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Opinión

21 de Enero de 2019

Entrevistamos a Rosa de Arica en 2001: “Mi votación fue la más alta mayoría, con menos de un segundo”

A los seis años, Rosa González le leía El Mercurio a la directora de su colegio. Más crecidita, le regaló a un cura su única muñeca. Ya mujer, con su título de Administradora de Empresas, se puso a ganar plata con un negocio de máquinas en Arica. De ahí para adelante la historia es más conocida: con las 72 décimas de segundo en propaganda de televisión que le concedieron, obtuvo primera mayoría y se instaló como Independiente en la Cámara de Diputados. Ahora que termina su período, quiere cuatro años más y para lograrlo se alió a la UDI, aunque afirma que ella inventó lo del “cambio” y que eran de su autoría los colores azul y amarillo que hoy ocupa el partido. Para esta entrevista, la seguimos desde un set de televisión en el Palacio Ariztía hasta un colegio particular subvencionado donde una admiradora vestida de jumper la agasajó con un pie de limón, una misa, un rosario gigante y una artesanía hecha con jabón, alfileres y cinta de regalo.

Andrea Lagos
Andrea Lagos
Por

¿Quién era Rosa González antes de ser “Rosa de Arica”?
Una Rosa en tierra de hombres. Trabajaba con maquinaria y herramientas para la minería, la industria plástica y la electrónica.

¿Qué le pasó a su cabeza que se quiso meter en política?
Yo me enamoré de Arica la primera vez que la visité. Algún día me voy a venir a vivir a esta ciudad, dije. Hasta que convencí a mi familia y a mis hijos, el 4 de agosto de 1987. A los cuatro días que llegamos hubo un gran terremoto. Así es que tuve que salir a la calle a ayudar a la gente. Organizamos junto a Tele Norte la campaña “Cambia tu helado por un kilo de clavos”. Mi hija Isidora – de año y medio en ese entonces- llamaba con esa frase a otros niños a colaborar con la causa.

¡O sea que usted es una experta en campañas!
Fue una campaña hermosa, porque reconstruimos un pueblo. Después de eso, como gremialista de la minería, me di cuenta que Arica estaba estancada. Traté de colaborar haciendo planes y proyectos. De ahí en adelante quedé como “la persona que ayudaba”.

Usted partió independiente-independiente…
La gente me pidió que me metiera en esto. Yo no pertenecía a ningún partido así es que si ellos querían, yo me presentaba como independiente. Y junto a 800 mujeres nos tomamos el morro de Arica reclamando.

Así es que se metió a la política…
Tú usas mucho esa palabra. Yo no estaba haciendo política, simplemente me estaba metiendo la mano al bolsillo para lograr que una ciudad saliera adelante, porque como empresaria, si a Arica le va bien, yo puedo generar empleo e, indudablemente, me va ir bien a mí y le va ir bien a la gente, que es mi especial preocupación.

Sólo en sueños los empresarios piensan así ¿no cree?
Yo creo que hay muchos empresarios que piensan como yo.

No sé si tanto…
No te olvides que el Estado no es un generador de recursos. Es sólo un recaudador de impuestos que generan los empresarios y con eso se pueden hacer las políticas públicas.

¿Perdió mucha plata haciendo “política”?
Me gasté muchísimo dinero viajando a Santiago para venir a hablar con los ministros. También se me fue otro tanto organizando los paros. Ningún partido me financiaba; todo lo que hice por Arica hasta el 97, salió absolutamente de mi bolsillo. Por ejemplo, para venir al parlamento por una Ley para Arica que era absolutamente necesaria, yo tomé sólo a 40 mujeres porque no podía financiar más buses. Llegamos al parlamento, les hice una canción, les compré camisetas y me las traje junto a mi hija Isidorita, que ahora tiene 17.

