Pero, bueno, estamos viviendo otros tiempos y al que le quepa el sayo, que se lo ponga.

Antes uno nunca hubiese imaginado ver en el matinal hablando de feminismo.
-O sea, no estoy de acuerdo con esta cosa de que todo el tiempo le estén dando a la lucha de género, que el hombre versus la mujer o la mujer versus el hombre. Soy un admirador de la mujer. Crecí en una familia donde mi mamá trabajaba y se sacaba la cresta para que saliéramos adelante. No tengo ese rollo machista de ver a la mujer en la casa. Me gustaría que la mujer ganara lo mismo que el hombre. Pero me da un poco de risa lo que pasa en el Festival de Viña cuando dicen “es que esta rutina fue súper feminista”, “pero es que cuando este gallo tiró este chiste nadie le dijo que era machista”. Hueón, los humoristas que estén en Viña tienen que estar por mérito y si las que tuvieron mérito fueron seis mujeres versus un hombre, tendremos que tenerlas, pero por mérito, más allá del género.

EL CURA ABUSADOR

En el matinal, a raíz de la visita del Papa y cuando se hablaba de abusos sexuales dentro de la Iglesia, denunciaste a un cura jesuita, que luego se supo que era Jaime Guzmán Astaburuaga, de fotografiar a adolescentes desnudos, entre ellos tú, en un retiro del Colegio San Ignacio El Bosque.
-Sí. Pero, primero que nada, siendo un hincha del Papa, me apena que su visita se haya visto opacada por Barros. Hizo que nadie se quedara con su mensaje. Como también me pareció un error que el Papa se saltara el protocolo, hablara con la prensa y dijera que no habían pruebas, y que después se diera cuenta de que cometió un error. En ese contexto, conté lo que me había pasado hace treinta años, cuando tenía trece, y fui a un retiro de mi colegio con unos compañeros. Debo decir que no soy un tipo que esté traumado, ni fui abusado, pero en ese retiro el cura nos dice “¿se quieren bañar?”, “síiii”, “¿se quieren bañar en pelota?”, “yaaa”. Y nos tiramos a la piscina y me acuerdo perfecto de estar viendo a la orilla de la piscina al cura sacándonos fotos y esas fotos posteriormente eran puestas en el diario mural como choreza, pero el cura con un scripto les dibujaba el traje de baño de nosotros para que no nos viéramos completamente en pelotas, pero igual así y todo, mucha gente circulaba por el pasillo y nadie decía nada. Cuando nació mi hijo, que fue hace tres años, pensé hace treinta años llegué a mi casa y mi mamá me preguntó cómo me había ido y yo le dije que bien y le conté que nos habíamos bañado en pelota en la piscina, pero no le dije que el cura nos había sacado fotos, no le vi la maldad en ese minuto, pero si hoy me cuenta mi hijo eso mismo, armo un escándalo en el colegio.

¿A tus hijos los piensas poner en colegios católicos? ¿Sigues confiando en los curas después de todo?
-No tengo rollo si es católico o no. Me importa mucho más la formación que no siempre tiene que ver con el lado católico. Quiero un colegio donde se formen buenas personas, hijos que vivan una realidad acorde a la que uno vive cuando sale del colegio y sale de la burbuja. Pero tengo sentimientos encontrados con la Iglesia. Soy un gallo que cree en Dios, me considero un buen cristiano, un devoto de los franciscanos, tengo muchos amigos evangélicos, pero si me volviera a casar no lo haría por la Iglesia católica.

¿Por qué no?
-Vivo con mi mujer y no estamos casados,pero me siento igualmente casado. Uno tiene una responsabilidad como padre de familia, como marido, y eso no te lo da un título más o uno menos, y eso no te lo tiene que decir la Iglesia. Por ejemplo, a mí me conflictúa el sacramento de la confesión. Tener que sentarme con un sacerdote y decirle que tengo problemas, por ejemplo, en mi matrimonio. Qué me puede decir un sacerdote a mí. Nada, porque nunca ha estado casado.

¿Qué te parece el celibato?
-No estoy de acuerdo. Es inviable que en la sociedad actual los curas no se puedan casar. Pero entiendo también que es un tema netamente económico. Es decir, la Iglesia no puede hacerse cargo de los sacerdotes y sus familias. Entiendo que hay un fervor, una dedicación a Dios, pero eso puedo ir perfectamente en paralelo con construir una familia.

