Entrevistas
19 de Abril de 2019El Mago Jiménez y su aterrizaje en Chile: Del lujo de Dubai a La Cisterna
Luis Jiménez volvió a Chile después de jugar 16 años fuera, la mitad de su vida. Se fue a los a los 17 y estuvo en Italia, Inglaterra, Emiratos Árabes y Qatar. Hoy, y para The Clinic, El Mago repasa no sólo las razones de su retorno, sino que también lo que se trajo de ese enorme viaje y con qué se encontró acá. Desde el lujo de Medio Oriente hasta La Cisterna de Palestino, el futbolista -esposo de la modelo María José López y padre de cinco hijos-, reconoce que volvió por los afectos: “En medio de un cumpleaños, las trillizas nos preguntaron a mí con la Jose ¿por qué a nosotros nadie nos quiere?”, cuenta.
Por Paolo VillagránCompartir
“Yo siempre tuve la idea de jugar en Chile, ahora estoy viviéndolo y lo encuentro espectacular. Han sido meses bonitos. Palestino es la institución a la que yo quería volver cuando se pudiera… Sabía que siempre iba a tener las puertas abiertas acá y se dio todo bien. Estoy contento, pero no quiere decir que me vaya a quedar para siempre”, señala Luis Jiménez (34), el Mago, como le dicen desde que despuntó en el cuadro tricolor a comienzos de la década de los 2000 y fue vendido con apenas 17 años a La Ternana, cuadro de la segunda división de Italia.
Desde entonces nunca volvió al fútbol criollo, aunque sí hizo parte de algunas selecciones y se inscribió en la historia habilitando a Marcelo Salas en el gol con el que el Matador se matriculó como el máximo goleador de la Roja el año 2005, hasta ser superado tiempo después por Alexis Sánchez. Pero eso es lo de menos, dice. Las decisiones que tomó tuvieron un costo más alto que hoy quiere arreglar.
Hoy, aparece tranquilo por el túnel del estadio La Cisterna luciendo pantalón pitillo y alpargatas, después del entrenamiento. “El estadio está igual a cuando me fui, no sé si es positivo o negativo, pero es así. Este año arreglaron los camarines, se ve que están metiéndose la mano al bolsillo y quedó bien. No estaban acorde a un club profesional y espero que así avance”, comenta sobre el lugar donde hace casi 17 años soñaba con estar aunque fuera de pasapelota.
Después de 17 años, Jiménez es la estrella de Palestino, equipo en el cual brilla con el número 10, luce la jineta de capitán, y que en Copa Libertadores pelea con gigantes continentales como Internacional de Brasil y River Plate de Argentina, el actual campeón, a quien reciben en el próximo partido en Santiago. Todo parece un sueño, aunque ha tenido costos y él bien lo sabe.
“No se puede comprar tiempo”
Uno de los últimos cumpleaños de las trillizas de Jiménez con la modelo María José López fue especial. Antes de festejarlo en Chile donde Rebeca, Isidora y Rafaella han disfrutado de cumpleaños temáticos para cada una, la familia pasó la fecha en Singapur, de vacaciones.
“Las niñas fueron un peso importante en la balanza para volver a Chile. Ellas querían estar acá, querían ver a sus abuelos, a sus tíos, a sus primos, querían estar con la familia”, cuenta Jiménez, antes de revelar una anécdota de ese momento que lo marcó.
En medio de globos y peluches, en la pieza del hotel en Singapur, sus hijas se sinceraron al momento de cumplir cuatro años. “Fue muy heavy que y me dio mucha pena; la pieza del hotel estaba llena de peluches, globos, nosotros con la Jose con la torta y en un momento nos preguntan ¿por qué a nosotros nadie nos quiere? Y nosotros no entendíamos”, continúa.
¿Qué pasó?
