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Opinión

22 de Marzo de 2019

Columna: El Control Preventivo de Identidad en adolescentes como populismo punitivo y adultocentrismo

"En materia de Derechos Humanos, la nueva propuesta del gobierno daría un paso más allá en la barbarie. Ya que es contrario a la Convención sobre los Derechos del Niño, la discriminación y criminalización del niño, niña y adolescente. La misma Unicef ya previamente se pronunció en contra cuando en el gobierno anterior también se intentó incluir a adolescentes en el Control Preventivo de Identidad. Pero eso tampoco importa, ya que tal como nos quiere decir la vocera del gobierno, el miedo y las emociones al respecto de las personas importan más que los verdaderos efectos y la vulneración a los derechos de la niñez y adolescentes que pueda provocar dicha medida", dice Alejandro Basulto en esta columna.

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Va en línea con lo ocurre a nivel mundial. Los populismos de derecha crecen tanto (y gracias a) como también la sed por un Estado Policial y por penas que sean hasta idealmente escalofriantes. No importa que estas medidas no tengan efecto, vayan contra los Derechos Humanos (esos que “siempre están de lado del malo”) y que al final de cuentas terminen siendo contraproducentes generando más y peor delincuencia. No, a la ciudadanía se le ofreció orden y castigo, y ahora eso es lo que hay que darle.

Porque así funciona el populismo punitivo. No basta con que comuniquemos la baja tasa de de efectividad del Control Preventivo de Identidad, tomando en cuenta que de los 6% de casos de personas detenidas (entre millones), muchas son por delitos no comunes ni violentos y que por lo tanto en vez de tener a carabineros preocupados de la delincuencia que más atemoriza y violenta a la ciudadanía, los tienen jugando a la pesca milagrosa entre tanta persona en la ciudad, a la espera de que salga una con orden de detención y con la gran probabilidad también de que aparezcan varios que deban una pensión alimenticia (tema no menor, pero que dudo que requiera la logística y el gasto de tiempo y dinero que se utilizó en encontrarlo).

No parece ser una preocupación que mientras más crece el Estado Policial, nuestras libertades, que están dentro de los Derechos Humanos, se vean cada vez más limitadas y afectadas. Ahora gracias al Control Preventivo de Identidad debemos probar que no somos delincuentes entregando el carnet, es decir, estamos bajo constante sospecha (y en especial si eres de cierto grupo social) yendo así esto en contra de nuestra presunción de inocencia. Pero qué importa, “quien nada hace nada teme”, y así vamos justificando atropellos a la libertad y dando más espacios a situaciones abusivas. Sin olvidar que, muchos que mucho hacen, nada temen (delincuentes ABC1, ya que a ellos no se les controla) y muchos que nada hacen, mucho temen (como por ejemplo el adolescente mapuche que fue disparado por la espalda por un carabinero).

En materia de Derechos Humanos, la nueva propuesta del gobierno daría un paso más allá en la barbarie. Ya que es contrario a la Convención sobre los Derechos del Niño, la discriminación y criminalización del niño, niña y adolescente. La misma Unicef ya previamente se pronunció en contra cuando en el gobierno anterior también se intentó incluir a adolescentes en el Control Preventivo de Identidad. Pero eso tampoco importa, ya que tal como nos quiere decir la vocera del gobierno, el miedo y las emociones al respecto de las personas importan más que los verdaderos efectos y la vulneración a los derechos de la niñez y adolescentes que pueda provocar dicha medida.

Y por último en cuanto a los derechos (inherentes a toda persona, por cierto), es que al parecer no es de importancia y no sirve que muchas y miles de veces se repita, el hecho de que protección los Derechos Humanos van (y deben ir de la mano) con la superación del flagelo social que es la delincuencia. Ya que siempre saldrá el populista penal a poner a los DDHH dicotómicamente en contra de la seguridad de las personas, y frente a ese discurso fácil y claro, al parecer muchos caen. Y no pues, basta conocer a un adolescente infractor de ley para darse cuenta del historial de desamparo y vulneraciones de psicosociales y de derechos que ha padecido, para darse cuenta que justamente que de la falta de garantización y protección de los Derechos Humanos es que aumenta la delincuencia.

