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Opinión

5 de Enero de 2019

Especial Líderes: Carla Guerrero por Sebastián Flores

Un año antes de la Copa América muy pocos la conocían. A ella y a sus compañeras. La Roja llevaba tres años sin jugar un partido de categoría adulta y ni siquiera figuraba en el ránking FIFA. Pero a puro pulso, con el apoyo de sus familias, de organizaciones autogestionadas como la Corporación de Fomento de Fútbol Femenino (Coffuf) y de un cuerpo técnico que las hizo rendir en medio de la precariedad, lograron una hazaña inolvidable para el deporte nacional.

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Carla Guerrero, la jefa de la Roja
Por: Sebastián Flores

“He dejado muchas cosas por el fútbol, pero el fútbol no nos da nada a nosotras”, dice entre lágrimas mientras todo el Estadio La Portada de La Serena celebra. Chile acaba de clasificar al Mundial por primera vez en su historia tras golear 4-0 a Argentina y ella fue no sólo la mejor chilena y la mejor defensa del torneo, sino también el bastión moral del equipo.

Un año antes de la Copa América muy pocos la conocían. A ella y a sus compañeras. La Roja llevaba tres años sin jugar un partido de categoría adulta y ni siquiera figuraba en el ránking FIFA. Pero a puro pulso, con el apoyo de sus familias, de organizaciones autogestionadas como la Corporación de Fomento de Fútbol Femenino (Coffuf) y de un cuerpo técnico que las hizo rendir en medio de la precariedad, lograron una hazaña inolvidable para el deporte nacional.

Carla Valentina Guerrero Puelle lloraba y recordaba todo lo que había dejado para cumplir su sueño, el sueño que es también el de Christiane Endler, Francisca Lara, Yanara Aedo o María José Rojas. Todo un país vibró con ellas sin siquiera planearlo. CHV apostó sin mucha expectativa por transmitirlas por TV y sus encuentros alcanzaron peaks de 27 puntos de rating.

Carla sigue sufriendo. Su fiereza en la cancha, que no tiene nada que envidiarle a la de Gary Medel, contrasta con la humildad con que enfrenta la vida. A sólo 6 meses del Mundial de Francia, y tras fichar por fin en el fútbol español, sufrió una rotura de ligamentos que ponen en duda su participación en la cita planetaria. Pero ella no se rinde y cree que llegará. Como lo hizo cuando ganó la Libertadores con Colo Colo en 2012 o cuando luchó cada pelota contra Brasil, Colombia o Uruguay en la Copa América como si fuera la última de su vida.

Es cierto que el fútbol no les ha dado nada, todo lo logró sola. Ella y su familia, ella y su cuerpo técnico, ella y sus compañeras: las que lograron que hoy las niñas de Chile no crean que el fútbol es un deporte de hombres. Porque el fútbol femenino no existe, es simplemente fútbol a secas.

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