-Y ahí nos dicen “para nuestro cumpleaños nunca hay nadie. No están nuestros abuelos, nuestros tíos… no nos quieren”. Nos miramos con la Jose y dijimos ya, última vez. De ahora en adelante nos vamos para el cumpleaños a Chile. Ellas sentían que no las querían porque en su cumpleaños no había nadie. Quizás disfrutaban pero hay cosas que son más importantes.
¿Esa es la parte no tan linda del fútbol?
-Sí. Al final uno no puede comprar tiempo. Yo pasé casi 18 años lejos de mi familia, de mis viejos, cumpleaños, enfermedades, muertes y nacimientos, y son cosas que algunas personas valoran mucho. A mí me hubiese gustado estar en todos esos momentos con mi familia. Y por más que yo económicamente pudiera comprar algo, eso no lo voy a poder comprar nunca. Son cosas que en algunos casos te marcan.
Jiménez es oriundo de Santiago Centro. “Yo viví siempre por ahí por Ñuble, Avenida Matta, Carmen, Santa Rosa, ese era mi barrio”, recuerda de su adolescencia y niñez antes de partir directo a Italia, a la serie B, como joven promesa.
“Al principio me fui solo. Los primeros dos años me fueron a ver harto. Un primo, mi vieja, mi hermano y así. Iban por el tiempo de la visa, que eran como 30 días. Ya el segundo año estuve más solo y de ahí para adelante igual, aunque siempre me iban a ver o yo venía”, recuerda. Un par de años le bastaron para pasar a la Serie A, donde Fiorentina adquirió su pase.
Sudaca
“No es fácil, al principio, o mejor dicho en esos años, eran más racistas. Ahora es un mundo más abierto y hay más espacio a la diversidad. Pero en ese momento éramos los sudacas”, recuerda Jiménez sobre sus primeros años en Europa.
¿Te sentiste discriminado allá?
-Te veían en las tiendas y te miraban por cómo andabas vestido y si estabas pasable te dejaban, si no, te seguían para todos lados y es complicado. A mí no me pasó directamente, pero sí lo veía con los más morenitos.
¿Qué opinas de cómo Chile ha recibido a los extranjeros?
–Encuentro que es espectacular abrir las puertas del país a gente de afuera que tiene ganas de trabajar o de surgir, pero siempre con control. Hay muchas situaciones que a mí no me gustan, pero también depende de cómo lo muestran los medios. Yo leo y hay secuestros de niños que lamentablemente empezaron con la llegada de los extranjeros. El tráfico de drogas aumentó con la llegada de los extranjeros. Generalizar nunca es bueno. Llega gente muy buena también. Acá está Paul, que es una persona haitiana que trabaja en el club, y es espectacular. Ojalá llegaran miles de Paul más.
A su retorno, el futbolista se encontró con un país distinto al que dejó, aunque no le sorprenden tanto las demandas actuales. “Encuentro que está muy bien que la gente se exprese y pueda decir lo que piensa. Hace poco, en el Festival de Viña, Jorge Alis, el argentino culiao (risas) se mandó un análisis espectacular y es mucho lo que pasa con el chileno. Que no dice lo que piensa… el argentino es mucho más frontal, por ejemplo. Eso sí cuando ya hay faltas de respeto o agresiones eso no me gusta. Uno se puede manifestar, pero siempre con respeto”, agrega.
“Son cosas que antes acá no estaban, pero afuera están pegando hace mucho. Quizás son nuevas para el medio chileno, pero estando afuera son cosas súper normales… No porque tú seas hombre puedes ganar más que una mujer sólo por ser hombre. Pero también hay mujeres que se aprovechan de esa situación. Manifestar y exigir igualdad está bien pero ya cuando te pasai de esa línea, que es una línea super fina, encuentro que es sacar provecho de algo que no corresponde… Y se pierde todo el sentido de las exigencias que ellas están pidiendo”, agrega.
¿Cuál es tu relación con la política?