Asimismo si hablamos de los verdaderos efectos del Control Preventivo de Identidad (que incluiría a adolescentes), enseguida nos tenemos que referir a lo contraproducente que sería. Ya que ya se habló sobre lo poco lógico y lo perjudicial que es tener a Carabineros intentando con capturas azarosas mientras a pocas cuadras un delito violento se comete sin un oficial  vigilando, estando cerca o idealmente previamente investigando (que es lo que tanto le falta a dicha institución). Pero metamos también la criminología: la Teoría del Etiquetamiento dice que mientras más a un niño/a lo tratas como un “delincuente” (por mucho que él se esfuerce en demostrar lo contrario), esto termina teniendo un efecto criminógeno en él. Ella nos habla de lo dañino que es estigmatizar a los niños, niñas y adolescentes y de los resultados pro delincuencia que ello provoca.

Y es que hay tener muy claro lo siguiente: Carabineros va a controlar en base a prejuicios personales y sociales. No van a controlar al niño/a rubiecito/a y con ropa de marca del colegio high, sino que controlarán al niño/a moreno/a con apariencia de reggaetonero del colegio municipal de la zona. Es a ese niño/a, que estadísticamente tienen más probabilidad de llevar ya a la cuesta una vulneración de derechos y psicosocial, a quien ahora además le dirán “te vi y sospecho que eres un ‘delincuente’ (porque así dicen, aunque esté mal dicho en caso de un NNA) que debo detener y esposar”. Y todo esto podrá ocurrir sin importar si ese adolescente se encuentra con su mamá, papá o si se encuentra en un parque y termina siendo tratado bajo sospecha policial frente a todos.

Como dato final en cuanto al populismo penal de la propuesta, hay tener claro que nos están vendiendo una medida a algo que ya tiene una. Porque hoy en día ya se puede controlar a adolescentes mayores de 14 años. El Control de Identidad (no el preventivo), ya permite controlar a niños y niñas mayores de 14 años. Actualmente si un carabinero quiere controlar a un adolescente, solo debe cumplir con que haya una sospecha fundamentada en contra de él o ella, es decir, que existan indicios de que haya cometido un delito, de que esté cometiendo uno o de que vaya a cometer uno. Eso para quienes buscarían controlar -vía pedir el carnet- a la ‘delincuencia juvenil’ debería lógicamente bastar. Pero no, porque el populista punitivo (y reitero, tal como dijo la vocera de gobierno) busca más dar soluciones emocionales y que le den beneficios electorales, que preocuparse por medidas que solucionen realmente el flagelo social que es la delincuencia. No importa que ya se pueda controlar a adolescentes bajo sospecha, ahora lo que quieren es que un carabinero pueda detener a un niño/a por capricho personal o por la mera apariencia del sujeto, para así mostrar trabajo y una postura política al respecto.

Y finalmente, tenemos al siempre presente tema del adultocentrismo. Por una parte un grupo de adultos (políticos) que necesita validarse ante la opinión pública y por otra parte otro grupo de adultos (ciudadanía) -legítimamente- cansados de la delincuencia, teniendo ambos en común el no pensar en las consecuencias de una medida de esta índole en los niños, niñas y adolescentes.

Es que así se ha hecho históricamente. La niñez y adolescencia en Chile lamentablemente es carne de cañón. Se puede utilizar para ganar votos y después se olvida o hasta se es capaz de utilizar medidas vulneratorias en contra de ella. No importa que la niñez y adolescencia requiera de más y mejores programas de prevención, apoyo y reinserción social, sino que si entre ella hay un grupo, un factor que provoca un síntoma de molestia en la sociedad de los adultos, no importa que tan dañina sea la medida contra los niños/as, ya que esta será aprobada con tal de apaciguar tal como lo hace una aspirina (debido a que solo a eso apela) esa molestia al mundo adulto.

Por: Alejandro Basulto

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