Si mira para atrás, ahora que expira su período parlamentario, ¿hizo lo suficiente?
Yo, honestamente, creía que podía hacer muchas más cosas todavía. De hecho, se han obtenido leyes para Arica como no las tiene ninguna otra ciudad de Chile. Pero el desarrollo completo todavía no llega, así es que por eso quiero otro período parlamentario. Voy por la reelección.

Bueno, por eso mismo, me gustaría aclarar el tema de la “independencia”, porque de buenas a primeras sorprendió su abrumadora mayoría “independiente” y ahora se presenta bajo el amparo de la UDI, ¿por qué?
Mi lema en la campaña fue clarísimo: “Usted y yo haremos el cambio”. Esa era mi frase, estuvo puesta en todas partes y todo el mundo lo sabe, porque yo considero absolutamente necesario “Un cambio” en la política para que podamos avanzar.

¿Ese cambio lo propuso usted antes que Lavín?
Por supuesto, te estoy hablando de mi campaña que empezó el 97. Mis colores eran el azul y el amarillo, finalmente sólo me quedé con el amarillo. Tú ves que la UDI usa los mismos colores. Por eso mismo, ahora cuento con un partido que piensa como yo, con mis mismos valores y por eso me afilio a él. Yo sola puedo hacer muchas cosas, pero no todo.

¿Necesita de una Alianza que bota candidatos?
A mí, ellos me han apoyado 100%. La UDI interpreta lo que yo quiero y lo que yo le prometí a la gente de Arica. Ellos, como yo, están por “El cambio” y por derrotar la pobreza. Quieren el desarrollo del país, la riqueza de Chile. Esos son mis temas y yo me identifico con ellos. Oye, tú le das mucho a la política y yo considero que no soy una política.

¿No le gusta la palabra?
¿Sabes qué pasa? Yo creo que Rosa de Arica no es política, sino una mujer que hace cosas concretas. Dice mi mamá que yo a los siete años tenía un solo juguete. Una noche, fuimos a la misa del gallo y el cura dijo que había que ayudar a la gente más desposeída y yo miré mi muñequita y se la entregué al cura. Ahí mi mamá supo que yo iba a estar muy complicada toda la vida con este tema de ayudar a la gente.

En eso, detiene su Subaru Legacy burdeos y retrocede para buscar la dirección: Nataniel 1955. Dice que una persona que vive ahí le mandó una carta, pidiéndole que pasara a visitarla porque en esa casa la amaban.
“¡Qué pena!”, se lamenta al rato, porque el número no existía.

LAS FANS

“Hay muchos colegios y universidades que me mandan a llamar para que les hable. Tengo becas para estudiantes, construyo vías de evacuación, ayudo a los clubes sociales, opero a la gente que está con muchos problemas y no tiene dinero. La gente acude mucho a mí”.

¿Se cree un ángel de la guarda?
Si la gente se acerca a ti, tienes que responderle. Tan claro como el agua. Yo no me creo ángel ni mucho menos, pero lo peor que uno puede hacer es defraudar a la gente- dice, mientras se mira con dolor su mano accidentada por un vidrio mal ubicado.

Vuelve a estacionar su vehículo. Baja el vidrio y pregunta por el colegio “Claudio Matte”. Allí la espera Daniela Marchant, una jovencita de cuarto año medio que sueña y muere por la diputada. Dice Daniela que ella nació superdotada, pero su papá no quiso inscribirla en un colegio especial, porque quería que fuera normal. “Pero yo no soy normal. Mis compañeras dicen que soy rara, porque mi ídolo es una diputada. ¿Qué importa? A ellas les gusta Ricky Martin y hablan de puros pololos. Leseras. A mí me carga juntarme con las chiquillas. Yo veo un adulto y corro a conversarle, porque ellos sí me aportan cosas buenas”, sentencia tajante Daniela que no se separa ni un segundo de Rosa. Tampoco para de repetirle que la diputada es un ángel de verdad.