-Yo creo que el que esté en el poder va a sacar provecho siempre. Lo que yo espero es que piensen en la gente, nada más. No soy apolítico, me interesa la política, pero no tengo un partido definido, llegué hace poco a Chile, pero sí pienso que hay mucho aprovechamiento. Hay reglas que valen para algunos y no para otros. Eso no me gusta. Sea de derecha, izquierda, negro o rojo, hacen leyes para beneficio propio. Y al final quienes pagan son las personas.
Medio Oriente: lujo y seguridad
Aunque fue una decisión que tuvo consecuencias para su carrera futbolística, Jiménez se declara feliz y dice no arrepentirse de haber fichado por Al-Ahli de Emiratos Árabes en 2011. El club compró su pase cuando era parte de Cesena, en Italia, y le ofreció un suculento sueldo, además de un contrato por cuatro años.
“Sabía que yéndome para allá iba a hacer súper difícil tener un espacio en la Selección, pero son decisiones que uno tiene que tomar. Es lo que te decía antes. Hay pros y contras en esto, y yo tomé esa decisión sabiendo las consecuencias”, dice hoy, cuando su nombre ha sonado para darle experiencia a la nueva camada que propone el técnico Reinaldo Rueda.
¿Es tanto el lujo en Medio Oriente como se pinta?
-Es la cagá. Yo estuve en Dubai y estaba muy cerca de Abu Dabi que es la capital. Dubai es el lujo máximo. Viven del turismo y hacen absolutamente de todo para conquistar a la gente. Es increíble todo. Lo que más me sorprendió fue el oro. Se puede comer oro, imagínate. Puedes sacar lingotes de oro en el mall. Son cosas que ves acá. Son como las máquinas de bebidas pero para sacar oro. Es heavy.
¿Cómo es adaptarse a esa realidad?
-Allá estaba en una ciudad con mar. No me quiero quejar pero quiero que se entienda; para un futbolista es como estar de vacaciones, pero al final no lo estás, tienes que jugar y estar concentrado. Por eso hay muchos jugadores que no duran ni seis meses, porque los cambian. Van allá y sales al patio y tienes la playa. Claro, piensas que estás de vacaciones y te relajas y no terminas rindiendo. Por eso hay mucho cambio de extranjeros en esa liga. El lujo te genera un descanso mental. Que tus mismos compañeros vayan de chalas todos los días a entrenar, con traje de baño porque hay 50 grados, es un tema no menor.
¿Qué extrañas de allá?
-Tenía restaurantes regalones allá. Un italiano y un brasileño. Eran nuestros preferidos. Después, en los primeros años en Dubai hicimos una gran amistad con Carlos Villanueva y su familia. Se extraña al Cabezón. No sé porqué le dicen cabecita si tiene así un melón, gigante (risas). Nos hemos ido de vacaciones todos en familia, fueron cinco años preciosos. Eso es lo que yo más valoro del fútbol.
¿Te sientes seguro en Chile? Imagino que ese fue un tema al dejar Qatar.
–Era el gran tema por el que mi señora se cuestionó mucho regresar al país. Pasamos de Medio Oriente, donde el tema de seguridad es demasiado importante y hay muy pocos robos. Si te pillan robando te sacan del país o te vas preso mucho tiempo ya sea una cadena de oro o 100 pesos. Robar es robar, más allá del valor debes pagar por eso. Allá podías dejar tu billetera o tu auto andando y sabías que no te lo iban a tocar. María José tenía mucho miedo. Yo igual, pero por los niños más que nada. Nosotros somos adultos, sabemos dónde nos metemos o quizás sabemos cómo manejar mejor la situación, pero por los niños es complicado. Pasaron de estar en un supermercado e ir solos a cualquier lado a no poder alejarse un metro. Y eso no es simple.
¿Te cuidas mucho acá?