Luego de tu denuncia, aparecieron más casos que involucraban al mismo cura.
-Sí, de gente que no se había atrevido a hablar públicamente. También me enteré que ese cura había tenido una sanción de parte de la compañía por cinco años y que hoy entiendo, producto de todo lo que ha pasado, se está reabriendo el caso nuevamente. Espero que la compañía no siga escondiendo los abusos sexuales debajo de la alfombra. También me duele que se diga que como estas cosas pasaron hace treinta años, estén prescritas. O sea, para mí, Karadima y todos los curas abusadores debieran estar presos. Debe haber una condena que no pasa solamente por prohibirles hacer misa, sino que tienen que estar encarcelados.

PIÑERA Y BACHELET

En el programa La Divina Comida, contaste que habías trabajado en la campaña de Piñera cuando ganó la vez pasada, pero que saliste decepcionado de lo que viste. ¿Qué pasó?
-Decidí trabajar por Piñera porque sentía que después de veinte años de una coalición era buena una alternancia. Nunca he creído en las perpetuidades, ni en la época de Pinochet, ni en la de Maduro ni de Evo Morales. Y cuando digo que me arrepentí de haber trabajado en la política, es por lo que vi que no me gustó.

¿Qué no te gustó?
-Que había mucha gente trabajando para buscar la oportunidad, el cargo.

¿A ti te ofrecieron cargos?
-Nada. Tampoco lo esperé, ni cobré, lo hice por voluntad propia.

¿Y cómo era Piñera? ¿Lo conociste?
-Lo conocí, pero era más de hola y chao. Pero Piñera es un tipo que respeto, me parece inteligente.

Piñera, en esta pasada, está más conservador.
-Más que eso, yo creo que Piñera pretende hacer un gobierno con hincapié en lo social. Eso está bien. También ha aprendido de los errores del pasado y ojalá que este gobierno tenga ese sello, que piense en la gente, en cómo le damos oportunidad a las personas de escasos recursos, en cómo acortamos la brecha entre ricos y pobres.

¿Votaste por él ahora?
-Hoy soy de los que no me gusta decir por quien voté. Al final, el haber trabajado en una campaña política, me trajo más problemas que beneficios, porque mi rol es ser comunicador y uno tiene que tratar de serlo para todo el mundo y no para algunos.

Bachelet se va. ¿Qué te pareció su gobierno?
-En la intención de hacer cosas por la educación, bien. Sin embargo, la forma en que se hizo, no fue la adecuada y se cometieron muchos errores. No estoy de acuerdo con la frase “metámosle la mano al bolsillo a los empresarios”, como dijo Guillier, porque tiene que haber un diálogo. Chile es un país muy chico, donde lamentablemente los grandes empresarios tienen bastante peso, pero si uno les hace la guerra, a la larga nos genera más problemas que beneficios. Estoy a favor de los cambios, pero se debieron haber hecho de forma más paulatina. Ahí flaqueó.

¿Qué te parece que en su gobierno se haya aprobado el aborto en tres causales?
-Si yo tuviera una hija y la violan, yo creo que estoy de acuerdo con que aborte. Pero si queda esperando guagua de su pololo, y fue un tema de inmadurez, pero estaba completamente consciente y había amor detrás de esa relación, siento que ese hijo tiene que nacer. Pero cuando tienes una hija que fue violada, que fue agredida, me parece que traer esa vida el mundo, es muy complejo y puede ser una tortura para ella.

¿Has fumado marihuana?
-Me pasó una cuestión muy divertida: no pude fumar más pitos, porque cuando lo hice en el colegio me vino una crisis de pánico. Me empezaron a transpirar las manos, me dio taquicardia y le dije a mis amigos “me voy a morir, me voy a morir”. Se me apagó la tele, me quedé dormido y cuando desperté dije nunca más y desde ese minuto fui amigo de la piscola durante muchos años. Pero hoy soy más amigo del vinito tinto, de la champaña cada vez menos, porque me hincha, tengo colon irritable, sufro los achaques de la vejez.

Algunos creen que tu risa es falsa.
-Eso lo sentían antes. Ahora a la mayoría de la gente, le gusta.

¿Has pensado en patentarla?
-No, pero tengo el ringtong, mucha gente lo baja y si fuera tan falsa no la ocuparían todos los programas de tv, porque incluso en el matinal de al lado la usan. Pero ya no soy el único. Me ha salido competencia, ja, ja, ja.

Pancho Saavedra sin ir más lejos.
-De hecho, ya tenemos un monumento en Estados Unidos con Pancho Saavedra, Gente de Zona y yo.

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