“¿Cómo se siente? Le tengo una sorpresita, señora diputada, que no le puedo contar, por el momento. ¿Y su dedito? Cuando me contaron lo que le pasó, me dolió. Mire, le presento a mi mamá, a mi tía y a mi primo. ¿Sabe? No salieron las fotos que nos tomamos en el Congreso, pero ahora sí que nos tomamos una”, y parte su profesora de historia a buscar la cámara olvidada en la sala de clases.

Daniela, ¿por qué tanta obsesión con Rosa de Arica?
Porque ¡mírale la carita de ángel que tiene!

Mmh… ¿Cómo supiste de ella?
Me llamó la atención porque le habían dado muy poco tiempo en la franja. Yo me preguntaba ¿será porque es mujer?, ¿será porque es independiente? Y la primera vez que la vi en televisión, en vivo y en directo, para todo el país, me quedé boca abierta. Es una mujer impresionante, llena de carisma, de ideas. Además, empecé a escuchar su historia y se parece mucho a la mía. Yo cuando termine de estudiar medicina voy a ser diputada, como ella.

Te gusta la cueca…
Mi papá antes era gerente general de una empresa y quebró. Ahí descubrí el mundo. Se me reventó la burbuja. Mírale la carita que tiene… una carita de tierna… es muy amorosa. A ella le pasó algo similar y ahora es diputada.

El año pasado pediste un deseo, ¿cuál fue?
Yo tenía promedio 6,6, el más alto de mi curso, y de premio mi papá me concedió el deseo de viajar a Arica a conocer a la diputada. Ella fue mi premio. Nos conocimos el 22 de julio del año pasado. Nunca voy a olvidar ese día. ¿Nos tomas una foto?

Luego de una misa por el aniversario 21 del colegio, donde las alumnas cantaron que estaban “enamoradas de Jesús”, Daniela organizó una coreografía en honor a la diputada. Y mientras bailaban, corearon un “tenemos tanto, tanto, tanto, tanto, tanto para estar agradecidas”. Rosa de Arica no cabía en sí. Terminado el acto, Daniela invitó a la diputada a su sala. Las paredes estaban empapeladas con cartulinas de bienvenida a la honorable, el pizarrón decía otras tantas y las mesas se habían juntado para servir papas fritas, queso, Coca Cola y pie de limón.

LECCIONES DE PUBLICIDAD

“Yo siempre he tomado desayuno con la gente, porque acercándoteles es la única manera de conocer su realidad. En Arica, puse una mesa grande, así como la del Té Club, la cubrí con manteles amarillos, colgué globos y cerré una calle. Los pobladores me decían ‘a nosotros jamás nos escucha nadie’, ‘nadie sabe como nos sentimos’. Así es que, además, contraté una hora de radio. Sirvieron el desayuno y conversamos tranquilamente, porque también le pagué a una parvularia que le hacía dibujos a los niños, para que no molestaran a sus mamás.”

En televisión tenía menos de un minuto, tiempo que la hizo muy popular, ¿cómo se las arregló?
Yo tenía 72 décimas de un segundo y con eso tenía que salir en la mañana y en la tarde. Hablé con ANATEL y logré que me juntaran el tiempo en una sola tanda. Por supuesto, yo grité por lo mismo que venía gritando hace 10 años: ¡Aric! Me decían: pero Rosa, si no te alcanza. Muy bien, dije yo, que el país entero sepa lo que le hacen a las mujeres independientes. Chile entero se va a enterar.

Y sin embargo, la campaña fue efectivísima.
Pero nadie creía un pelo en mí.

¿Y usted la inventó?
Yo, sí. Llegaron unos publicistas que me dijeron grita ¡Rosa! o ¡Diez! ¿A quién le va a interesar una mujer que grite diez? A mí me interesa gritar por Arica. Y mi votación fue la más alta mayoría, con menos de un segundo. Dice la gente que eso me hizo ganar, pero ¡ojo! Yo tenía la elección ganada por mi trabajo en la comunidad. Cuando llegó la Rosa de Arica al parlamento, no era cualquier diputada ¿Cuántos diputados conoces tú que se identifiquen con su distrito? ¿De qué distrito es Nelson Ávila? ¿Miguel Hernández? Mi marca de fábrica suena fuerte y claro para el resto del país.