-Acá vivo en un condominio y la entrada es súper simple y no tengo problemas, pero igual uno nunca está tranquilo. Si te quieren robar te pueden seguir. Últimamente te pueden parar en la carretera, como le pasó al alcalde de Estación Central, Rodrigo Delgado, que bajaron a sus hijos y esposa y les da lo mismo. Los tipos saben que delinquen y a los dos días están afuera.
La travesía del Mago en Medio Oriente lo tuvo hasta el año pasado por esos lados. Acumuló goles, reconocimientos, ganó torneos y se dio lujos que seguramente ni él su familia olvidarán; celebró un cumpleaños en yates, conoció a jeques multimillonarios en los festejos de los títulos y le entregó un capital cultural importante a sus pequeñas, quienes tienen nacionalidad italiana, y a las que reconoce como nómades.
“Siempre hemos sido muy nómades, nos hemos cambiado mucho de casa, de ciudad, de país. Las trillizas nacieron en Italia, nos fuimos a Dubai, luego de Dubai a Qatar y ahora estamos en Chile. Todo eso en ocho años. Lo llevan súper bien. Les encanta cambiarse de casa y están felices acá. Están con los afectos. Hablan súper bien inglés y hace unos días haciendo una tarea me contaban que eso les encanta”, cuenta.
Futuro
Pasarla bien y disfrutar. Eso es que busca hoy Luis Jiménez. Sabe que el fútbol se va a acabar, pero dice que quiere seguir ligado a la actividad. No se aventura en un futuro cargo o estudiar algo relacionado a la gestión deportiva. Experiencia no le falta; compartió con entrenadores de la talla de José Mourinho y otros cracks como Zlatan Ibrahimovic.
“Estoy bien, estoy contento y disfrutando. Cuando uno está así hace su pega mejor y además que mi pega es un regalo. Muchos pagan por ir a jugar el fin de semana y a mí me pagan por jugar entonces soy afortunado. Intento ser positivo, intento divertirme porque son los últimos años así que quiero sacarle el jugo”, dice.
¿En qué te vamos a ver cuando te retires?
-Me gusta mucho la ropa. Me gustaría seguir en el fútbol, pero sí me gustaría tener un restaurante o un café. Y algo de ropa. Soy fanático de la marca Dsquared, que es esta marca (muestra su chaleco). Tengo mucha ropa de esa marca, acá es más difícil porque no llega y cuando intenté traerla de Italia a Chile no se logró. Yo estaba lejos y era complicado armar un negocio cuando tú no estás presente y esa es una de las marcas que me gusta.
Las redes sociales también son un tema para el futbolista. Su señora es una de las personalidades chilenas más seguidas en Instagram con casi un millón y medio de seguidores. Las polémicas no han faltado. Un supuesto cruce entre Coté López y Daniela Aránguiz en esa red social, donde el futbolista Jorge Valdivia de Colo Colo salió al baile e incluso comentó algunas cosas, generó cientos de comentarios en la cuenta de su señora.
“Me hice un Instagram medio obligado por mi señora, porque no me podía quedar fuera de la tecnología y no me disgusta, pero sí hay mucha gente que lo usa para descargarse. He llegado a ver gente que se hace cuentas falsas para tirar mierda y me da pena por ellos porque al final gastar tiempo en eso es penoso. Pero también es una herramienta válida, mucha gente trabaja por Instagram o por redes sociales”, dice el jugador de Palestino.
¿Cómo manejas las críticas por ahí?
-Es difícil manejar ese tema igual. Chile es un país que no está preparado para las críticas. Yo, por mi profesión, estoy abierto a eso. No tengo problema cuando me dicen hueón jugaste mal o corriste poco. Lo tomo también de quien venga, pero cuando es con insultos y agresión no tiene sentido. Ahí uno tiene que ser inteligente. Ahora puedes bloquear en dos segundos así que es lo más simple. Igual me da mucha pena que se gaste tiempo en eso. Es una sociedad súper chaquetera. Si a alguien le va bien lo tiran para abajo. Nos falta empatía y de disfrutar del éxito del otro.