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24 de Abril de 2019

Columna del Tío Mamo: Crisis de fe y confianza

Por el Tío Mamo No es fácil tener fe en estos tiempos queridos sobrinos. Para quienes somos creyentes (yo en lo personal me declaro Caótico Apoteósico y Romántico) esta pasada Semana Santa ha sido particularmente compleja; por una parte vimos —impactados— cómo la parisina catedral de Notre Dame ardía en llamas, mientras que en este […]

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Por el Tío Mamo

No es fácil tener fe en estos tiempos queridos sobrinos. Para quienes somos creyentes (yo en lo personal me declaro Caótico Apoteósico y Romántico) esta pasada Semana Santa ha sido particularmente compleja; por una parte vimos —impactados— cómo la parisina catedral de Notre Dame ardía en llamas, mientras que en este lado del mundo fuimos testigos de la ardiente pasión del obispo Durán, el vetusto pastor a cargo de la Catedral Evangélica, quien contrariando su discurso valórico, ha decidido divorciarse para volver a casarse con su actual pareja (todo aquello muy consecuente con su doctrina conservadora). Lo curioso del caso es que he sido informado de diversas personalidades del quehacer nacional que le han manifestado su respaldo, desde la ministra Marcela Cubillos —quien recordemos fue una férrea opositora a la ley de divorcio mientras fue diputada, luego divorciada y vuelta a casar con el animal político Andrés Allamand—, hasta Carlitos Caszely, autor de la célebre frase “No tengo por qué estar de acuerdo con lo que pienso”.

Sobre el caso del obispo Durán lo único que saco en limpio de esta rocambolesca situación es que se reafirma la figura de mi general, pues es sabido que estar durante tantos años en el control absoluto y desregulado del rebaño —sea este una comunidad religiosa o un país entero— no es fácil, y sin el temple necesario puede convertirse en el camino a la locura y la desolación. Sólo cabe esperar que en el caso de que su congregación decida removerlo de su cargo, se dignen a pagarle por todos sus años de servicio, no sea que el pobre hombre tenga que echar mano a los ciento treinta millones de pesos que tiene en la cuenta corriente para emergencias.

Respecto de la tragedia de Notre Dame, lo único positivo que rescato es que nuestro primer mandatario no ha responsabilizado (aún) al pueblo mapuche, y se ha limitado a ir en rescate del modesto gobierno francés, ofreciendo cobre y madera para la reconstrucción, gesto que me hizo recordar una frase que Augusto solía decir cuando invitaba a tomar once a los diplomáticos: “Que no se note pobreza”.

En la —siempre llena de heces de minino— arena política el panorama no es menos desolador. Esa colectividad (¿“de derecha”? ¿“de izquierda”?) que se adjudica el mote de «cristiana» pareciera ser que sólo lee el evangelio de Judas Iscariote, vendiéndose por monedas de plata (transfiguradas en alguna adjudicación trucha de fondos del Estado) a los saduceos de La Moneda, lo cual les ha granjeado la enemistad de los zelotes comunistas y del Frente Amplio.

Pero en el poder judicial, ahí sí que está la tendalá. Los fiscales —y no me refiero a ese grupo punk colérico que puso la foto de figuras de ultraderecha con un balazo en la cabeza en ese festival de niñitos pijes— de la región de O’Higgins tienen una zalagarda que nadie entiende. Y es que luego de la renuncia de Carlos Gajardo todos creímos que el señor Arias se erigía como el nuevo paladín de la justicia, pero la denuncia de su colega Moya hace creer al proletariado que son todos iguales, por lo que no me queda más que felicitar el brillante trabajo de los tentáculos de Imaginacción. ¿O de la masonería? (Ya me puse Dan Brown).

¿Cómo salir de esta crisis de fe y confianza? Me pregunté sentándome en el sillón, luego de sintonizar “Jesús de Nazareth” en mi televisor Bolocco. Y la respuesta me llegó poco a poco a través de la actuación de Robert Powell. Sentí (así como al obispo Durán Dios le dijo que no renunciara porque él lo había puesto en el cargo) que debía entregar sus enseñanzas a ciertas personas del mundo del show-business criollo. Heme aquí Señor:

“La verdad los hará libres (o a lo mucho les darán clases de ética)” cita para Choclo Délano y Carlos Eugenio Lavín.

“No puedes servir a dos amos… Dios y Dinero” para el obispo Durán.

“…El que cree en mí, aunque muera, vivirá” para mi bienamada Doña Lucía.

“Dejad todas tus posesiones terrenales y tendrás vida eterna” para todos los propietarios de Cantagallo hacia arriba.

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