Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura

9 de Septiembre de 2018

Muestra de fotógrafo chileno da voz en Alemania a torturados de Pinochet

Una muestra del fotoperiodista chileno José Giribás que acogerán paralelamente la ciudad alemana de Colonia y la capital, Berlín, da voz en el 45 aniversario del golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende a los sobrevivientes de las torturas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). La exposición, que se inaugura hoy […]

Por

Una muestra del fotoperiodista chileno José Giribás que acogerán paralelamente la ciudad alemana de Colonia y la capital, Berlín, da voz en el 45 aniversario del golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende a los sobrevivientes de las torturas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

La exposición, que se inaugura hoy en la Galería de la Fundación Michael Horbach en Colonia, muestra trece de los alrededor de 1.200 centros de arresto clandestino y tortura que funcionaron durante la dictadura pinochetista, diez en Santiago, además de los de Colonia Dignidad, cerca de Parral; el Cuartel Silva Palma, en Valparaíso, y el Palacio de la Risa, en Punta Arenas.

Esta documentación, que lleva por título “De la tortura no se habla”, se completa con los retratos de 27 supervivientes de las torturas durante la dictadura, así como de sus testimonios.

El blanco y negro de los retratos se combina con las imágenes en color de los sitios porque, según explica Giribás en una entrevista con Efe, muchos de los sobrevivientes constataban al visitar de nuevo los centros de tortura que las paredes o el piso -detalles que conservaban en la memoria- seguían teniendo la misma tonalidad.

Giribás (1948), quien llegó a Berlín Oeste en 1974 escapando de la dictadura pinochetista y que volvió por primera vez a su país en 1986, logró reunir a treinta personas dispuestas a dejarse fotografiar, aunque tres de ellas “nunca superaron su bloqueo” para hablar de lo ocurrido.

En treinta años, desde el golpe de Estado e incluso con el restablecimiento de la democracia en Chile nunca en el país se habló de la tortura a nivel público, “porque es un tabú, tanto para los que la cometieron, como para los que la sufrieron”, señala.

“Es un tabú no solamente impuesto, sino autoimpuesto, porque la gente no quiere recordar, no quiere revivir, no quiere retraumatizarse”, afirma Samuel Houston Dreckmann, superviviente y uno de los participantes en el proyecto y que, como cuenta a Efe, pasó en 18 meses por ocho centros de tortura.

Según Houston, de la tortura se puede hablar desde distintos ángulos -el jurídico, el policial, el académico, el psicológico, el psiquiátrico- pero los que la sufrieron son “la voz autorizada”, y eso, agrega, a veces se olvida.

“En Chile no tenemos tribuna, es así de simple, salvo para momentos especiales” y los jóvenes, salvo excepciones, “no tienen ni idea de lo que pasó”, lamenta.

Este proyecto fotográfico es muy importante para los sobrevivientes, señala, porque les da “un lugar de expresión pública” sobre un período histórico “que está siendo muy cuestionado por la derecha en Chile”, denuncia.

Según Giribás, el sentido de esta exposición es precisamente “decirle a esa gente que está allá sin tribuna, mirad, acá pasa algo”, que justo ahora que “están soltando a los torturadores porque ya son ancianitos”, al menos fuera del país “hay gente solidaria que piensa en aquel grupo de chilenos que pasó por esto y que no tiene en Chile pero que ningún lobby”.

Respecto a estos centros de tortura y exterminio -“casas o bienes inmuebles donde funcionó la más terrible represión”- los supervivientes y las agrupaciones de familiares, expresos, ejecutados, desaparecidos, pero también “gente joven y nueva con vocación y sentido por la memoria”, se están movilizando y trabajando para recuperarlos y convertirlos en sitios de memoria, explica Houston.

De los sitios recuperados, sólo cinco reciben financiación del Estado, otros se mantienen gracias al trabajo de sobrevivientes, familiares de víctimas y grupos de derechos humanos y algunos siguen en manos de los militares o de la policía o son de propiedad privada.

“Lamentablemente no hubo voluntad política para avanzar en todo lo que tiene que ver con verdad, justicia, memoria y reparación. Nosotros, los sitios de memoria, trabajamos por esos cuatro principios básicos de los derechos humanos para los sobrevivientes”, señala Houston, durante años presidente de la Corporación Sitio de Memoria ex Clínica Santa Lucía.

La muestra “De la tortura no se habla” podrá verse en la galería de la Fundación Michael Horbach en Colonia hasta el próximo 21 de octubre y a partir del martes y hasta el 25 de septiembre en el patio de la Haus der Bundespressekonferenz, el edificio de la asociación de corresponsales que cubren la política alemana desde Berlín.

La exposición podrá verse además entre el 30 de septiembre y el 21 de octubre en la Galería Tapir de Berlín en el marco del festival Mes de la Fotografía.

Notas relacionadas