Cultura
24 de Abril de 2018Ramírez dedica Cervantes a “los nicaragüenses muertos por pedir justicia”
“Permítanme dedicar este premio a la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando, sin más armas que sus ideales, porque Nicaragua vuelva a ser República”, dijo Ramírez.
Compartir
Alcalá de Henares (España) – El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, en su discurso tras recibir el Premio Cervantes, este 23 de abril al mediodía, hora de España, aseguró que “no hay nada que pueda y deba ser más libre que la escritura” y que cerrar los ojos ante la realidad de la violencia, el narcotráfico o el exilio es “traicionar el oficio”.
La entrega del Premio Cervantes a Ramírez, que le fue anunciado en noviembre, ha coincido en Nicaragua con la jornada de represión oficial y violencia, tras las masivas protestas que surgieron debido a las reformas al sistema de Seguridad Social —ahora derogadas— y que desencadenaron en una movilización nacional sin precedentes en rechazo e indignación al Gobierno de Daniel Ortega. El enfrentamiento y ataque de portátiles oficialistas y la Policía Nacional —ahora reforzada con el Ejército— ha dejado un saldo de más de 20 muertos, cientos de heridos y decenas de detenidos o desaparecidos.
Antes de comenzar su discurso, el escritor nicaragüense que luce un lazo negro por los sucesos, dedicó el Premio Cervantes que recibió de manos del rey Felipe VI a la memoria de sus compatriotas.
“Permítanme dedicar este premio a la memoria de los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando, sin más armas que sus ideales, porque Nicaragua vuelva a ser República”, dijo Ramírez.
Caudillos, disfrazados de libertadores
El que fuera vicepresidente de Nicaragua de 1985 a 1990, en el primer gobierno de Daniel Ortega, consideró en su discurso que no se puede ignorar la realidad de “caudillos enlutados antes, caudillos como magos de feria hoy, disfrazados de libertadores, que ofrecen remedio para todos los males”.
Y se refirió también al “exilio permanente de miles de centroamericanos hacia la frontera de Estados Unidos impuesto por la marginación y la miseria”.
“El tren de la muerte que atraviesa México con su eterno silbido de bestia herida”, agregó, “la violencia como la más funesta de nuestra deidades”, y “las fosas clandestinas que se siguen abriendo, los basureros convertidos en cementerios”.
Ramírez tuvo recuerdos en su discurso para su país, sus abuelos y su madre, que dijo, fue quien le enseñó a leer el Quijote, y reiteró su admiración por su autor Miguel de Cervantes y por el poeta paisano Rubén Darío, “príncipe de las letras castellanas”, con quienes afirmó que la lengua española hizo un viaje de “ida y vuelta”.
Un viaje de ida y vuelta
Precisamente “un viaje de ida y vuelta” fue el título de su discurso, en el cual explicó cómo la lengua de Cervantes hizo a Centroamérica el viaje de ida, cuando en 1605 llegaron los primeros ejemplares del Quijote. Tres siglos después, Rubén Darío devolvió a la península “novedades liberadoras” de la lengua que recibió en herencia de Cervantes, “sacudiéndola del marasmo”.
Una lengua que nunca ha dejado de ser cervantina, reconoció Ramírez, que señaló que el castellano se reinventa de manera constante en el siglo XXI, mientras se multiplica y se expande: una lengua viva que “reclama cada vez más espacios y no entiende de muros ni fronteras”.
Rubén Darío fue “creó nuestra identidad, no sólo en sentido literario, sino como país”, afirmó Sergio Ramírez sobre Nicaragua, y consideró curioso “que una nación americana haya sido fundada por un poeta con las palabras, y no por un general a caballo con la espada al aire”.
También hizo referencia a su paso por la política. “Si un día me aparté de la literatura para entrar en la vorágine de una revolución que derrocó a una dictadura, es porque seguía siendo el niño que se imagina de rodillas en el suelo de la venta presenciando la función de títeres del retablo de Maese Pedro, ansioso de coger un mandoble para ayudar a don Quijote a descabezar malvados”, recordó.
Ramírez además, rindió homenaje al mexicano Sergio Pitol, Premio Cervantes 2005 y recientemente fallecido, un “cervantino hasta la médula, porque nunca se atuvo a la pesadez y supo trocarla por el humor, la ironía y la parodia, un raro de los de Rubén, que supo hacer de la escritura una fiesta”.
Felipe VI elogia compromiso con la lengua y la ciudadanía
El recuerdo a Pitol también estuvo presente en el discurso del rey Felipe VI, quien se refirió igualmente a la situación en Nicaragua.
“En estas horas difíciles toda España lleva a Nicaragua en su corazón”, dijo el monarca, que destacó además que Ramírez es el primer escritor centroamericano en recibir el Cervantes.
El rey Felipe VI elogió el igual “compromiso con la lengua y con la ciudadanía” del escritor nicaragüense y ahora Premio Cervantes 2017, quien durante su vida ha combinado la política y las letras.
El rey español mostró su admiración por la figura y la trayectoria del primer literato centroamericano que gana el Cervantes, durante su intervención en la ceremonia de entrega del galardón en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).
Como “embajador de Cervantes y de la patria de Rubén Darío”, Felipe VI subrayó que la vida puso muchas veces al que fuera vicepresidenta de Nicaragua entre 1985 y 1990 “en la encrucijada de asumir un compromiso político activo o dedicarse a la política”.
“Se ha entregado por igual al compromiso con la lengua y con la ciudadanía. De ese modo, en tiempos en que su país lo precisó, dejó las letras para abrazar una causa con la que estuvo altamente comprometido”, valoró el monarca.
Un escritor que decidió robarle tiempo a las madrugadas
Ramírez se integró en el Frente Sandinista a mediados de los 70 y tras el derrocamiento del dictador Anastasio Somoza (1937-1979), pasó a la primera línea de la política hasta que en 1996, defraudado con su partido y con Daniel Ortega, dejó la política para retomar su vocación literaria.
El rey apuntó que, en el caso de Ramírez, “la historia podría haber sido diferente”, cuando vio cómo “las tareas como vicepresidente y bajo el embate de un conflicto cruento, comprometían su tiempo completo y sus energías”.
“Pero en lugar de resignarse, el escritor decidió robarle tiempo a la madrugada y escribir al menos dos horas cada día antes de volver a vestir la camisa de líder político”, recordó.
Relevo de grandes nombres de la literatura hispanoamericana
Centroamericano “convencido de las posibilidades y la riqueza de una región tan intensa como querida”, Felipe VI hizo hincapié en que el escritor de Masatepe, de 75 años, “gran cronista y narrador de su país”, supo “navegar en aguas turbulentas y entender el poder como un accidente del que le salvó la literatura”.
Además de “la generosidad y amplitud de su literatura” y de haber cultivado “magistralmente el español”, el rey calificó de “ingente” su obra, que incluye títulos como “Margarita, está linda la mar”, “El cielo llora por mí” y “Castigo divino”,
Y reconoció a Ramírez “embajador de una lengua de todos, enriquecida con la enorme herencia” de las culturas indígenas como los mayas, y relevo de grandes nombres de la literatura hispanoamericana.
Este texto fue publicado originalmente en Confidencial.com.ni.