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Opinión

18 de Enero de 2019

Bernardita Olmedo, ilustradora: “No quiero que Bruta me defina la vida”

El pasado 16 de enero publicó “Señorita buena presencia”, una recopilación de viñetas que van desde la amistad hasta la sexualidad, pasando por reflexiones, críticas y contradicciones donde Berna logra plasmar un humor irreverente y, a veces, “un pesimismo lúdico”. The Clinic conversó con la autora del exitoso fan page Bruta sobre sus inicios, la influencia del feminismo en su trabajo y el futuro de este proyecto, entre otras cosas.

Camila Magnet
Camila Magnet
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En el verano del 2017, Bernardita Olmedo (29) llevaba un tiempo dibujando viñetas que causaran risa entre sus amigos de Comunicación Audiovisual. Las publicaba en sus redes sociales personales para llegar con su humor a un público cercano, pero tal era el potencial que identificaron en ella, que la instaron a crear un fan page con las más de 100 sinceras ilustraciones sobre ser mujer.

“Me demoré mucho en tomar esa decisión, hasta que lo hice por tener un orden. Soy media maniaca y sentía que los dibujos se apoderaban de mi perfil. Sólo entraba a redes sociales para subir dibujos, entonces sentí que ahí había algo”, cuenta la dibujante de la IX región.

A ese “algo” le llamó Bruta.

¿Por qué “Bruta”?

– Me llegó del cielo. Quería tener un nombre que me gustara de verdad y el concepto “bruta” siempre estuvo en mi vida, porque me considero un poco así: bruta, brusca, de decir las cosas no más, garabatear. También porque no son sólo mujeres choras y empoderadas, sino que a veces saben que se están haciendo daño y lo vuelven a hacer… Ser terca, ser bruta. Y también por cómo hago los dibujos: es súper simple el trazo, porque yo no sé dibujar y no pretendo mucho más. Es lo que salga y por eso siento que también es muy en bruto.

El gusto de Bernardita -Berna para las amigas- por el dibujo nació con ella, y es una de las cosas que Bruta la ha hecho descubrir de sí misma: “Mis primeros recuerdos son dibujando, incluso antes de aprender a leer y escribir. En la preadolescencia hacía mis comics y en las pruebas las profes me retaban porque llenaba de dibujos los bordes. Nunca dejé de dibujar”. Sin embargo, aclara que para ella el dibujo era una forma de matar el tiempo, que no podía dedicarse a eso.

Tal como pensaba, Berna no se dedica a Bruta. Es guionista freelance, hizo un magíster en Cine Documental en la Universidad de Chile y participa en otros proyectos personales. Aun así, Bruta ha crecido de un modo inimaginable: en casi dos años su fanpage en Facebook supera los 666 mil seguidores y la cuenta de Instagram @bruta_queesbruta, 166 mil.

La editorial Penguin Random House notó este éxito a niveles nacional y latinoamericano, y le ofreció hacer un libro que recopilara su trabajo. Así nació “Señorita buena presencia”, el hijo de Berna. La bendición de 160 páginas tiene como madrinas a la escritora Paola Molina y la comediante Natalia Valdebenito, quienes lo presentaron el pasado 16 de enero en su lanzamiento en el Museo de Artes Visuales MAVI.

Ese fue el primer momento en que Berna se mostró al mundo. Durante dos años publicó su trabajo con el pseudónimo del fanpage, sin mostrar una foto suya ni entregar datos personales.

¿Por qué mantuviste oculta tu identidad?

– Porque no quería que la gente se interesara en mí, sino en los dibujos. También tiene que ver con un tema de personalidad. Yo soy súper discreta, me encanta que mi vida privada se mantenga privada. También, como esto explotó, me sentí súper expuesta por cómo la gente habla en redes sociales, que se cree con el derecho a pedirte cosas, a opinar, a hablar mal de ti, sin siquiera saber quién estaba tras esto. Pensaba que si salía, iba a aumentar esta violencia que en algunos momentos se dio. “Puta” era lo mínimo que me decían. Quería cerrar la página.

¿Por qué no la cerraste si te sentías abrumada?

– Ahí también estuvieron los amigos, frenándome, diciendo “para, disfruta un poco”, porque a mí me cuesta mucho disfrutar. Soy súper autoexigente. Entonces, puse todo en una balanza y era mucho más lo lindo, la gente buena onda en comparación con los giles que te escribían cosas pesadas.

La comunicadora audiovisual en parte agradece haber revelado su identidad porque el anonimato la privaba de presentarse en instancias como conversatorios o talleres en los cuales le hubiera gustado participar. “Me daba vergüenza decir que no podía porque sonaba demasiado posero. Ahora, más que una retribución económica, siento que puedo socializar más, interactuar más con la gente, compartir un poco más de lo que hago. Yo no quería jugar a la misteriosa, nunca ése fue el fin, sólo se fue dando”, cuenta.