Con esa experiencia en campañas electorales, ¿qué podría decir del uniforme utilizado por el almirante Arancibia para publicitar su candidatura? ¿o de la foto que se tomó junto al cura Medina?
El señor Arancibia tiene todo el derecho de hacer lo que él estime conveniente. Yo no puedo criticarlo, porque mi estilo no es criticar a las personas. El señor Arancibia es el que debe determinar lo que está bien y lo que está mal. Yo no soy quién para juzgarlo. A mí me preocupa en este minuto mi campaña y mi gente. Este otro tema de la bajada electoral de Piñera, no es algo que me incumba.

Pero usted es de la Alianza, ¿no le importa su partido?
Me importa como integrante de la clase política, pero cada uno es libre de hacer lo que quiera más allá de los partidos.

La tan codiciada y esquiva foto junto a Lavín, ¿usted se la tomó?
Sí, me tomé fotos con Lavín, con Jaime Orpis, con mi hija, mi mamá, mis amigas y ahora con la Daniela Marchant… Me he tomado fotos con todo el mundo y cada foto me importa tanto como la otra.

Debería sentirse privilegiada, Lavín con algunos no miró “el pajarito”.
En ningún caso me siento una privilegiada. Y si algunos tuvieron problemas con la foto junto a Joaquín, pregúntele a ellos, porque lo que es yo, no tuve ningún problema.

SU NORTE

Los jóvenes se están suicidando en Calama, hay niñas de Alto Hospicio que desaparecen, ¿qué pasa por allá?
La situación está bastante mal. La cesantía arrecia en Arica, es un desastre. Más del 20% de la población está cesante. En Alto Hospicio –Iquique-, la situación es horrible. He solicitado un ministro en visita que no me han querido dar para averiguar las razones de la desaparición de las seis muchachas. Esa situación es gravísima. Yo la puse en conocimiento del general Ugarte y del Director de Investigaciones, pero el asunto sigue siendo un oscuro misterio. Cuando se hizo la comisión especial para investigar el caso Matute, yo pedí también lo mismo para la desaparición de las niñas en Alto Hospicio y el parlamento no lo aceptó. ¿Cuál es la diferencia entre Matute Jones y estas chiquillas sin apellido conocido?

Los santiaguinos están espantados con la creciente inmigración peruana, sin embargo en el norte del país, este fenómeno ocurre hace mucho rato, ¿cómo se aborda el tema en su ciudad?
Allá las cosas son diferentes. Nosotros hemos tenido toda la vida inmigración. La ciudad más cercana es Tacna, a 30 kilómetros de distancia, y recién a 230 kilómetros tenemos una ciudad vecina chilena. Los trabajadores peruanos realizan labores que los ariqueños casi no absorben. Son asesoras del hogar, trabajan el campo, son obreros. La integración es de otra forma. En Arica, como en ninguna otra ciudad de Chile, puedes comprar en pesos chilenos, en dólares, en pesos bolivianos o en intis peruanos.

Diputada, ¿los hombres escuchan a la mujer parlamentaria?
Tienden a no oírnos mucho, tenemos que gritar bastante, aunque no es suficiente, porque necesitamos votos y sólo somos 12 mujeres en el parlamento.

¿Se conforma?
Podría hacer mucho más, pero los diputados no tenemos todo el poder que la gente cree. Uno hace indicaciones para mejorar los proyectos de ley o pide ministros en visita, pero efectivamente no te toman en cuenta.

¿Se acomplejan?
¡Oye! Yo no soy ninguna acomplejada.

¿Tienes encendedor?
No.

6 de septiembre 2001 , Andrea Lagos

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