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5 de Abril de 2018

Revelan inédito episodio en la vida futbolística de Marcelo Bielsa

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El 17 de noviembre de 2015 jugaban Uruguay y Chile en el Centenario de Montevideo. Como otras veces, como tantas en ese estadio, los celestes le pasaban por arriba a la Roja. Que siempre le cuesta allá. 3-0 terminaba la brega.

Pero pese al resultado, a la contundencia del marcador, se filtraba un video de Marcelo Bielsa en un bar. En ese lugar, el rosarino y ex DT de la selección chilena decía lo siguiente respecto del trámite del partido:

“Godín jugó muy bien y Coates bien, pero menos que Godín. El arquero no intervino. Los dos de contención, Corujo y Arévalo, ninguno se notó. Lodeiro ausente total y Cavani mal. No sólo ausente. Mal. (Carlos) Sánchez no hizo nada y Rolán lo hizo correr para atrás… ¡Y mal! porque Isla lo distrajo”.

Pues bien, una vez que el video se viralizó con la velocidad de un rayo, Bielsa decidió telefonear al DT de Uruguay, Oscar Washington Tabárez y excusarse por sus palabras. Hecho inédito en su carrera como jugador y técnico.

Las palabras proferidas por Bielsa se conocen ahora cuando él mismo ha prologado el libro “Maestro, el legado de Tabárez”. En el texto, el Loco lo cuenta así:

“He tenido pocos contactos directos con Óscar Tabárez, pero me gustaría contar lo ocurrido durante un viaje que hice a Uruguay. Yo estaba en el Interior del país justamente durante un partido de Eliminatorias que se jugaba en el estadio Centenario. Lo vi en un bar en el que había sólo cuatro mesas ocupadas. Antes de que finalizara el primer tiempo, el comentarista televisivo elogió la actuación uruguaya. Mi análisis no arrojaba la misma conclusión en el entretiempo conversé con un grupo de los presentes y conjuntamente recorrimos la actuación de los once futbolistas uruguayos. Acordamos que habían jugado muy bien el arquero y los dos defensas centrales. La evaluación del resto de los integrantes del equipo no fue positiva. Concluimos en que, si los sobresalientes eran los que ocupaban los tres puestos defensivos más cercanos al arco propio, la calificación del rendimiento grupal no podía ser satisfactoria. Por ende, lo que nos contaba el comentarista, no coincidía con lo que habíamos visto”.

Dice además que “luego, durante el segundo tiempo, Uruguay mejoró mucho y ganó con justicia el partido. Poco después, una filmación de mis opiniones -tomada clandestinamente por alguien de una mesa vecina- fue subida a las redes sociales. Esto me entristeció porque nunca en treinta años de profesión yo había realizado una crítica pública a ningún jugador”.

“Al día siguiente pude comunicarme con Tabárez. Le conté que lo sucedido se había producido en el marco de una charla informal y privada y que ignoraba que alguien la estuviera grabando, pero que igualmente me sentía muy apenado y quería disculparme. Él me dio una respuesta breve, tolerante y generosa. Me contestó que coincidía en que el equipo no había jugado bien durante la primera etapa, a lo que respondí que eso no me preocupaba, porque en definitiva se trataba sólo de mi opinión. Que lo que realmente me avergonzaba era que esa referencia mía sobre un grupo de futbolistas hubiese tomado estado público. Comprensivamente, me eximió de la culpa que yo sentía, accediendo a extender mis disculpas a quienes yo había señalado”.

“Los entrenadores somos muy sensibles a las críticas y más aún cuando parten de colegas. Considerando que mis comentarios fueron públicos y mis disculpas privadas, valoré especialmente su bondadosa comprensión. Describo este hecho porque ejemplifica cómo, actitudes naturales en él, engrandecen nuestra profesión”, cierra Bielsa.

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