Su identidad incógnita es uno de los motivos por los cuales sus dibujos no tienen cara, según explica. De todas maneras, fue un estilo que se dio desde el primer dibujo y que tiene distintas lecturas: “También tiene que ver con que decimos cosas, pero estamos pensando otras. ¿Qué refleja eso? Tu cara de nada, tu poker face, la capacidad de decir algo y no decir lo que realmente estás pensando”.

Las situaciones que se ven representadas en Bruta van desde la amistad hasta la sexualidad, pasando por reflexiones, críticas y contradicciones donde Berna logra plasmar su talento de guionista a través de un humor irreverente. De todas maneras, con el tiempo ha probado con viñetas que muestran momentos más tristes en la intimidad; algo que su editor llama “pesimismo lúdico”.

“Me gusta cuando provoco risa incómoda o nerviosa, o a veces ni siquiera risa. Al menos el libro y los últimos dibujos que he hecho son mucho más pesimistas, los lees y quedas con una sensación de ‘puta la huea’, y me gusta mucho más eso. Ya no es hacer reír por hacer reír, porque la fórmula es súper fácil. Sé que si hago el chiste con la depilación voy a hacer reír. Hay días en que sí quiero hacerlo, pero cada vez menos. Ahora estoy más emo”, confiesa.

¿De qué manera el feminismo se ha hecho presente en tus dibujos?

– Está todo el rato. Ni siquiera es necesario decir literalmente “soy feminista”, pero igual lo atraviesa en cómo dibujo. Igual noto un cambio de las primeras viñetas, donde me reía de recaer con el ex, la talla con la depilación o de “ay, cuando estoy menstruando quiero matar al mundo”; con chistes con los que la gente se identificaba muy rápido, pero ya no me río con eso. Conocí gente, empecé a leer mucho más y eso obviamente influye en lo que haces, te empapa. Hay muchos temas que ya no son temas pero son parte de lo que era y no los voy a borrar. Están ahí en el registro, siento que marcan una progresión.

A esto, Bernardita agrega “El feminismo me ha ayudado mucho porque me vi varias veces diciendo ‘la perra’, culpando a la mujer y ahora no me logro ver a mí pensando mal o insultando, por ejemplo, a la polola nueva de mi ex. Ya no me sale criticar a las mujeres, nica competir por un hombre. Eso lo agradezco caleta. Me he liberado de muchas cargas gracias al feminismo”.

 ¿El proceso de dibujar y publicar ha servido para avanzar en ese aspecto?

– Totalmente. Muchas veces estoy dibujando, me veo reflejada en eso y me reto. El feminismo es un chip que se te instala y te alerta de una misma, y ni siquiera sabes qué es. Hay cosas que te incomodan no más. Es una forma de vida.

En tus viñetas pones en disputa temas como el amor libre y el amor romántico en las relaciones. ¿Cuál es tu visión sobre este tema?

– Estoy llena de contradicciones y es bacán que eso también se refleje en los dibujos. No quisiera pontificar con nada, decir que es incorrecto si tienes una relación monógama, “qué poco cool”, nada de eso. Para mí, el ideal de relación es algo donde las partes definan ciertos parámetros y que se respeten. Si a ti te acomoda una relación monógama, estable, bacán, pero siento que el ideal de esa relación está atravesada por la transparencia, por el respeto, y en muchos casos eso no pasa por “el mandato de la monogamia” o del amor romántico, que en muchos casos es súper cínico.

El tipo de relación ideal de la ilustradora es poder tener una relación estable pero con la confianza y transparencia de poder decir “también me gusta otra persona”. “Pero es muy ideal”, aclara: “Yo también siento celos, me pongo insegura y a veces quiero estar solo con alguien y otras con más de una persona. Me atraviesa la contradicción todo el tiempo. Por eso a veces hago dibujos que son más romanticones y otros más ‘amor libre’. Es lo que siento, al menos”.

Para Berna, el futuro de ella y Bruta son inciertos. “No me proyecto porque no sé qué va a pasar. No sé si esto me va a aburrir a fin de año. No sé si va a ser el último libro, si van a haber más o si voy a pasar a otro proyecto ligado a Bruta. No tengo idea. Tampoco quiero pensarlo mucho. Quiero vivirlo porque si no, me abrumo. Si un día me llego a aburrir, se cierra, o queda ahí el registro de los dibujos… No sé. Tampoco quiero que Bruta me defina la vida”, concluye.

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